10 velitas a la Cuenta Satélite de la Cultura

Asuntos de las batallas desde la Revolución mexicana. (Imagen tomada de likeroommk.live).

 

 

A los amigos y genios de la estadística cultural,

Miroslava Martínez, Carlos Pelestor y Manuel Pérez

 

A regañadientes, con más displicentes que contradictores, inmersa en el anonimato para gran parte de la comunidad cultural, prácticamente ignorada por los ámbitos de gobierno en todos sus niveles. Menospreciada por la academia, vista de reojo por los llamados empresarios culturales, manoseada para darle respiración artificial a la etiqueta placentera de industrias creativas. Remando en contra de la inmensa marea que profesa soluciones mágicas mediante políticas y derechos culturales.

En la adversidad, la Cuenta Satélite de la Cultura cumple este mes diez años de haberse dado a conocer. Variadas circunstancias y personas dieron consistencia al caldo de cultivo que llevó a la entonces presidenta del Conaculta, Consuelo Sáizar, a fondear al INEGI dirigido por Eduardo Sojo, a efecto de darle la patente que le faltaba al sector cultural de México.

No se podía apurar un proceso sin precedente y por ello correspondió a Rafael Tovar, en su tercera gestión en el Conaculta, dar a conocer los primeros resultados, sin entusiasmo. Quedó para la historia de los hoy innombrables como anulados mandatos de la Ley de Planeación, que esa primeriza cartografía a detalle del papel del sector cultural en la economía nacional quedara plasmada en el Programa Especial de Cultura 2014-2018.

Ver el comunicado de prensa de ese entonces, leer las notas periodísticas, las reacciones, lo que en ese año sentó sus reales y valorar, tras la actualización al año 2022 dada a conocer en noviembre del 2023, es para el puñado de interesados una materia de orgullo. No hay cuento en lo dicho, tampoco motivos de pirotecnia, mucho menos melodrama: llevamos la batalla perdida. Persistir, hasta agotar la carrillera, es el desafío para nosotros, los entercados en fomentar la incorporación de la estadística cultural en la noción de desarrollo económico.

Tres factores han sido cruciales en el portento que es, a diez años de distancia, la Cuenta Satélite de la Cultura. Por un lado, la encomiable labor del INEGI, gracias a un equipo de trabajo que se ha pulido al paso de los años. Por otro, lograr que la actualización sea anual y finalmente, incorporar de manera paulatina numerosos componentes del análisis sectorial así como herramientas complementarias.

En las excepciones se festeja el Anuario Estadístico del IMCINE. Cada año integra los numerosos datos que viene de la Cuenta Satélite. Con notable retraso e inconsistencias, el Sistema Nacional de Información Cultural de la Secretaría de Cultura del gobierno nacional, hace lo que puede para dar ventana al caudal informativo. Y una entidad federativa, Baja California, elaboró su Programa Sectorial de Cultura 2022-2027 a partir de la Cuenta y sus productos.

No en vano nuestra Cuenta Satélite es de las mejores del mundo, en un mano a mano con los principales socios comerciales de México, los vecinos del TCMEC, Estados Unidos y Canadá. El seguimiento que el INEGI da a otras cuentas hermanas se convierte en otro elemento imprescindible para conocer el peso de la economía cultural de nuestro país ante distintas naciones. Es también una lección a la Unesco, tan dada a generar fuegos de artificio con eso de las industrias creativas.

Digamos de manera coloquial, se tiene un Ferrari para competir en las políticas de planeación del desarrollo para el sector cultural. En vez de ello, México decide, año con año, dejar en el aparador el veloz auto, para mejor concursar en una ruta plana, en recta, sin ambiciones, en triciclo, al fin que, pian pianito, la diversidad cultural empobrecida, precarizada, dotada de ese enorme valor simbólico que llena de heraldos el alma nacional, tiene tiempo de sobra para alcanzar la riqueza que demanda para garantizar su subsistencia y viabilidad.

De la mano del Grupo de Reflexión sobre Economía y Cultura (GRECU, que este 2024 cumple 15 años) como en la pista del empeño propio, no hemos cedido un centímetro desde 2009 como desde el ya lejano 2014 en que nació la Cuenta Satélite de la Cultura. Honrosamente somos depositarios de la colaboración para promover la estadística a través de la Jornada Nacional dedicada a la Cuenta en cada noviembre. Este año haremos la quinta edición.

En el sitio del GRECU Paso libre (https://pasolibre.grecu.mx/cuarta-jornada-de-la-cuenta-satelite/) podemos encontrar una selección de lo más representativo de la Cuenta. Una lección es clara después de una década: estamos lejos de ser una potencia cultural, aquella que ofrece empleo, distribución de la riqueza, derechos culturales y honores simbólicos en el mismo plato.

El desarrollo cultural se despliega en diferentes niveles de informalidad. (Imagen tomada de 24-horas.mx).

 

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