Rogelio Villarreal: “Muchos escritores son caprichosos, impredecibles”

Rogelio Villarreal (Torreón, 1956) dirige desde 2004 la revista Replicante. El medio digital cuenta con 150,000 lectores mensuales. (Foto: Pedro Meyer).

GUADALAJARA. Rogelio Villarreal es director de la revista Replicante. Comenzó desde muy joven a trabajar como corrector, periodista y editor en editoriales, diarios y revistas como Excélsior, La Jornada y Oposición.

¿Cómo llegaste a crear tu propio medio?

En los años 80 un amigo monero —Mongo— y yo hicimos una revista contracultural, que no tenía periodicidad, llamada La Regla Rota. En ella publicamos lo que pensábamos que no aparecía en otras revistas y diarios de la época. Había revistas muy buenas como Vuelta, dirigida por Octavio Paz; Nexos, del grupo que comandaba Enrique Florescano; las revistas de Bellas Artes y de la Universidad, que a mí me parecían muy importantes y que cubrían un gran panorama de la cultura, la política y el arte en México, pero desatendían la producción de creadores muy jóvenes. No había, por ejemplo, nada de fotografía o gráfica alternativa, grafiti, rock, crónicas… y por eso este amigo y yo hicimos La Regla Rota, en la que publicamos de una manera un tanto desfachatada y promiscua, quizá un poco áspera, cosas que desatendían los grandes medios.¿Y qué siguió después de La Regla Rota?

Al tiempo que hacíamos La Regla Rota, durante la segunda mitad de los años 80, y que publicábamos estas manifestaciones underground, contraculturales, también colaboraba con otras revistas. Después de La Regla Rota, en la que publicamos, por ejemplo, varios de los primeros trabajos de (los moneros) Jis, Trino y Falcón, hice otra revista también de rock, contracultura y humor que se llamó La Pus Moderna, a principios de los 90, como burla o ironía del concepto de la posmodernidad, muy en boga por entonces. Ahí ensayé la misma fórmula: publicar acerca de los grupos de rock que habían surgido a mediados de los años 80 y un periodismo con crónicas, reportajes fotográficos. Colaboré mucho tiempo con Norma Lazo, directora de Complot, una revista de cultura alternativa, a principios del 2000, y también con Roger Bartra y José María Espinasa, editores de La Jornada Semanal, con reseñas y crónicas.

Y después fundaste Replicante

Replicante ahora es una revista, más que nada, de convocatoria. Nació en 2004 como un proyecto de Roberta Garza, periodista de Monterrey, y mío. Empezó como una revista impresa y un sitio web, hasta 2009. La versión impresa se distribuía muy bien, pero llegó un momento en el que debíamos decidir si el tiraje de 4,000 ejemplares aumentaba considerablemente para poder competir con revistas como las de Expansión o Televisa, lo cual requería de una inversión millonaria… Así que, también siguiendo una tendencia mundial, nos convertimos en un medio completamente digital. Esto tiene sus ventajas; aunque somos nativos de una cultura impresa —nos dolió un poco dejar ese medio y el diseño—, vimos que con la versión digital hubo un aumento geométrico en términos de lectores, de interacciones y comentarios. Eso fue algo que nos sedujo, nos gustó mucho el medio digital. Pudimos potenciarlo más porque ya no estábamos sujetos a una periodicidad y podíamos publicar prácticamente todos los días. Conforme recibíamos el material ya no teníamos que esperar un mes para publicar todo junto.

¿Cuáles son las actividades que realizas como editor?

Leer y revisar todos los textos que nos llegan, que son muchos, por suerte. Hay que cubrir varias secciones: arte, periodismo, ciencia y tecnología, literatura, educación, política… Una gran parte es de contenidos culturales y hay que revisar si alguna sección se queda corta o incompleta. Por ejemplo, tengo un amigo politólogo en Puebla, quien colabora con frecuencia con análisis políticos.

¿Cómo convocas o cómo sabes a quién elegir para que escriba un texto?

Es una labor muy interesante y que a mí me apasiona; es estar monitoreando lo que se publica en muchos medios, también en los que no son tan populares o comerciales. Por ejemplo, me gusta ver qué se publica en los blogs, en Facebook, en Twitter. Cuando alguien tuitea un hilo interesante que me parece que podría tener una mayor difusión como artículo o ensayo contacto directamente al autor y le pido permiso para editarlo y publicarlo.

Portada del número 12 de la revista, de 2007.

