Gana demanda por plagio Festival de Cine
al gobierno de San Luis Potosí (1)


Del 2012 al 2021, hay un largo trecho. El FICSLP ha enfretado las más variadas calamidades desde las esferas gubernamentales de San Luis Potosí. Con sentencia en mano a su favor, sostiene un litigio en contra del Centro de las Artes de la Secretaría de Cultura. (Imágenes, cortesía de Intelegal Abogados).

 

Hafid Soto Sánchez
Intelegal Abogados
Especialista en Propiedad Industrial y Derechos de Autor
Apoderado de marca del Festival Internacional de Cine en San Luis Potosí

 

El Festival Internacional de Cine en San Luis Potosí (FICSLP), fundado y dirigido por Omar Velducea, nace 2012 y obtiene su registro como marca ante el IMPI el 6 de mayo de 2014, con vigencia hasta 2023. Se trata de una plataforma que a lo largo de los años ha contado con la colaboración de diversidad de ciudadanos y de cineastas potosinos, entre ellos quienes laboran de manera voluntaria ya sea como parte del staff, asistentes de sala, técnicos de audio y video, o jurados, entre muchas de las tareas que impone el evento.

Se cuenta en ellos gente de la comunidad cultural como Carlos Guevara, Irlanda Minou, Víctor Martínez, Karen González, Ronnie Medellín, Kassandra Morales, Ana Isabel Martínez y Alejandra Argaiz, entre otros. De los cineastas y profesionales del cine se puede mencionar a Tihui Arau, Agamenon Quintero, Luis Carlos Fuentes, Gerardo Taracena, Sebastián del Amo, Johana Blendel, Jorge Luis Moreno, Arturo Tay, Damián Alcázar, Said Sandoval y Nicolás Celis.

A partir de 2017 se consolida un equipo conformado por Alfredo Rodríguez en la programación, Carlos Rodríguez en talleres y conferencias, Manuel Alva en marketing y publicidad, Amaury Jonguitud en talento, Miguel Carrillo en producción, Arturo Velasco en rallyty universitario y Germán González en relaciones públicas. Este grupo de colaboradores permite al festival atender al público cinéfilo, ofrecer una mejor oferta para quienes asisten de manera gratuita, así como ampliar los beneficios para la comunidad de cineastas y sus producciones locales.

De igual manera, en el festival ha sido factible programar premieres de cintas como, Cómprame un revólver, El complot Mongol, Un filósofo en la arena, Roma, El Irlandés y Zombies en el cañaveral, muchas de ellas en estreno antes que otros festivales, así como la proyección de más de 7 mil cortometrajes a concurso en nueve años de existencia del FICSLP.

El trayecto no ha sido fácil y en estos últimos años se ha tenido que enfrentar un gobierno que pone barreras en lugar de apoyar, lo cual vuelve más difícil la labor del festival. Es sabido que los programas y presupuestos de los gobiernos estatales, sin distingo alguno, se han destinado en una mayor proporción, por ejemplo, a las manifestaciones tradicionales de la cultura como las artes visuales y escénicas (escasamente en ellas a la fotografía), a las artesanías, editorial y la literatura. En el caso de las producciones cinematográficas que han llegado a filmar a la entidad, se les ha privilegiado con los recursos del gasto público operado por la Comisión de Filmaciones de la Secretaría de Turismo, a cargo de Beatriz Eugenia González, en detrimento de los proyectos de la entidad. Hablamos, por cierto, de una funcionaria que ha permanecido por muchos años en su cargo.

Estamos en la seguridad de que los cineastas potosinos no suelen buscar apoyos millonarios en sus instituciones, como siempre se cree desde la política local. Aun siendo sus presupuestos muy bajos, se carece del estímulo que debería prestarse, lo que confirma la percepción de que “si es cineasta local, no es profesional”. Esta combinación de factores de la “cultura política” ocasiona que se deje de lado tanto el reconocimiento a los creadores potosinos que han significado nuestra cultura, como a aquéllos que son parte importante de la cinematografía, tanto a nivel internacional como en el mercado doméstico.

