El cautiverio ya es costumbre. Cuatro años pegado a un restirador, moldean a cualquiera para no extrañar la calle y tomarle cariño a las lecturas, las escrituras, los dibujos. Por eso, hacer negocio via Internet ha sido algo lógico. Las reglas impuestas por la pandemia, poco modifican mis hábitos. Lo que sí se ha modificado, son los mensajes que recibo. Que el mercado se ha contraído y debemos bajar los precios; que los envíos tardarán más por el cierre de fronteras, así que los clientes (si es que quedan) también han de ser pacientes. Y los mensajes de texto de mis amig@s sexoservidor@s, que venden paquetes de fotos ante la caída de movimiento en las calles. La crisis nos ha alcanzado a todos. (Luis Manuel Urrutia).
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