Amores, la intensidad del dolor. (Imagen tomada de planetalibros.com.mx).

 

BOGOTÁ. Al recorrer el parque Gustavo Uribe Botero, en el norte de la capital, me topo con una pequeña perra west highland y su dueña. Espontáneamente le comento que es de la misma raza de Humilda, y ella, sorprendida, responde: “Sí, yo también la conocí. Me la encontré varias veces en este parque”.

Tras la publicación de La mirada de Humilda (Seix Barral), en la que el escritor colombiano Alonso Sánchez Baute (Valledupar, 1964) evoca y rinde tributo a la memoria de su mascota fallecida hace un par de años, Humilda se ha ido convirtiendo en leyenda.

El autor mismo, que simplemente quería contar su historia, no oculta su sorpresa. “Nunca pensé que el libro llegara a tener el éxito que está teniendo, jamás pensé que Humilda sería tan famosa. Yo solo quería contar su historia y celebro que le guste a tanta gente”, comenta en entrevista.

En el libro –mezcla de diversos géneros, que además está muy bien documentado–, Sánchez Baute cuenta la forma, totalmente imprevista, en que la entonces cachorra llegó a su vida (fue ella en realidad quien, con su curiosidad innata, pareció escogerlo a él), lo mucho que, pese a sus prevenciones hacia cualquier relación sentimental, se fue encariñando con ella –tanto así que un día, en un arrebato, tomó un avión a Buenos Aires para quitársela a su expareja, que se había quedado con ella–, y las apacibles rutinas que se fueron estableciendo entre ambos, como los paseos o las horas de comida o de trabajo –en este caso, para él–, hasta convertirse en un binomio casi inseparable, a tal grado que la sola mirada bastaba para que se entendieran a la perfección.

Hasta el día en que, debido a una enfermedad que se volvió crónica, Humilda falleció y su partida detonó en el autor un dolor que parecía inenarrable, pero que él pudo contar muy bien en el libro, que resulta entrañable no sólo para quienes hemos tenido mascota, sino para cualquiera que quiera zambullirse en ese profundo amor que puede llegar a sentirse por un animal.

Una mascota no discute, no recrimina y no guarda rencores, simplemente nos acompaña incondicionalmente… Por eso se vuelven tan importantes en nuestras vidas.

“Mi libro es sobre el duelo por un animal y mucha gente me cuenta lo tanto que le ha servido para enfrentar el suyo, en ocasiones reprimido por largo tiempo”, afirma el escritor.

-¿Qué tan doloroso, aunque después catártico y liberador, fue escribir el libro?

-A principios de 2022 un viejo e indeseable conocido me visitó: la proctitis aguda, que no es otra cosa que úlceras en el colón bajo y cuya causa es, ante todo, emocional. Es una enfermedad crónica con la que convivo desde ya hace ya varios años y que suele presentarse, en mi caso, entre la terminación de la escritura de un libro y su publicación.

Escribo por el placer de contar una historia. Al hacerlo, suelo dejar mis entrañas entre estas páginas. Hasta que entrego el libro a mi editor es que aparece todo el dolor plasmado. Con La mirada de Humilda no fue diferente. Casualmente estaba en México cuando la úlcera se me reventó. Al regresar a Colombia pesaba ocho kilos menos.

De manera que sí, fue muy doloroso escribir este libro.

-Gracias al libro, Humilda se ha ido convirtiendo en leyenda. ¿Pensaste que el libro podía llegar a tener ese impacto, sobre todo entre quienes la conocieron o en quienes tienen mascota?

-Vengo de una tierra de leyendas. Valledupar, la ciudad donde nací, es celebre en Colombia por las tantas que allí se cuentan, comenzando por la principal, la leyenda vallenata. Sin embargo, nunca pensé que el libro llegara a tener el éxito que está teniendo, jamás pensé que Humilda sería tan famosa. Yo solo quería contar su historia y celebro que le guste a tanta gente.

-¿Cómo sobrellevas la ausencia de Humilda ahora que ya se publicó el libro? ¿Te sientes mejor acompañado en el duelo por los lectores? ¿Qué retroalimentación has recibido de ellos?

-A diario recibo en mis redes comentarios de los lectores y me he dado cuenta de que, en muchos, hay cierta vergüenza por sentir dolor por la muerte de su mascota. No hablo solo de expresar ese dolor, sino, repito, del mismo hecho de sentirlo.

La sociedad, tan machista y patriarcal, desde siempre ha pretendido dominar nuestras emociones, nos ha enseñado que hay que negarlas u ocultarlas porque son signo de vulnerabilidad, nos impone por quién hay que sentir algún sentimiento (la pareja, la madre, el hermano, el amigo, etc.) y de qué manera, y nos cuestiona cuando el origen de ese sentimiento es un animal. ¿Y por qué ha de ser así?

Mi libro es sobre el duelo por un animal y mucha gente me cuenta lo tanto que le ha servido para enfrentar el suyo, en ocasiones reprimido por largo tiempo.

-¿Qué consejo darías para superar el dolor a quien acaba de perder a su mascota (con la que se ha encariñado tanto)?

Que lo enfrente, que no sienta vergüenza por el intenso dolor que pueda llegar a sentir, que lo llore, incluso en público, que acepte el sentimiento de la ausencia, el fantasma del animal muerto que permanece en los lugares de la casa en donde solía estar, que los primeros días continúe haciendo las rutinas diarias que hacía con su perro hasta que el dolor inicial termine de irse. Si es que se va.

Trayectoria consistente del autor colombiano. (Imagen, cortesía de editorial Planeta).

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