Breve apunte. Rondaría los 82 años en este 2020, pero su corazón detuvo su magnífica vida y obra en el año 2000. Mi hermano Jorge, también poeta, que falleció en enero de este año pandémico, me presentó a Antonio Castañeda en 1980. De inmediato admiré una de sus grandes virtudes de escritor: la brevedad, la contundencia, la hermosura de sus piezas poéticas. Era el tipo de voz que, en ese entonces, quería encontrar como aspirante a poeta. Antonio y Jorge, al lado de otros escritores, se hermanaron en las veladas intensas, en las jornadas de fiesta. De ahí nacieron muchos de sus potentes textos. Con esta muestra, rendimos un merecido homenaje a Antonio Castañeda, con la intención de traer a esta sección de Otros territorios, el trabajo creativo de muchos autores que nos dejaron ya. (Eduardo Cruz Vázquez).
Selección de poemas del libro Reámpagos que vuelven (Joaquín Mortiz, 1985), con el que obtuvo el Premio Nacional de Poesía Aguscalientes en 1985.
Estado de sitio
Hoy,
en este momento,
si fijo la vista atrás,
puedo sentir
el horror intransferible
de estar vivo.
Cosas del oficio
En ocasiones,
qué arduo
me resulta
el oficio constante
del olvido.
Desnudo
Reclinada en el diván,
desnuda,
con la mirada detenida
en un tiempo
que esperas
te sea confortante,
tocas los hilos prodigiosos
que surgen de este invierno.
Mientras,
como otra piel,
una luz tenue
se extiende amorosa
por tu cuerpo.
A la luz del espejo
Mi rostro,
en el espejo,
es fiel reproducción
de todos
los horrores.
Antonio Castañeda