Detrás de la mirada de Adriana Malvido

Los náufragos de San Blas, se publicó en 2006. La periodista aparece aquí en San Blas con los tiburoneros José Luis Villaseñor “El Chiquilín” (a su lado derecho) y con Luis Montes “El Chacurra”. (Foto: Patricia Varela).

Otras voces

Detrás de la mirada de Adriana Malvido

Mónica Lavín

Adriana Malvido ha dedicado su quehacer profesional a integrar el aprendizaje, los métodos y añadir un tono y una forma a sus propias maneras de comunicar. Diría yo que cuando se le lee hay una serena reflexión sólida en argumentos y cifras en su columna de opinión; que sus reportajes y sus libros periodísticos o novelas de no ficción acusan el tejido de múltiples testimonios y una observación fina del detalle en el andamiaje de investigaciones de contexto y antecedentes, además de la construcción de una trama de suspenso afortunada. Adriana ha estado allí azuzando el asombro, escuchando a los otros, rastreando historias, espacios y documentos para el reportaje en el periódico, para los libros que ha escrito en fascinación con personajes apasionados y fuera de serie como Orozco, Nahui Olin, o la mítica Reina Roja de los mayas en Palenque.

Adriana Malvido desde sus inicios en el Uno más Uno, desde la fundación de la Jornada, desde Proceso, o Milenio, desde su columna en El Universal alimenta una conversación necesaria sobre el quehacer artístico, los foros y espacios culturales, sobre personajes y hacedores del tapiz cultural que nos da identidad y cobijo. Con sus formas cálidas y sencillas, arropadas por un ambiente familiar de tertulia y bohemia, de música, danza y libros, afinó la dirección de su olfato periodístico, donde sigue después de cuarenta años para avivar una conversación necesaria sobre temas que subrayan y dan cabida a múltiples manifestaciones, miradas, procesos, resultados. Sus textos son un espejo eficaz para mirar nuestros sueños, el sino de los tiempos, las formas de vida de las épocas y los sucesos que nos dignifican.

Que reciba una mujer de mi generación, con quien pude haber jugado basquetbol (pasión que compartimos) en algún momento de nuestras vidas universitarias, activa, aguda, curiosa y eficaz, persistente y arrojada, dulce y amistosa, trabajadora y risueña, el Premio Fernando Benítez de Periodismo Cultural es motivo de gran regocijo.

8 de diciembre de 2019.

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