 

Todo el poder. A pesar de la buena disposición de los directivos del FICSLP, la Secretaría de Cultura de San Luis Potosí fue omisa y se enfrascó en el uso indebido de marca al organizar en 2016 la “Fiesta Internacional de Cine en San Luis Potosí”.

 

Mencionemos el caso de talentos ya desaparecidos: el argumentista Pascual García Peña (Más allá del amor), el actor Arturo Martínez (Juan Charrasqueado), el director Emilio Gómez Muriel (Simitrio), la actriz Lupe Vélez (La Zandunga) y el músico Julián Carrillo (Intolerancia). De la actualidad citemos al guionista Luis Carlos Fuentes (Belzebuth) y a los directores José Ramón Chávez Delgado (Ayúdame a pasar la noche), Andrés Kaiser (Feral), Alejandra Márquez Abella (Las niñas bien), Andrés Ibáñez (Sacúdanse las penas), Anubis Alejandro (Behind the mask), como también los productores José Lomas-Herbert (Potosí) y Omar Flores Sarabia (Peyote).

Las autoridades culturales de la administración del gobernador Fernando Toranzo Fernández (PRI, 2009-2015) sostuvieron un notable desinterés hacia el festival en las primeras tres ediciones, conducta que también significó lejanía con las inquietudes de los ciudadanos dedicados a la cinematografía. Más allá, en dicho sexenio tampoco se aprovechó el potencial para locaciones de algunas zonas geográficas de San Luis Potosí.

En esa perspectiva de otorgar valor a lo nuestro, no en vano que el galardón instituido por el festival sea un símil de la figura prehispánica conocida como “Adolescente Huasteco”, la cual se eligió por representar a nuestro estado desde sus raíces precolombinas hasta nuestra contemporaneidad. La figura antropomorfa, vale describir, se encuentra erguida con una mano en el pecho, la boca abierta y viendo al horizonte, como queriendo comunicarse; mezcla elementos tecnológicos que se fusionan con su biomecánica, simbolizando la evolución constante que desde el daguerrotipo nos conduce a la cinematografía actual.

La primera propuesta del festival, en 2012, fue entregada a Mireya Bernal, entonces directora general de Festivales Internacionales (por cierto, fue candidata a diputada por Movimiento Ciudadano) quien se acompañaba en la dependencia de Arturo Castillo, quien a la postre le sustituiría en el cargo. La respuesta, sin leer el proyecto, fue textualmente “¿quieren un festival de cine? Dejen el proyecto y nosotros lo realizamos”. Así para las entendederas, a Velducea y su equipo de trabajo no le quedó más camino que “jugar” sin ellos, acudiendo a varias alternativas de espacios culturales que nos pertenecen como potosinos y mexicanos.

Muchas dificultades se enfrentaron para acceder a instalaciones públicas a efecto de realizar las actividades del festival. Cuando se pudo obtener su uso, se condicionó a dar publicidad al gobierno pese a no poner un solo centavo. En sitios como la Cineteca Alameda (cuya sede es lo que fuera el legendario teatro-cine Alameda), en esos años a cargo de Alejandro Valencia, se dijo que no se podía facilitar el recinto ya que, como en el municipio Cerro de San Pedro, próximo a la capital, “ya existe un festival, no podemos tener otro”. Ante esta absurda situación, el entonces director de Desarrollo Cultural de la Secretaría de Cultura, Juan Carlos Díaz Medrano, tuvo a bien amonestar al encargado de la cineteca y resolver el uso del teatro en la primera edición.

