El pasado 31 de octubre la UNESCO dio a conocer el nombre de 66 nuevas ciudades creativas que se integran a su Red mundial para sumar un catálogo de 246. En el caso de México obtuvieron el sello la ciudad de Querétaro, en diseño, y Mérida, en gastronomía; un distintivo que obtuvo Ensenada en 2015. Aquel año significó la primera vez que nuestro país se integraba a la Red con otras dos ciudades ganadoras: San Cristóbal de las Casas, en artesanías y artes populares, y Puebla, en diseño. En 2017 se distinguieron a la Ciudad de México (diseño), Morelia (música) y Guadalajara (artes digitales). En esta ocasión se quedaron en el camino las aspiraciones de Xalapa, en música y Oaxaca, en gastronomía. Lo criticable de tan fantástico elenco es que resulta imposible informarse sobre los desempeños de las ciudades con cuatro años de antigüedad con la distinción, así como de los avances de las otras con menos tiempo. Lo mismo sucede con la nula información en torno de las promesas que hicieron ganar a las recién galardonadas. Paso libre constató tal dificultad. A ver cuándo nos enteran.
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