Tengo que iniciar ofreciendo una disculpa por la tardanza de este documento, ya casi se va a dar a conocer la Cuenta Pública y no me había sido posible evaluar el gasto de conformidad con el Cuarto Informe Trimestral sobre la Situación Económica, las Finanzas Públicas y la Deuda Pública del Ejercicio 2020 (en adelante 4º Informe Trimestral).
El problema consistió en que la cifra del gasto total de la Secretaría de Cultura, que se exhibe en el informe consolidado, no coincide con la suma del gasto ejercido por programa presupuestario, que se reporta en el anexo. Voy a atribuir dicha diferencia a que en el primer documento el gasto total se muestra a nivel de “Observado”, sea lo que sea que quiera decir; mientras que en el formato del gasto por programa presupuestario, se indica que se trata del nivel “Pagado”.
Los resultados eran de esperarse: un gasto ejercido inferior al presupuesto aprobado por la Cámara de Diputados, lo que es atribuible a que los recursos destinados al Proyecto Chapultepec Naturaleza y Cultura, en adelante Proyecto Chapultepec, no se reportan como ejercidos por esta dependencia.
Pero es mejor no adelantarse. A todos nos queda claro que 2020 fue un año atípico, que se caracterizó por un freno forzado de la actividad económica ante la emergencia sanitaria que no sólo el país, sino todo el mundo, ha tenido que enfrentar. Esta contracción sólo vino a agravar la desaceleración que la economía venía experimentando desde mediados de 2019.
El resultado se reflejó en una caída del PIB en términos anuales de 8.5%, la más grave desde la década de los años 30 del siglo pasado. No obstante, a diferencia de las crisis que en otros momentos afectaron a la economía mexicana, ésta sólo ha incidido en el desempeño del sector productivo y no es resultado de problemas provenientes del ámbito financiero, es decir, que no es atribuible a fenómenos como fuga de capitales, devaluaciones o incumplimiento de pagos de la deuda externa, como las que vivimos a partir de los 80s. Lo anterior nos da una ventaja que, bien aprovechada, nos puede poner en una ruta de crecimiento con estabilidad. Eso depende de las decisiones que tomen las autoridades hacendarias.
El gasto total de la Secretaría de Cultura
De acuerdo con lo señalado en el 4o Informe Trimestral, el gasto ejercido por la Secretaría de Cultura en 2020 ascendió a 11 mil 999.6 millones de pesos, monto inferior en 11.3% al presupuesto aprobado. Con relación al total del gasto programable presupuestario, dicha cantidad representó 0.02%, mientras que, respecto al gasto programable de la Administración Pública Centralizada, su participación relativa fue de 0.4%.
La información del gasto pagado por programa presupuestario contenida en el formato Seguimiento del Desempeño de los Programas Aprobados en el Presupuesto de Egresos de la Federación 2020, nos arroja la suma de 11 mil 903.0 millones de pesos, que comparada con el presupuesto original resulta menor en 11.9%.
Resulta sencillo identificar al Proyecto Chapultepec como el principal elemento que explica esta diferencia, porque los recursos destinados a dicha obra no se ejercieron a través de la Secretaría de Cultura, sino que se retiraron y se transfirieron al gobierno de la Ciudad de México. De esta manera, la dependencia sólo ha figurado como una pantalla para la asignación directa de recursos a la CDMX, con la finalidad de llevar a cabo un proyecto, bajo la dirección de un agente privado, en el cual sólo da el visto bueno y la firma para formalizar las operaciones presupuestarias.
Por lo anterior, procedimos a hacer a un lado al fantasma de Chapultepec, al restar un mil 668.0 millones de pesos del presupuesto original. De esta manera, la cifra presupuestada para la Secretaría de Cultura ascendió a 11 mil 849.5 millones de pesos, mientras que el gasto ejercido al final del año por la misma fue superior en apenas 0.5% a dicha previsión, es decir, 53.5 millones de pesos. Este resultado, en primera instancia, puede atribuirse al apego estricto a los lineamientos de austeridad presupuestaria emitidos por el Gobierno Federal.
Las variaciones respecto al presupuesto asignado
La afirmación anterior es parcialmente cierta, dado que en el desglose del gasto por programa presupuestario podemos observar algunas variaciones importantes. Destacan los incrementos respecto al presupuesto autorizado en los programas E012 Protección y conservación del Patrimonio Cultural por 304.9 millones de pesos; S268 Programa de Apoyos a la Cultura, 267.5 millones, y M001 Actividades de Apoyo Administrativo con 340.4 millones de pesos.
Es curioso que el programa de Protección y conservación del Patrimonio Cultural haya rebasado en 14.7 por ciento su asignación, dado que el indicador global de dicho programa denominado Porcentaje de bienes patrimonio cultural de la nación conservados, tuvo un ajuste a la baja para cubrir 76.7% de lo previsto, y dicha meta se alcanzó en 72.6%.