Entre los años 2013 y 2015 la producción cinematográfica local, así como los eventos e interés del público hacia el cine crecieron tanto en oferta como demanda. Incluso los ya citados funcionarios Bernal y Castillo sumaron al FICSLP, con una participación itinerante, en el Festival de la Ciudad de San Luis Potosí, pero con mínimas aportaciones económicas. Fueron esos años de variados logros, como la premiere de Potosí en el Centro Cultural Universitario Bicentenario 200; otro, el primer lleno, desde sus mejores tiempos como la sala más grande de México, del teatro-cine Alameda, con Peyote. Uno más fue el que la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas tomara en cuenta en sus actividades a los ganadores del FICSLP, como de la misma manera el Instituto Mexicano de Cinematografía dio registro al evento en su calendario anual.

 

A la primera fue la vencida y la “Fiesta Internacional del Cine”, bajo la coordinación de Carlos Sosa Ortiz y Eva Sangiorgi, con fondos donados por Banorte solo se llevo a cabo en 2016.

 

No sobra añadir que el festival forma parte de los fundadores de la Red Mexicana de Festivales Cinematográficos, así como fue sede de la tercera reunión del organismo, la cual se llevó a cabo en la tanto en el auditorio de la Facultad de Leyes de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, como en la Cineteca Alameda, dirigida por quien aún sigue al frente de ella, Mario Candia Gómez, quien tuvo a bien apoyar este encuentro a pesar de los disgustos con otros eventos relacionados al cine, demostrando que la pluralidad de distintos programas, realizadores y ciudadanos pueden articularse ante nuestras instituciones.

Todo parecía pintar bien para el crecimiento de la industria cinematográfica potosina, a pesar de un traspié de la presidencia municipal de San Luis Potosí a cargo de Mario García Valdez (PRI, 2012-2015) la cual, mediante el burdo recurso de copy paste de nuestro festival, realizó un versión que duró dos años. Aunque al principio se pretendió promoverlo bajo el mismo nombre que el FICSLP, tras advertir de la infamia al alcalde, terminaron por emplear la denominación de CinemaFest. No hay duda de que la actividad tuvo fines políticos. Más allá de que se ignoraron esfuerzos como el del FICSLP, se dejó en claro que no había oposición a otras alternativas para el público cinéfilo; lo terrible era que se trataba de una competencia desleal.

Cuando el gobierno quedó a cargo Juan Manuel Carreras López (PRI, 2015-2021), se encontró en paralelo con la administración municipal de la capital en poder de Ricardo Gallardo Juárez (PRD, 2015-2018), padre del gobernador electo por el Partido Verde, Ricardo Gallardo Cardona. En una medida arbitraria con el pretexto de que el festival había organizado una función comercial en la Cineteca Alameda del cortometraje Vicius crime de los jóvenes directores potosinos Obed Hernández y Luis Rivera, cuando en realidad era gratuita, los inspectores acudieron a imponer la suspensión de la corrida y una multa de aproximadamente 500 salarios mínimos por la falta del permiso. Se tuvo que cargar con la penalización, no sin apelar al castigo, y convenir de manera ajustada las condiciones para no suspender el evento.

Es cierto que desde 2013, cuando Mario Candia Gómez se hizo cargo de la Cineteca Alameda, se abrió un espacio de colaboración más sensato. El nuevo gobierno encabezado por Carreras, ratificó en su responsabilidad a Candia y con dichas expectativas se propuso organizar la cuarta emisión del festival en 2016. Tiempo después, la dirección del festival planteó una Iniciativa de Ley de Fomento, Promoción y Desarrollo del Arte Cinematográfico del Estado y Municipios de San Luis Potosí, ante los diputados de la LXII Legislatura (2018-2021) del Congreso. Sobre el particular recordamos lo que mencionó el diputado del PRI, Martín Juárez Córdova, el 19 de noviembre de 2020, cuando la Iniciativa fue rechazada ¡por tercera vez!: “No es materia nuestra”, a pesar de que se le hizo ver que más allá de los preceptos constitucionales fijados en el artículo 73, la Ley Federal de Cinematografía señala expresamente que es factible legislar en este sentido.

Puesta en la “congeladora” la Iniciativa de Ley, veremos si en el nuevo Congreso local es factible reanimar su validez y viabilidad.

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