ENSENADA. La nota periodística que hoy leo, sólo me hace recordar los desfiguros del presente. Esos 4,000 niños hoy detenidos por la patrulla fronteriza en verdaderas mazmorras y ergástulas me remiten a una de las contradicciones más profundas del mundo actual: la migración y sus delirios, que tan profundamente hoy envuelven y entrelazan a la cultura y a la política indistintamente, pues comenzando, por ejemplo, por la pérdida de territorio que sufren quienes hoy emigran, que a largo plazo se puede convertir hasta en pérdida de la lengua materna, conforman uno de los fenómenos sociales más deshumanizantes de nuestro mundo contemporáneo, como lo demuestran investigaciones que giran en torno a la emigración familiar México-Estados Unidos, que no es hoy de las más dramáticas que existen (la madre que acaba de morir en Playas de Tijuana, tratando de cruzar a Estados Unidos, y cuyos hijos se quedaron varados del lado mexicano).
La cifra de migrantes que hoy registra la ONU es de 272 millones de personas que han viajado y se concentran, preferentemente, en Europa y Estados Unidos, en donde el migrante busca mejores condiciones de vida en lo inmediato, pero que a su vez va a esos lugares a reclamar con su cuerpo en movimiento la riqueza que en sus países de origen le fue arrancada con las prácticas colonialistas que le impusieron en años anteriores y muchas veces aún en la actualidad. La migración, por tanto, no es sino el cobro de una deuda ancestral y que hoy, apenas, comienza a saldarse. ¿Cómo irá a concluir ese proceso dramático y cada vez más masivo y radical?
Evidentemente, los cambios generados por la migración tanto en los países que expulsan como en los receptores apenas se comienzan a ver y a estudiar. Pues si bien en los receptores se registran cambios culturales ya relativamente conocidos (procesos de mestizaje de diferente naturaleza: lenguaje, transterritorialidad y otras prácticas culturales), en los países expulsores los diferentes fenómenos culturales, políticos y económicos que allí se registran apenas y comienzan a ser estudiados con el suficiente rigor académico, quizá porque aún no son tan notorios y notables.
Es explicable, creo, que en un textículo de esta naturaleza (nota de opinión periodística) apenas y se logre por parte de uno esbozar la gravedad de un fenómeno social tan complejo como lo es hoy, y sobre todo lo será mañana, la migración: ella representa, ya hoy, una de las contradicciones más profundas del capitalismo contemporáneo, que hará que éste estalle una vez que (como lo augura Marcelo Colussi) la migración, la financiarización, la feminización, el medio ambiente, la sanitarización y la cuarta revolución industrial estallen y nos pongan a todos a temblar. El futuro, nuestro futuro, deberá tomar en cuenta necesariamente el cómo se van a desarrollar y se están desarrollando las contradicciones mencionadas, que son ya, en el mundo actual, los motorcitos que movilizan la vida diaria de nuestro mundo. Esa vida diaria transida por la tragedia y el dolor nuestro (y el dolor de los migrantes) de todos los días.
*Sólo estructurador de historias cotidianas
Profesor jubilado de la UPN/Ensenada
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