Silencio. Una vibración, ligera pero brillante, se escucha al fondo. Le sigue otra, un acorde que llena el ambiente. Unos pasitos adelante, pintorescos ademanes de encuentro, pactan un intercambio terso de sensaciones graves y agudas. Una conversación que avanza, se asienta y prospera en el oído, cuando menos lo esperamos se convierte en un soliloquio de añoranzas, se saborea la madera y la cuerda. Efímero y resuelto se va el urdimbre de texturas al final del compás, solamente porque el silencio no estará siempre, así como este aislamiento que pronto terminará. Cuanta razón tenía Pat Metheny. (Omar Espinosa Severino).
Omar Espinosa Severino
Arquéologo de profesión, docente de vocación y geek por convicción.