Desde Cholula, Puebla.
Hace dos años vivo en esta casa. Apenas hoy escucho a los niños vecinos jugar en sus jardines. Alguien lleva horas oyendo a The Doors (por lo menos tiene buen gusto). La casa de las fiestas está en silencio. Anoche pude escuchar a los grillos y oler los jazmines. ¡Nadie tronó cuetes! En la transitada avenida, a dos cuadras, apenas se escucha el paso de algún automovilista. Tengo la sensación de que si salgo a la calle me voy a encontrar estacionado el Valiant de mi papá y a mis primos, sentados sobre el cofre, esperándome para ir a gastarnos los 20 centavos de cobre al tendajón de la esquina. Este es un domingo de otro tiempo, un domingo setentero. (Sandra Peredo).