¿Cuál es el perfil profesional que requiere el puesto de editor?

En este caso mi formación me ha ayudado mucho. Tuve la suerte de que mi papá era corrector y editor y desde muy joven comencé a trabajar con él en ese oficio, el de la corrección de pruebas tipográficas, revisando libros y a veces hablando con autores. Eso me permitió después ingresar a editoriales de una manera más formal como corrector y editor. Hasta la fecha es lo que sigo haciendo para el ITESO y varias casas editoriales. Eso me permite tener un panorama, una perspectiva amplia de lo que se publica. Por otra parte, como estudié periodismo —aunque dejé la carrera en la UNAM—, también tengo esa formación: atender a las preguntas clásicas del periodismo, cotejar datos, que haya un lenguaje preciso, claro, sencillo; si hay dudas, preguntar y, desde luego, valorar más que nada la objetividad. Yo pienso que la objetividad plena no existe, ni la imparcialidad, pero sí debemos tratar de acercarnos lo más posible a ellas.

¿Cuánto apuesta Replicante a la información exclusiva?

Creo que entre más información exclusiva tiene un medio es mejor, porque es una cosa que lo distingue. Es gratificante que nos citen —e incluso reproduzcan nuestros contenidos— en alguna revista argentina, chilena o española, en algún periódico de Los Ángeles. No siempre es posible tener exclusivas, pero a veces hay algunas que son verdaderos garbanzos de a libra, como la entrevista que le hizo Jorge Flores–Oliver a Robert Crumb, la primera que le concedió a un medio en español, o la de Ariadna Estévez, una académica de la Ciudad de México, sobre las niñas que murieron calcinadas en un orfanato en Guatemala —y también un manual de feminismo para niñas—, o una traducción exclusiva de Marie Darrieussecq, una escritora francesa de quien publicamos una maravillosa reflexión sobre el atentado terrorista a la revista Charlie Hebdo. Estas exclusivas —y varias más de autores mexicanos, argentinos, españoles— nos dan mucha satisfacción, por la manera en que se leen, se reproducen, se comentan…

¿Tú apruebas los contenidos?

En su mayor parte sí, obviamente no soy infalible. A Replicante llegan numerosos materiales, y muchos a la primera lectura los apruebo o los rechazo. Cuando tengo alguna duda, si se trata de un texto especializado o difícil, le pregunto a algún especialista, si se trata de textos de carácter científico, por ejemplo.

Hay autores que se enojan porque no les publiqué un texto, incluso algunos con cierto prestigio, porque de pronto quieren publicar algún experimento literario que me parece fallido. Una vez un editor de una trasnacional muy importante me mandó unos poemas verdaderamente malos. Otro investigador de la contracultura gringa de los años 60 me envió unas reflexiones personales que no le interesaban más que a él y se molestó mucho. En algunos casos les sugiero que lo trabajen y hacemos un proceso de colaboración de edición, y a veces queda listo para publicarse. Hay otros que no. Siempre es difícil, muchos escritores son caprichosos, impredecibles. Pero puedo decirte que hemos publicado a cerca de mil colaboradores desde que empezamos en 2004 hasta la fecha, y muchos de ellos envían sus textos con frecuencia.

Portal de la revistareplicante.com.

¿Cómo planeas la publicación de los textos?

Tengo varias carpetas en las que clasifico los materiales que van llegando, y otras con materiales intemporales, ensayos largos, por ejemplo, que puedo publicar en cualquier momento; le doy preferencia a lo actual, lo urgente.

¿Cómo te coordinas con el webmaster para trabajar?

Es algo ya muy afinado, desde que empezamos a trabajar con él en 2009. Cuando me atoro, Jos Velasco ve la manera de resolverlo. “¿Cómo puedo hacer para que el GIF se vea animado?”, le pregunto, y él me manda el código.

¿Qué posición ha logrado Replicante entre los medios de comunicación?

Creo que tiene una buena posición entre las revistas culturales, y sus 150,000 lectores mensuales hablan por sí solos, también las interacciones en redes sociales. Por supuesto, no queremos conformarnos con eso; cumplimos quince años en 2019 y hacemos campañas cada cierto tiempo para incrementar el número de fondeadores, que donan de uno a 10 dólares cada uno. Queremos multiplicar esa cantidad para pagar publicidad y difundir más los contenidos, contratar eventualmente a alguien que se dedique solo a las redes y encargar artículos y reportajes especiales… Con esto podríamos lograr una segunda etapa más provechosa e interesante para la revista.

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