Sin embargo, las metas relacionadas con pláticas y cursos de apoyo y capacitación en materia de conservación dirigidos a las comunidades fueron rebasadas con amplitud, aunque dudo que sean suficientes para justificar 300 millones de pesos.
Con relación al Programa de Apoyos a la Cultura, éste reporta un avance superior en poco más de 600% a lo previsto, debido a que la población beneficiada por medio de actividades artísticas y culturales, en coordinación con las entidades culturales en los estados, se situó en casi 4 millones de personas, que contrasta con las 645 mil previstas. Destaca el informe que, ante el confinamiento sanitario y las restricciones al uso de los espacios públicos, las actividades culturales y los festivales se difundieron por medio de plataformas vía Internet, lo que permitió ampliar su cobertura.
La Dirección General de Administración sólo reportó que se brindó atención a las 37 Unidades Responsables de la SC, pero no da explicación al hecho de que rebasaron el presupuesto original en 20.1%.
Por otra parte, cuatro programas sobresalen porque su gasto se redujo de manera importante respecto a lo esperado. E011 Desarrollo Cultural, 356.8 millones de pesos; E043 Cultura Comunitaria, 247.3 millones; U281 Programa Nacional de Reconstrucción, 124.7 millones, y E022 Servicios Cinematográficos con 118.7 millones de pesos.
El primer programa fue inferior en 8.1% al autorizado como consecuencia también del cierre de los espacios públicos y el confinamiento de la población ante la contingencia sanitaria. El indicador global de dicho programa, que se refiere a la población atendida por eventos respaldados directamente por la SC, se situó en 93.4% de la meta ajustada, que representa 58.3 millones de personas.
El Programa de Cultura Comunitaria arroja muchas cifras alegres, que se atribuyen al mayor alcance obtenido con las actividades a distancia. Si bien algunas metas se cancelaron, el indicador global reporta un avance de 115.8%, a pesar de que el gasto ejercido fue inferior en 41.2% al presupuestado. Curiosamente este programa, a pesar de sus logros, no cuenta con presupuesto asignado en 2021.
Las acciones de concertación, seguimiento y atención en materia de Reconstrucción sumaron un total de 304, con lo que se rebasó la meta en 34.0%, lo que atribuyen al importante esfuerzo realizado a pesar de la disminución de los recursos a estas actividades, del orden del 37.4%.
Por lo que se refiere a los servicios cinematográficos, la cobertura de atención de la Cineteca Nacional tuvo un avance equivalente a 33.0% de la meta anual, mientras que el Instituto Mexicano de Cinematografía informó que se seleccionaron 10 proyectos en el marco de la convocatoria 2020 de Apoyo a la Producción y Postproducción de Largometrajes del FOPROCINE. Ello explica la contracción de 34.7% del gasto ejercido con relación al aprobado.
Lo que nos espera
Si bien es importante reconocer el gran esfuerzo del personal de la SC por cumplir con sus responsabilidades a pesar de la adversidad, también es necesario considerar que uno de los sectores más afectados por la contingencia sanitaria es el cultural, y que en la medida que la actividad económica se recupere, el sector será uno de los últimos que podrá funcionar en todos sus ámbitos.
El panorama no es prometedor. Una cadena de cines no tiene previsto abrir sus salas en el futuro cercano, las pérdidas de empleos directos e indirectos van a ser graves; los espacios para artes escénicas están cerrados desde hace un año, y en el caso de que abran sus puertas en el corto plazo, las restricciones de acceso para evitar contagios limitan los ingresos a tal grado que no es posible la recuperación de los costos; las opciones de transmisión vía internet han abierto una ventana cuyo potencial puede ser mayor, pero todavía es insuficiente, además de que requiere una fuerte inversión en equipo para mejorar la calidad de los eventos y de la transmisión.
Pero lo señalado sólo se refiere a las artes escénicas, tenemos una gran variedad de instalaciones, además de las salas de espectáculos, como museos, bibliotecas, aulas, galerías, espacios abiertos y sitios conexos, cuya reapertura va a requerir de mucho trabajo e inversión, no sólo en la puesta a punto de la infraestructura, sino también de las instalaciones, el acervo y el equipo. Es por ello que, antes de pensar en abrir espacios nuevos y en sueños de espacios “más grandes que Central Park” es necesario atender y reparar lo que tenemos y lo que en el pasado se descuidó.
Antonio Mier Hughes
Antonio Mier Hughes resuelve todas las aristas relacionadas con el análisis económico en el que se desempeña el sector cultural. Elabora estudios y soluciones para empresas culturales, para organizaciones de la sociedad civil y para dependencias de gobierno, en escenarios propios de la planeación estratégica, el diseño de políticas económicas, la creación y evaluación de indicadores así como en el análisis de las finanzas públicas. Es un docente a toda prueba con los emprendedores culturales.