Una idea romantizada del arte es que el artista vive del aplauso: nada más alejado de la realidad. En México, ese imaginario en torno a la creación artística ha llegado también a su pico de crisis, al grado de ser tomado el dicho para enarbolar un movimiento de artistas de enorme trascendencia.
El 23 de diciembre del 2019, actores, artistas visuales, productores, y otros tantos agentes culturales, se daban cita desde la madrugada, para manifestar su inconformidad a las afueras de Palacio Nacional, por impagos hasta de un año de atraso. Lejos estaban en ese momento de saber lo que dicha acción destaparía: opacidad administrativa, outsourcing, facturación doble, ausencia de seguridad social, legislación endeble, falta de revisión en el catálogo de profesiones para incluir a todos los involucrados en el sector cultural, etc.
No muy lejos de esta sacudida, la administración de Enrique Peña Nieto había sido cuestionada severamente por diversidad de protagonistas de la sociedad, que a lo largo de ese período, se mantuvo en pie de lucha con un sin número de movilizaciones, en contrapeso a la reforma energética, de salud pública, educativa. Apenas un grupo de interesados visualizaba que también era necesaria una reforma cultural.
Eduardo Cruz Vázquez, al lado de Francisco Moreno, encabezaron los esfuerzos para que, en el año 2017, viera la luz el libro colectivo ¡Es la reforma cultural Presidente! Propuestas para el sexenio 2018-2024 (Editarte Publicaciones), y como dice la frase “el que entendió, entendió”, y aunque parezca poco claro, los mexicanos terminarán por entenderlo. Sí; fue una edición acompañada por el Grupo de Reflexión en Economía y Cultura (Grecu), que ha sido necio y empecinado para establecer la necesidad urgente de cambios estructurales en materia cultural, y aunque en estos casos nunca es satisfactorio el común “se los dije”, pues todos los entonces candidatos a la presidencia de México fueron advertidos.
Así pues, a la luz de la denuncia de los impagos, esta “caja de pandora” ha sido abierta, para afortunadamente no volverse a cerrar, pues hoy el sector artístico y cultural del país, asume el protagonismo de sus demandas, y la responsabilidad también de lo que ha provocado la ausencia de su voz y su autoorganización. Cabe señalar que, previo a estas denuncias, había surgido también el Movimiento Colectivo por la Cultura y el Arte de México (Moccam), para exigir aumentos presupuestales para el sector, hacia noviembre del 2019.
En febrero de 2020, la presión logró que Alejandra Frausto, la titular de Secretaría de Cultura federal, tuviera un encuentro presencial con diversas organizaciones en el Palacio de Bellas Artes, para aclarar y dar salida al tema de los impagos. La pregunta que hasta el momento de escribir estas líneas permanece en el sector, es que si de no haber mediado denuncia ¿se habrían pasado inadvertidas todas las fisuras y fallas con las que cuenta dicha dependencia? Otro detalle a resaltar es que, en la manifestación a las afueras de Palacio Nacional, la solidaridad de los artistas fue por mucho el elemento que ayudó a evidenciar la gravedad del tema, pues algo que se pensaba que ocurría solo en la esfera de la Ciudad de México, resultó que también se presentaba en estados como Hidalgo y Morelos. En esta arista del problema de los impagos, queda pendiente un mapeo que ofrezca la situación a nivel nacional.
Al irresuelto asunto de los impagos, se suma en estos días, la gravedad de la contingencia de salud pública generada por el coronavirus a nivel mundial. En ese sentido, en Alemania, la Ministra de Cultura Monika Grütters, dijo: “Soy consciente de que esta situación supone una gran carga para las industrias culturales y creativas, y en particular para las instituciones más pequeñas e independientes. Puede poner a los artistas en una angustia considerable”.
En esa perspectiva, un grupo de artistas mexicanos, antes de la respuesta tardía de las autoridades a través de diversas acciones de empleo (“Contigo a la distancia”), lanzaron la petición en change.org, en la cual manifiestaban la necesidad de que el sector cultural sea considerado en un fondo emergente, para hacer frente a las consecuencias económicas del Covid-19.
¡Es la reforma cultural, Presidente López Obrador! Lo dijimos, lo sostenemos: la caja de pandora ha quedado abierta y el sector no la volverá a cerrar. Quedan pendientes, entre otros asuntos, saber por qué la empresa Viajes Premier sigue operando en la Secretaría de Cultura; cuándo se aprobará la legislación para los espacios culturales independientes y sobre todo, está por definirse si habrá o no Programa Sectorial de Cultura.
Nubia Martínez
Nubia Minerva Martínez Martínez como gestora cultural se especializa en herramientas diversas para el diseño y elaboración de proyectos sociales, culturales y ambientales, gestión de calidad en la implementación, así como en los
instrumentos de medición de resultados. Los proyectos culturales requieren a la par de una óptima elaboración, un enfoque de rentabilidad y sustentabilidad, son estos elementos en lo que también acompaña a los emprendedores y organizaciones.