En el camposanto de San Cristóbal de las Casas, existen muchas tumbas bonitas. Las hay como casas del pueblo y algunas de ellas en sus techos, tienen cielo. Otras no son tan cuquis: ahí están casi a ras del suelo, con apenas una estructura de cemento, con una cruz de madera y fechas trastabillantes. Hay sepulcros que de tan viejos, se reventaron de furia, sin que nada, ni nadie haga algo por darles dignidad. Todo panteón tiene una estructura cronológica: asunto de los muertos, pues conforme van llegando, los límites se crecen, pues tierra aun sobra. Por ello me encanta el arco que señala dónde inició el cementerio. Hasta el otro lado quedarán los que fallezcan con o sin coronavirus. (Encarnación Acuña).
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