La pandemia por COVID-19, nos recordó fríamente la fragilidad del mercado
laboral en México, con sus altas tasas de informalidad y la precarización de los
trabajos formales, que son una constante no sólo en México, sino en los diversos
territorios de nuestra región latinoamericana.
Si se pretende procurar el bienestar de las personas, la creación de empleos
siempre ha sido uno de los grandes retos en todas las administraciones, y más en
un país con tantas desigualdades como el nuestro.
Pensando específicamente en las actividades del sector de la cultura, a nivel
internacional nos encontramos con algunos datos como que: las Industrias
Culturales y Creativas (ICC) se encuentran entre las industrias con mayor pérdida
de puestos de trabajo, “registrando en Iberoamérica pérdidas de hasta un 80% en
más de la mitad de las empresas del sector tras el impacto del COVID-19. Lo que
supone la pérdida de más de 2,6 millones de puestos de trabajo en los países
iberoamericanos” durante el 2020.1A partir del 2020 se impulsaron numerosos estudios para monitorear la situación laboral en la cultura a nivel mundial. Los datos a los que aquí hacemos referencia corresponden a un ejercicio conjunto entre MERCOSUR, UNESCO, BID, SEGIB y OEI titulado: Evaluación del impacto del COVID-19 en las industrias culturales y creativas.
En México, gracias al trabajo del equipo de la Cuenta Satélite de la Cultura del
INEGI (CSCM), podemos apreciar cómo se ha comportado el número de puestos
de trabajo en el sector de la cultura del 2008 al 2021, a través de la gráfica 7 que a
continuación se muestra.
Las barras nos revelan que desde el 2019, antes de la pandemia, ya se había
presentado una disminución de los puestos de trabajo, respecto al crecimiento
presentado en años anteriores. Tan sólo del 2018 al 2019 se perdieron 23,274
puestos de trabajo. Evidentemente del 2019 al 2020, la caída fue sumamente
marcada, con una disminución de 164,427 puestos de trabajo a nivel nacional.
Esta cifra es similar a la del año 2009, es decir, que hubo una regresión de poco
más de una década.
Según la más reciente actualización de los datos de la Cuenta Satélite de la
Cultura, publicados por el INEGI el pasado 17 de noviembre, para el año 2021 se
tuvo un aumento de 43,034 puestos de trabajo con respecto al 2020. Sin embargo,
el incremento nos da un total de apenas 1, 273,158 de puestos, cifra que se
acerca más a la reportada en el año 2008, que a los datos de los últimos años.
En la ruta de los puestos de trabajo del sector, la tendencia en cuanto a
participación porcentual de las actividades económicas, de acuerdo a su
clasificación funcional, es muy similar con o sin pandemia. Por ejemplo, si
tomamos los datos del 2018 al 2021, los últimos cuatro lugares se los llevan:
música y conciertos; patrimonio material y natural; artes visuales y plásticas y
artes escénicas y espectáculos.
Puestos de trabajo en el sector de la cultura por clasificación funcional 2018-2021
(Participación porcentual)
Las cuatro primeras actividades en encabezar la lista han sido:
artesanías; producción cultural de los hogares y medios audiovisuales y el diseño
y los servicios creativos, quedando en la parte media de la lista la formación y
difusión cultural en instituciones educativas, así como libros, impresiones y prensa.
Pese a una tendencia similar en los últimos años, revisar las cifras en valores
corrientes, nos permitirán ver el comportamiento del desplome que hubo en 2020 y
el lento comienzo hacia una recuperación.
En ese sentido, es claro que durante la pandemia, las artes escénicas; la música y
concierto; las artes visuales y plásticas y el patrimonio material y natural son, en
su mayoría, áreas que difícilmente se pudieron adaptar en su totalidad a las
nuevas plataformas digitales, por las características propias de las actividades, por
ejemplo, las artes en vivo.
Asimismo, áreas como el patrimonio, requieren de políticas públicas encaminadas
a entender que estas actividades son mayoritariamente de no mercado y que, por
lo tanto, las inversiones gubernamentales (gasto), así como el número de puestos
de trabajo deberían incrementarse como parte de su política estratégica.
Ya luego habría que contar con la información necesaria para profundizar en la
caracterización de los puestos de trabajo, como el nivel de los salarios o la
protección social. Al respecto de esta última, al parecer México se lleva el oro de
la región, pues según un documento de la Organización Internacional del Trabajo
(OIT), “México se encuentra apenas por arriba del promedio mundial de cobertura
efectiva de la protección social (situado en 45,2%), con sólo 50,3% de la
´población cubierta por al menos un beneficio de la protección social´, y
sensiblemente por debajo del promedio de América Latina y el Caribe (situado a
su vez en 61,4%).”2Ver documento publicado en octubre del 2020 por la OIT, Nota técnica, Panorama laboral en tiempos de la COVID 10. México y la crisis de la COVID-19 en el mundo del trabajo. Respuestas y desafíos, coordinado por Noémie Feix., p.7. en donde se hace referencia al Informe Mundial de la Protección Social 2017-2019 de la OIT.
Si a ello le sumamos las características atípicas del sector de la cultura, en donde
la informalidad, el pluriempleo y la precarización tradicionalmente son mayores, el
escenario es todavía más demoledor.
Sin duda el tema del trabajo en el sector cultural, siempre ha sido crucial en el
desarrollo y el bienestar de las personas que forman parte de este sector. En
adelante, es imprescindible la presencia del tema en los foros de reflexión, en el
impulso de investigaciones en el campo y sobre todo, en las agendas de las
políticas públicas.
Marissa Reyes Godínez
Economista egresada de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), interesada en la Economía de la Cultura y la Gestión Cultural, temas sobre los que ha publicado e impartido conferencias en México y en el extranjero
Profesora-investigadora en la Academia de Arte y Patrimonio Cultural de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM).
Fundadora y coordinadora del Foro de Economía y Cultura, evento interinstitucional desarrollado desde el 2011 en la Ciudad de México: https://www.economiaycultura.org/
Ha formado parte de comités dictaminadores, consejos asesores y grupos de confianza en materia de cultura de instancias de gobierno y universidades.
Dirigió la Coordinación de Difusión Cultural y Extensión Universitaria de la UACM (2018 a enero 2022).
Actualmente coordina el Programa Economía y Cultura de la UACM y es miembro de la Mesa Directiva de la Red Universitaria de Gestión Cultural México (RUGCMx).