Vicente Flores, alias ‘Vic casi Ángel’, se define como hijo de la calle, como amante de la calle, donde hace casi 50 años aprendió y empezó a usar varios instrumentos musicales.

“Hoy le tocó salir al saxofón, porque no es muy grande y es fácil de llevarlo a todas partes”, aclara con una amplia sonrisa mientras lo muestra con orgullo.

El señor Vic, de 63 años, viaja todos los días desde Naucalpan a diferentes lugares del Estado de México y la CDMX, así como otras ciudades cercanas, para tocar en plazas, mercados y calles: “Voy a dónde me lleve el viento… Hoy estoy aquí, mañana tal vez en Xochimilco y pasado mañana quizá en Querétaro”.

 

Aunque toca un poco de todo, prefiere melodías románticas o música para bailar. Entre sus compositores favoritos están Álvaro Carrillo, José Alfredo Jiménez y Juan Gabriel.

Después de estar encerrado durante más de un año en su casa, ya con la vacuna contra el Covid, se animó a salir otra vez, algo que ya le urgía para poder sobrevivir.

Y a pesar de las dificultades pandémicas, se muestra optimista: “Los músicos callejeros no recibimos apoyo de nadie en particular, mucho menos del gobierno, pero hay gente de buen corazón que no nos deja morir solos, porque siempre habrá más gente buena que mala”.

Para concluir la breve entrevista, porque tiene que seguir trabajando, asegura que “la calle es mágica, sobre todo por la gente hermosa, la gente buena que se encuentra en todas partes. Igual se topa uno con un artista famoso, un comerciante, un diputado o una persona que vive y duerme en las banquetas o bajo los puentes. Es lo sui géneris de la calle”.

 

15 de mayo de 2021, barrio de Santa Julia, Ciudad de México.

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