Ilustración creada por VU con imagen del libro de Lilian Hellmas, FCE.
En 1976, la escritora Lillian Hellman publicó una denuncia contra lo vivido y sufrido por los abusos del poder por parte de la derecha norteamericana. En sus memorias nos narra las persecuciones y la censura a la inteligencia norteamericana por parte de Edgar Hoover, director del FBI, y Joseph McCarthy, alcohólico senador que fue presidente del Comité de Actividades Antiestadounidenses en la Cámara de Representantes. Desde ahí, en la lejana época de los 50, se iniciaron procesos irregulares y listas negras contra personas sospechosas de ser comunistas o simpatizantes de la izquierda. Los sectores que se opusieron a los métodos irregulares e indiscriminados de McCarthy denunciaron el proceso como una «caza de brujas», episodio que quedó descrito, entre otros, en Las brujas de Salem (1953), del dramaturgo Arthur Miller[1].
A casi 60 años de su extinción, la sombra del fascismo vuelve a la carga. Lo reseñaron muy bien los corresponsales David Brooks y Jim Cason del periódico La Jornada el jueves 18 de septiembre de 2025, donde nos advertían que “La Casa Blanca prepara lista negra de izquierdistas enemigos”.
La primera víctima fue el programa de variedades de Jimmy Kimmel, que salió del aire “indefinidamente”, según anunció la televisora ABC, luego de que el presentador dijo que parte de la derecha intenta explotar políticamente el asesinato del activista conservador Charlie Kirk. El anuncio fue celebrado de inmediato por el presidente Donald Trump, quien lo calificó de una “excelente noticia para Estados Unidos” como parte de su enfrentamiento con los medios y de voces críticas, entre ellas la de Kimmel.
La Casa Blanca y sus aliados, después de anunciar una guerra contra lo que llaman la “izquierda radical”, indican que procederán con investigaciones y la persecución de organizaciones e individuos opositores a los que acusan de fomentar la violencia política y hasta de “terrorismo” dentro de Estados Unidos, y aparentemente están preparando una lista de esos “enemigos”.
Para algunos expertos, “el uso de este asesinato para actuar contra la izquierda genera la alarma de ser un retorno a otros momentos de la historia de este país, como el espionaje y acciones represivas del FBI y otras agencias contra agrupaciones del movimiento de derechos civiles, como el que se erigió contra la guerra de Vietnam en los años 60 o el macartismo de los cincuenta… Por cierto, ya hay algunos ejemplos de cómo funciona este tipo de intimidación en algunos circuitos académicos y en los medios. Por un lado, la Universidad de California en Berkeley –que era un bastión progresista– compartió 160 nombres de profesores (entre ellos la internacionalmente reconocida Judith Butler) y estudiantes con el gobierno de Trump como parte de una supuesta investigación de “incidentes antisemitas” relacionados con las protestas contra el genocidio de Israel en Gaza; cuatro profesores de Brooklyn College, parte de la Universidad de la Ciudad de Nueva York, fueron despedidos por participar en esas protestas. Por otro lado, una columnista del diario The Washington Post, Karen Attiah, fue corrida por escribir en la red social “X” una cita de Kirk, la cual fue interpretada como una opinión favorable al asesinato”.
El pasado 31 de septiembre Trump se reunió con 800 militares para enfrentar, a su decir, una “invasión desde dentro” identificando al enemigo interno como de la “izquierda radical”. “Enderezaremos una a una a las ciudades demócratas como New York, San Francisco o Portland”
En respuesta al tamaño despropósito “Más de 100 organizaciones filantrópicas –incluyendo la Fundación Ford, Open Society y MacArthur– emitieron una declaración en oposición a las amenazas de una represión de Trump bajo el pretexto de frenar expresiones de odio… Rechazamos intentos para explotar la violencia política para mal caracterizar nuestras buenas labores o para limitar nuestras libertades fundamentales”, y subrayaron que intentos para suprimir la libre expresión y criminalizar opiniones opuestas “minan nuestra democracia y dañan a todo estadunidense”.
Un fantasma recorre EUA: el Macartismo.
En la época de la Guerra Fría, Edgar Hoover y su empleado McCarthy destruyeron familias, encarcelaron inocentes y corrieron de sus empleos a cientos de supuestos izquierdistas para blanquear América y librarla de supuestos rojillos. Tomaron a Hollywood como ejemplo para escarmentar a toda la nación. Se iniciaron audiencias que, en realidad, eran juicios sumarios. Los empresarios hollywoodenses de inmediato se alinearon, pero entre los directores, guionistas y actores, existieron posiciones diversas. Algunos fueron orillados al suicidio, otros prefirieron convertirse en soplones como Elia Kazan, Walt Disney, Adolphe Menjou solo por citar algunos. Los más dignos y coherentes dejaron de escribir y sufrieron el desempleo y la ruina.
Diez cineastas fueron los más conocidos por negarse a delatar y fueron enviados a la cárcel. Al paso del tiempo se les conocería como “Los diez de Hollywood” y entre ellos destacaba el gran guionista Dalton Trumbo, Secretario General de Writers Guild; Herbert Biberman, que saliendo filmaría “La sal de la tierra”, y Howard Fast, entre muchos otros.
