Coronacultura: ¿Emprendedores culturales reloaded?

La historia comenzó en el gobierno de Vicente Fox Quezada y concluyó en la administración de Enrique Peña Nieto. Fueron 18 años de impulso a un México emprendedor que el gobierno de AMLO sepultó en unos meses, sin ofrecer nada a cambio, por ser una herencia de la “etapa neoliberal”. (Imagen: Inadem)

Más allá del lugar común de que el emprendurismo es de todas las épocas, fue en el gobierno de Vicente Fox cuando inició un proceso que culmina con el arribo de la llamada Cuarta Transformación (4T). El impulso al ser emprendedor, tiene al menos cuatro fundamentos: un escenario económico propicio para la innovación, un apetitoso mercado de franquicias, la necesidad de generar nuevas alternativas de trabajo a bajo costo y una numerosa población joven sin alcance de colocación como asalariados.

Un rasgo distintivo fue crear la Subsecretaría de la Pequeña y Mediana Empresa, en la Secretaría de Economía, así como un marco legal. Se instauró un fondo generoso en recursos y se lanzó un evento anual para congregar la fiebre emprendedora. Gobernadores y alcaldes hicieron lo propio, instituciones de educación superior, señaladamente el Tec de Monterrey, promovieron estudios, programas. Inmersos en un fenómeno mundial, ministerios, bancos multinacionales, organismos internacionales, organizaciones civiles, cadenas de televisión, edificaron un movimiento que tuvo en el desarrollo tecnológico un potente propulsor. La cereza en el pastel mexicano fue el Instituto Nacional del Emprendedor (INADEM), promesa de campaña convertida en realidad por Enrique Peña Nieto.

Al gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), le tomó unos meses dar por concluido un historial de tres sexenios y en réplica, a los gobiernos estatales afines. También es cierto que desde la crisis financiera de 2009, el frenesí emprendedor fue presa de síntomas de agotamiento. El mercado comenzó a pasar la factura de la depredación, de la falta de nuevas regulaciones para armonizar el tsunami de giros comerciales. La ineficiencia, la corrupción y el drástico recorte de presupuesto al INADEM, le pusieron en la picota. Para el nuevo régimen ser emprendedor se convirtió en sinónimo de herencia neoliberal. Bye, bye… hasta que apareció el coronavirus.

 

Está por cumplirse una década de la publicación de la obra colectiva Economía cultural para emprendedores. Perspectivas (UAMX/UANL, 2010), que fue el primer libro del Grecu.

 

Sin la misma vara

Los fondos públicos y un tanto de los privados, corrieron a raudales por muchos nichos de la economía, con las notables excepciones. Una de ellas fue el sector cultural. En todos esos años, fuimos testigos de innumerables esfuerzos a favor de ser reconocidos los emprendedores culturales, como sumamos iniciativas para dar bases a su desarrollo. Muy buenas propuestas terminaron en los distintos botes de basura del ámbito gubernamental y empresarial de punta. En muchos sentidos, el Grupo de Reflexión sobre Economía y Cultura (Grecu) tiene entre sus razones fundadoras, empoderar al emprendedor cultural a partir de la conciencia sectorial.

Desde su creación en 2009 en la UAM Xochimilco, hasta 2017, el Grecu impulsó una gran variedad de modelos formativos y de promoción para atender una demanda que se dejó sentir. Justamente en el mes de julio, se cumplirán 10 años de la aparición de un libro seminal: Economía cultural para emprendedores. Perspectivas, una obra colectiva que coordiné, editada por la UAM Xochimilco y la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL). Los nombres de los colaboradores dicen mucho, por ello los cito conforme el índice: Alejandro Ordorica, Alejandro González, Eduardo Nivón, Alfonso Castellanos, Eduardo Caccia, David Dávila, Angélica Abelleyra, Víctor Ugalde, Héctor Garay, René Avilés Fabila, Federico González Compeán, Leobardo Sarabia, Carlos Fabián Sarabia, Elena Catalán, Carlos García de Alba, Adalberto Saviñón, Winston Licona y Rodrigo Vélez (por Colombia) y José Luis García Delgado (España).

 

El Grecu, en colaboración con el entonces Instituto de Cultura de Morelos, organizó una diversidad de actividades para formar emprendedores culturales y promover sus empresas. La UAM Xochimilco fue sede de seis generaciones del Diplomado en Dirección de Empresas Culturales.

 

Y cuando despertamos, los emprendedores culturales habían casi desaparecido. No solo el Grecu, numerosas instancias públicas, privadas y sociales, vieron diluir la noción de emprendurismo cultural. Tal situación tiene costados favorables para comprederla. Por un lado, al crecer el conocimiento del sector cultural, al ampliarse sus fuentes de estudio, al propagarse su sentido de pertenencia a la economía nacional, se consolidó la noción de las empresas culturales, aunque los logros disten de ser del calado que se merece. Esto trajo como consecuencia la incorporación de la materia en planes curriculares, aunque de manera dispar, dando paso a la idea de formar empresarios para el sector.

Por otro lado, ha resultado crucial la profesionalización de la gestión cultural. A quienes cursan licenciatura e incluso posgrado en este campo, se les integra de facto el ser emprendedor, en virtud de que la gran mayoría de egresados buscan tener su propio negocio. Es claro que en esta transición de una fiebre emprendedora en el sector cultural sin suficientes bases educativas, ni programas de apoyo, a un momento en el que al tener asidero académico los estímulos siguen siendo prácticamente inexistentes, hay una 4T de diferencia. Salir de Guatemala a Guatepeor, dice el clásico popular… hasta que apareció el coronavirus.

 

De otros lares… pero se vale. A la mexicana, empresarios de amplio reconocimiento, vienen transmitiendo la serie dedicada a fomentar el emprendurismo, la innovación y las inversiones. Veremos de qué manera este espacio, responde al escenario que dejará el parón de la economía por el coronavirus. (Foto: Escena de Shark Tank México/Sony Latinoamérica)

 

Coronacultura emprendedora

Muy a pesar de la economía moral y del antineoliberalismo del actual régimen, de su desprecio a la innovación y al mercado cultural, la pandemia incuba el retorno del ser emprendedor. Emprendedores culturales reloaded. Aunque circunstancias históricas diferentes, la esencia está en un tipo de virus que, sin erradicar, la 4T alimenta más que sus antepasados: la falta de oportunidades de empleo.

En dupla con el Covid-19, la economía nacional se apresta a recibir, porque van a llegar, un cúmulo tanto de nuevos paradigmas de empresa cultural, como de innovación hacia el interior de las existentes. No serán fruto de la jauja amloista, serán hijas de la capacidad de sobrevivir, de encontrar la oportunidad donde todo parace estar perdido; saldrán del cautiverio, de la cuarentena, dispuestas a ocupar los espacios que dejen las condenadas a desaparecer. Es ahí, en este resurgimiento, donde debemos colocar las cartas que nos quedan.

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