Con fuerza y euforia, derivada probablemente de su intoxicación, el hombre lisiado de sus piernas balbucea y silba mientras deambula entre la gente que pasea o va de compras; sólo se detiene para “monear” (o sea, inhalar) el solvente de su botella y mostrar sus tatuajes en el abdomen.

 

 

Parece ser una actualización del vendedor tullido que es asaltado y arrojado de su carrito de ruedas por El Jaibo y secuaces en la película Los olvidados, de Luis Buñuel.

A más de 70 años de la filmación de esa dura y piadosa obra maestra, la miseria humana que entonces retrató sigue presente en las grandes urbes, a pesar de las arengas de progreso y modernidad que vociferan nuestros gobernantes y líderes empresariales.

 

29 de mayo de 2021, Centro Histórico, Ciudad de México.

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