Huyendo del asedio de Hoover, algunos se fueron a Europa y los menos se vinieron a México, donde se instalaron en Cuernavaca, Morelos. Aquí, unos se insertaron en nuestra cinematografía, otros siguieron escribiendo para Hollywood bajo seudónimo o prestanombres y otros se mudaron a la naciente televisión. Actualmente, existen varias cintas que nos narran estos lamentables sucesos[2]
Dalton Trumbo se destacó entre estos cineastas, ya que desde el anonimato ganó dos Óscares bajo seudónimos como en Vacaciones en Roma (1953), película de William Wyler, donde lo cubrió Ian McLellan Hunter, y en El bravo (1956), cinta de Irving donde firmó como «Robert Reich». En la noche de la entrega, nadie se presentó a recoger el premio, aunque posteriormente varios vivales lo reclamaron como propio.
Kirk Douglas y la producción de su cinta Espartaco darían la voz de alerta de que este penoso episodio estaba muerto a finales de los cincuenta. Al salir de la cárcel, el famoso escritor Howard Fast decidió escribir una novela sobre la libertad y escogió a Espartaco como ejemplo. Llevó su texto a las editoriales que siempre se peleaban por publicarlo, pero debido a la presión directa del FBI, nadie se atrevió a editarlo y ponerlo en comunicación con sus lectores. Desesperado, decidió publicarla con sus propios recursos y logró vender 50 mil ejemplares desde la cochera de su hogar[3].
En pleno ascenso de su carrera, Kirk Douglas le compró los derechos y contrató a Trumbo para adaptarla al cine, bajo el pseudónimo de Bob Wilson.
Después de muchas vicisitudes y presiones magníficamente resumidas en las memorias de Kirk Douglas, este decidió enfrentar a la derecha y decidió rescatar del anonimato a Trumbo y el film fue firmado por Dalton para ganarse un Óscar, además de ser un tremendo éxito de taquilla. La inteligencia y las convicciones triunfaron.
Cartel de la película El gran Mentiroso producida por Cinematografistas Mexicanos Asociados,
dirigida por Fernando Soler, intervenida por VU.
Conclusión
En pleno siglo XXI, Trump insiste en repetir lo malo de la historia estadounidense y logró infundirle miedo al gran productor de contenidos, la empresa Disney y subsidiaria el canal ABC, pero solo logró un castigo por una semana, ya que cientos de actores salieron a marchar en defensa de la libertad de expresión y firmaron varias cartas de protesta.
Lo que más le dolió a Disney fue la cancelación de millones de suscriptores que hicieron un gran boquete dentro de sus operaciones bursátiles. En solo cinco días, perdió más de 5,000 millones de dólares, equivalente al 2.30% de sus ingresos, por lo que la empresa Disney tuvo que enmendar su servilismo trumpiano y restituir el programa.
En este caso ganó la verdad, pero hay que estar alerta, ya que la agrupación dedicada a crímenes de odio y antisemitismo, la Liga Antidifamación (ADL por sus siglas en inglés), ha documentado que más del 70 % de los ataques extremistas y de ‘terrorismo’ doméstico desde 2002, han provenido de la derecha extrema. Hasta hace poco, en una investigación de 2024, el propio Departamento de Justicia concluyó que la gran mayoría de los ataques violentos domésticos son perpetrados por ultraderechistas; sin embargo, ese informe ha sido removido del sitio oficial en estos días, reportó NBC News.
Aparte de la persecución indiscriminada a sus críticos, Trump está demandando a diversos medios de comunicación y redes sociales como ABC, CBS, Meta Platforms y X supuestamente por no cumplir sus expectativas; además, presiona políticamente para cambiar su política editorial, como en el caso de Paramount Global y CBS News.
Trump y sus corifeos vuelven a mentir, difamar y agredir sin pruebas, violando todas las leyes norteamericanas, encarcelando a todo ciudadano que se atreva a disentir del poder hegemónico o simplemente por pasar por algún sitio donde el ICE está organizando alguna redada. Otra vez es “Tiempo de canallas” y solo podrá ser detenido a través de la sociedad civil organizada. Estemos alerta.
Notas
[1] Se está presentando en el Centro Universitario de Teatro de la UNAM una versión dirigida por Ángeles Castro.
[2] Buenas noches, buena suerte, de George Clooney; The Front (1976), de Martin Ritt, protagonizada por Woody Allen; Guilty by Suspicion (1991), dirigida por Irwin Winkler y protagonizada por Robert de Niro; One of the Hollywood Ten (Punto de mira en la versión en castellano), protagonizada por Jeff Goldblum; Trumbo y la lista negra: documental biográfico; y Trumbo, película de 2015 que narra la vida del guionista, basándose en la biografía escrita por Bruce Alexander Cook.
[3] Por cierto, se acaba de traducir y publicar el libro en el Fondo de Cultura Económica.
Víctor Ugalde
Víctor Ugalde es guionista, director e investigador de cine. Coautor en las obras Anuario de la exhibición en México (Filmoteca, UNAM, 1984); Bye, bye, Lumiere (UdeG, 1994), ¿Yankees, Welcome?; Industrias Culturales y TLC (RMALC,2000); TLC, la otra conquista?; y TLCAN/Cultura ¿Lubricante o engrudo? (UAM/UANL, 2015). Además ha publicado en las revistas Cámara de CANACINE (Primera época), Estudios cinematográficos (del CUEC), Dicine, El Universo del Búho y Revista Toma, entre otras. Ha escrito o dirigido más de diez películas como El extensionista (1989/35 mm.), ¿Me permites matarte? (1992/35 mm.), Hoy no circula (1993/35 mm.), La prima (2018/HD) entre otras. Actualmente es Presidente del Observatorio Público Cinematográfico “Rafael E. Portas”.