Foto: Angélica Abelleyra.

En este lapso de vida en reclusión, estar en un espacio contenido ayuda a contenerse. A mirar con atención y hasta con ternura ese cubo espacial más grande o más chico pero conocido donde nos movemos para recorrer pisos, paredes y techos con la mirada, con la imaginación y sobre todo con las emociones. Y si hay aceptación de ese ámbito físico pero sobre todo anímico, quizás la imaginación logre reinar en instantes para dar fruto al trabajo. Con ello podemos dar un paso más de agradecimiento ante el privilegio de seguir respirando, de poder comer, de convivir con más o menos armonía individual y familiar, y hasta de refunfuñar por la carga de tareas domésticas que no pueden soslayarse. La contención magnifica los sentidos y una logra escribir, analizar, preguntar y volver a escribir(se) en este proceso interminable de edición que es la vida. Y qué dicha ser partícipes del primer año de existencia de Paso libre para narrar la vida cultural colectiva desde tantas aristas.

Share the Post: