
La configuración de los imaginarios sociales pasa inevitablemente por el ejercicio del poder y en México desde hace décadas se ha llevado a cabo de manera ejemplar para sustentar y justificar a toda una horda de gobernantes cínicos y sin escrúpulos en el poder, pero no solamente gobernantes sino acciones e ideologías que se le han impuesto al pueblo de las maneras más perversas y generalmente este manejo ideológico de la imagen se acentúa cuando hay conmemoraciones.
Para las celebraciones del Centenario y del Bicentenario de la Revolución Mexicana y la Independencia los gobiernos panistas utilizaron hasta la religión para justificar las atrocidades que durante dos sexenios emprendieron contra el pueblo de México. En ese año 2010 toda la parafernalia ideológica de la derecha y ultra derecha mexicana se dejó sentir, primero en la exposición del Bicentenario en Palacio Nacional en la que por ejemplo, fueron expuestos dos estandartes utilizados por el Ejército Insurgente bajo el mando de Miguel Hidalgo, piezas que fueron expuestas con gran orgullo y en las que pudimos observar las imágenes de la Virgen de Guadalupe para reafirmar el fervor y devoción guadalupana de este pueblo desde sus inicios en la guerra de liberación.
Sin embargo, se volvió a negar la historia al pueblo de México al ocultar un lado de los estandartes, es decir la otra cara de los estandartes que contienen las imágenes de un águila parada en un nopal, el mito fundacional que fue el componente activo dentro del imaginario del pueblo entonces. Una memoria histórica negada siempre por el fanatismo religioso de la iglesia católica y de gobernantes de golpe de pecho y agua bendita, racistas y clasistas que hasta el día de hoy siguen negando los orígenes de las luchas y héroes populares e indígenas.
Así, por ejemplo el “Pípila”, único representante del pueblo que figuraba en los libros de texto en esa guerra, fue borrado de un plumazo por un mediocre historiador orgánico al servicio de las cortes del poder, dejando claro el mensaje que sigue vivo el día de hoy: el pueblo no se levanta en armas, los indígenas no se levantan en armas, son artesanos, los demás son terroristas infiltrados por extranjeros e intereses ajenos que quieren desestabilizar a México.

También, la exposición en el Museo Nacional de Arte mostró dos aberraciones al principio y al final, primero la exaltación de Agustín de Iturbide como el héroe que consuma la independencia y al final del recorrido la figura de Cristo Rey dando sermones a un pueblo que enarbola las banderas de México, muy de acuerdo con el fanatismo de las oligarquías y la doble moral de la ideología panista y la ultraderecha.
Al mismo tiempo en la Heroica Ciudad de Puebla en el Museo de la Revolución, la antigua casa de los hermanos Serdán, en la que de principio a fin la figura de Porfirio Díaz dominaba como héroe de la modernidad. Una bazofia de exposición que incluso negó por completo la heroica y estratégica participación de Carmen Serdán, la primera en disparar cuando las fuerzas federales rodearon su casa, ese tiro también inició la Revolución Mexicana. Sin embargo, los historiadores también decidieron que una mujer no se levanta en armas, debe de estar en la cocina criando hijos y cuidando a la familia, por lo que el discurso oficial la redujo a ayudante de sus hermanos para cargarles las armas en aquella escaramuza y no como la digna combatiente que defendió con las armas en la mano el sufragio efectivo y la no reelección.
Historia al gusto
La 4T no queda exenta de la manipulación ideológica y la reconfiguración de los imaginarios sociales e históricos para ponerlos a su servicio este año de conmemoraciones. Ya la impresentable secretaria de Cultura anunció un desfile de estandartes donde muy “orgullosamente” veremos una vez más a la Virgen de Guadalupe y una vez más el águila fundacional será negada, de la misma manera que ha estado negando los 100 años del muralismo mexicano; ya veremos indígenas de penacho y lentejuela a diestra y siniestra y ya sentiremos el restriego patriotero de la doble moral oficial que habla de 500 años de resistencia indígena mientras cientos de pueblos originarios son despojados de sus territorios para construir megaproyectos de muerte, caprichos de la oligarquía colonialista y del Presidente de la República, e incluso son perseguidos por grupos paramilitares auspiciados por el silencio oficial y con la presencia de todo el aparato represivo comenzando por la Guardia Nacional.
Sin ir muy lejos, desde el inicio de los sermones mañaneros de Palacio Nacional podemos observar una manipulación del imaginario en las transmisiones, el manejo de cámaras y la imagen. Por un lado, la imagen corporativa del gobierno de México y la 4T, en la que observamos las transformaciones de este país a través de las figuras de los héroes. Primero la independencia, luego Juárez y la República, la Revolución Mexicana por supuesto el expresidente Madero, el siguiente en la fila el general Lázaro Cárdenas, aquí termina la imagen corporativa pero el que sigue dentro de todo el cuadro es AMLO.

Si observamos las transmisiones y fotografías, el presidente siempre sigue después de Cárdenas en un orden cronológico, es decir, ya se auto asume como un “héroe” y como la siguiente transformación. En cima con un discurso rancio y anacrónico, un “héroe” liberal que lucha contra los conservadores en pleno siglo XXI. La posición del Presidente de la República, permanentemente junto al expresidente Lázaro Cárdenas no es más que un abominable y mesiánico manejo de la imagen al pretender compararse con los héroes de la patria. Una imagen que diario pasa por el subconsciente de los mexicanos para instalarse en un imaginario colectivo obligado donde AMLO se hace pertenecer a ese grupo de héroes de la patria.
El imaginario colectivo y la manipulación de éste es muy poderoso, puede ser benéfico en las manos correctas, pero también muy destructivo en las manos incorrectas, por eso hay que defender la memoria y la historia, revertir estas construcciones alienantes y manipuladoras. La historia de la humanidad está plagada de esto, desde la antigüedad hasta la historia moderna y contemporánea: Stalin, Hitler, Mussolini, Pinochet, Bush, Porfirio Díaz… ¿Quién sigue?
Polo Castellanos
Muralista y grabador mexicano. Artista visual con un doctorado en artes y diseño, maestría en gráfica y licenciado en artes visuales por la Facultad de Artes y Diseño-Academia de San Carlos. Cuenta con una trayectoria como creador de más de 33 años. Su obra forma parte del patrimonio de países como Francia, Cuba, Argentina, Ecuador, Colombia, República Dominicana, Chile, Bolivia, País Vasco y México. Fundador del Movimiento de Muralistas Mexicanos (MMM) y las Brigadas Plásticas. Con más de setenta de murales y más de un centenar de exposiciones es investigador independiente y columnista en el área cultural. Delegado por México del Movimiento Internacional de Muralistas (MIM), miembro de la Asociación de Autores Gráficos, Plásticos y Fotográficos (ADAGP) en Francia, de la Red de Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad Capítulo México, de la Asamblea por las Culturas-Coalición de Artistas y miembro fundador del Movimiento por la Cultura y el Arte de México (MOCCAM).