ENSENADA. Vuelvo a hojear y releer pasajes del libro de Mircea Eliade Lo sagrado y lo profano antes de escribir esta nota, porque creo que ahí, en el tratamiento que el maestro rumano hace de las sacralidades antiguas, uno encuentra elementos que le ayudan a explicarse cómo es que hoy, la imagen de AMLO, ha llegado a tener la fuerza arrasadora que tiene. Destruir esa imagen -como vanamente lo intentan hoy sus opositores- a gritos y sombrerazos es una tarea inútil y superflua, que por lo común se torna en lo contrario: en paulatino fortalecimiento de la imagen que tratan de destruir.
Es decir, desconocer el proceso de sacralización que existe atrás de esa imagen sólo conduce no sólo a tornar inútiles los manoteos y gritos en su contra, sino a fortalecer más a la imagen, como sucede, por lo común, con todas aquellas imágenes que se relacionan estrechamente con la divinidad, y como es propio de todos aquellos procesos vinculados al pensamiento mágico que subyace, por lo común, en todas las agrupaciones de humanos. Esa imagen, que en el 2018 arrastró a más de 30 millones de mexicanos a votar, puede que en los comicios de este año no tenga la misma fuerza, pero de que ella seguirá siendo la fuerza más sensible a manifestarse en dichos comicios lo será, como lo seguirá siendo hasta 2024 y después, ya no como fuerza electoral, sino como imagen siempre presente e inspiradora del panorama político nacional.
Es decir, aproximadamente desde 1975 en que comienza sus actividades políticas, se inicia el levantamiento de la imagen política del Peje, surgiendo de las tierras pantanosas de la Chontalpa, siempre vinculada a las protestas de los campesinos de esas regiones -muchos de ellos indígenas de pueblos originarios- e intentando vanamente en encontrar respuesta para sus demandas. He ahí otro elemento sacralizador de la imagen: el espíritu de sacrificio que lo alimenta, hasta 2018, en que finalmente el sacrificio se torna en triunfo electoral. Es decir, la imagen totémica de hoy fue resultado de un proceso de sacrificios previos, en donde lo que más destaca son la mesura y la paciencia que le permitieron mantenerse ecuánime hasta alcanzar la victoria electoral que le permitió ubicarse en el máximo puesto de responsabilidad social del país.
Derrotar, pues, electoralmente a AMLO es virtualmente imposible, pues se requiere de otra imagen mítica que, en poco tiempo, logre acumular suficientes elementos sacralizadores que permitan desplazar a la figura hoy dominante… Y ello, para que suceda, ni yendo a bailar a Chalma (¿ya estaría en esa iglesia Riqui Riquín Canallín tratando de lograr el milagro?).
*Sólo estructurador de historias cotidianas
Profesor jubilado de la UPN/Ensenada
gomeboka@yahoo.com.mx