Incremento a museos, apuesta a la ignorancia

Presupuesto que no alcanza para preservar y asegurar el patrimonio, aún con incremento a las tarifas de sitios y museos. Una estampa de la noche en que se vino abajo el techo del Templo Mayor. (Imagen tomada de abc.es).

 

Una vez más los traidores de Morena y demás lacayos del PT y el Verde Ecologista, fieles a todo lo que les dice su patrón, que ya sacó su verdadero rostro de cacique allá en Palacio Nacional, vuelven a golpear a la cultura, ahora desde la Miscelánea Fiscal y las reformas a la Ley Federal de Derechos con el incremento de las tarifas para ingresar a los museos. Ya de por sí las familias de escasos recursos no asisten a los museos por su costo, ahora menos y con las nuevas tarifas se incrementará la falta de público, aunque ya sabemos que la secretaria de Cultura mentirá nuevamente sobre la afluencia a los museos en el próximo informe, para tapar la estupidez y que el cacique allá arriba siempre tenga la razón.

En un país que tiene índices alarmantes de pobreza, aumentar el costo de los museos es apostarle a la ignorancia del pueblo de México, es lo mismo que apostarle a subir las cuotas a la educación pública y gratuita por la que tanto se “desgarran” las vestiduras. Es un crimen lo uno y lo otro cuando es obligación del Estado garantizar el acceso a la educación a la ciencia y a la cultura, aunque parece que en Palacio Nacional, tanto el presidente como sus secuaces del PRI en el gabinete, piensan que ellos son el Estado, están por encima de la ley y los demás se arrodillan.

El espacio del museo es parte del complejo educativo de la nación, es un espacio didáctico y pedagógico que no solo alberga parte de la memoria histórica. Tampoco es el mausoleo de objetos antiguos u obras de arte, ahí se resguarda e interactúan las culturas también. Los museos que pertenecen a la nación deberían ser completamente gratuitos para las mexicanas y mexicanos y no el nuevo escaparate de capitales para el neoliberalismo de la 4T.

Hace años que se pelea por la gratuidad de los museos, los sindicatos del Instituto Nacional de Antropología e Historia, del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura, artistas, investigadores y ciudadanos lo han demandado, así que resulta inconcebible que una vez más la voz de la gente, de trabajadores y trabajadoras del arte y la cultura que no solo han demandado la gratuidad sino mayor presupuesto para la conservación y desarrollo de estos espacios, vuelva a ser avasallada por un gobierno que sigue desmantelando la infraestructura cultural del pueblo. Que una vez más la nueva Legislatura de diputados y senadores de cuarta se comporten como lacayos del Poder Ejecutivo, argumentando que le hacen un bien a la nación cuando están haciendo lo contrario.

No subieron los impuestos, pero si los museos, tan urgidos están de dinero que arremeten contra el patrimonio y la educación de todo un pueblo, más de la mitad del salario mínimo de un mexicano costará entrar a un museo, ¿en serio esperan a las grandes masas abarrotándose en los museos? Mientras, el dinero del pueblo, que algunas migajas el gobierno le destina a la cultura, se despilfarra en un proyecto que es todo un monumento a la soberbia presidencial y de la secretaria de Cultura, que tiene la mayoría de las voces en contra como es el proyecto cultural de Chapultepec.

Los museos también llevan en crisis bastante tiempo, muchos se están cayendo por falta de presupuesto, la investigación también y los condicionamientos para los usuarios adentro de los espacios incluso van más allá de la lógica. Ya de por sí en muchos museos se le prohíbe a los estudiantes sacar plumas y libretas y no pocos artistas hemos tenido tremendas discusiones con autoridades y personal de seguridad porque no nos permiten tomar apuntes. También, las museografías, curadurías y discursos tienen que adaptarse al tecnócrata historiador que desde los museos quiere reconfigurar la memoria para satisfacer y justificar los imaginarios del gobierno en turno.

Lo hemos visto hasta el cansancio: omisiones históricas, manipulaciones, mentiras, verdades a medias, como los vestidos de Carlota por encima de la lucha de resistencia a la invasión estadounidense durante el 47 en el Castillo de Chapultepec, capricho de Marta Sahagún y el expresidente Fox y lucha que hoy sigue refundida en un cuartito del museo. La exaltación de Iturbide en el MUNAL en una exposición que culminaba con una obra monumental de vivas a Cristo Rey en el Bicentenario del inicio de la Independencia. O la exaltación de Porfirio Díaz por encima de Carmen Serdán y sus hermanos en el Museo de la Revolución en Puebla (su propia casa) en la conmemoración del Centenario de la Revolución, ambos caprichos del gobierno de Felipe Calderón. Y ni que decir de Peña Nieto, ese siempre fue un títere y un cero a la izquierda. Hoy, ni que decir del cambio de fecha de la fundación de Tenochtitlan para que, al más puro estilo porfirista, el presidente pudiera conmemorarlo y enfrente de un Templo Mayor abatido por la naturaleza y sin presupuesto para su restauración.

Durante el debate de las reformas a la  Ley Federal de Derechos en el Congreso (nuestro tradicional coliseo romano) la actual oposición que ahora revierte los discursos que siempre reprimió no da pie con bola con los discursos oficialistas que también se revirtieron como si fueran neoliberales, “Huele azufre”, atinó a decir un diputado del PT en medio de las trifulcas verbales, no diputado, no se haga, no solo huele a azufre también sabe a traición.

 

Mientras numerosos recintos demandan fuertes cantidades de recursos para su sostenimiento, el gobierno abre nuevos espacios, como el Museo Cencalli, la casa del maíz, como parte del Complejo Cultural Los Pinos. (Imagen tomada de ibero909.fm).

 


 

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