El pasado 7 de mayo, el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, señaló a la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) de estar financiando a “Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad”, una asociación civil que se ha caracterizado por golpear al gobierno de la 4T. Exigiendo además, por la vía diplomática, una aclaración por parte de Estados Unidos en lo que pareciera ser una cuestión injerencista contra nuestro país. Entre la ofensa justificada, las pruebas, los dimes y diretes de la mencionada asociación fundada por una oligarquía de empresarios, están también las verdades que el gobierno de México omite sobre la presencia y actividades de la USAID en nuestro país, vemos una autoridad que exige explicaciones y hace cuestionamientos donde le conviene y al parecer guarda silencio donde no le conviene respecto a una de las agencias estadounidenses más nocivas para el desarrollo y la autodeterminación de los pueblos, catalogada por Noam Chómsky como una de las “organizaciones terroristas más letales del mundo”.
Aunque su aparición en México es en 1961, la USAID forma parte del engranaje injerencista históricamente en pueblos y naciones por todo el mundo. Como parte de la “diplomacia” del “buen vecino”, “buen samaritano generoso” del mundo “libre”, la finísima agencia oculta sus intereses neocoloniales, que pone en práctica inmiscuyéndose en la vida y actividades de las naciones que toca. Denunciada junto a la CIA en reiteradas ocasiones y expulsada de países como Ecuador, Bolivia y Venezuela, la USAID según el portal EcuRed, es la “agencia principal de intervencionismo directo de Estados Unidos en las naciones […] Decide, financia, dirige y controla planes, programas y proyectos vinculados con el desarrollo de la agricultura, la democracia y la gobernabilidad, el crecimiento económico y el comercio, la educación y las universidades, el medio ambiente y las alianzas mundiales para preservar el nuevo orden mundial capitalista, so pretexto de la asistencia humanitaria”. A través de “ayudas” ofrece asistencias de todo tipo desde técnicas hasta militares y políticas.
En México, entre muchas cosas, según su propia página web (https://www.usaid.gov/es/mexico) nos están “ayudando” en cinco ejes: 1.- “Prevención del Delito y la Violencia” (pero son los principales promotores de la violencia, cómplices del crimen organizado y los cárteles de la droga a través de la Iniciativa Mérida de la cual son los encargados, no sobra decir que en parte también son los responsable de que los militares y la Guardia Nacional estén en las calles); 2.- “Estado de derecho” donde también esta metida la Iniciativa Mérida capacitando al Poder Judicial; 3.- “Derechos Humanos” en donde son asesores del área correspondiente de la Secretaría de Gobernación con el subsecretario Alejandro Encinas; 4.- “Fortalecimiento de la Transparencia y la Integridad” vigilando que el sistema judicial funcione al dedillo y, por último 5.- “Paisajes Sostenibles” donde los principales defensores de la petroleras Chevron, Texaco y Exxon, vigilan el buen desarrollo de políticas relacionadas con el cambio climático, asesoran y financian investigaciones sobre el tema, como mapeos satelitales en territorios indígenas por ejemplo, en coordinación con Peace Corps (otras fichas del neocolonialismo) para ubicar recursos naturales y cuyos resultados acaban en las agencias de inteligencia de Estados Unidos y no en México, información de primera mano sobre los recursos estratégicos de nuestra Nación.
En el tema educativo la situación no es menos alarmante. La Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES) tiene convenios, por ejemplo, con el Programa México Promoviendo la Justicia (PROJUSTICIA) con la que se está dando capacitación en temas Judiciales. También, programas dirigidos a la educación infantil donde una de sus metas es, por ejemplo, “mejorar la capacidad de los programas de desarrollo para el sector terciario la fuerza laboral a modo de producir una fuerza de trabajo con destrezas adecuadas a las metas de desarrollo del país…”. En pocas palabras capacitar para servir al capitalismo en educación, salud, cultura y turismo, entre otros. O sea puntos estratégicos. Sin mencionar la ingerencia que la USAID tiene en el sistema universitario comenzando por las universidades privadas y hasta la UNAM en la que pululan manuales de educación en las aulas y que de forma obligatoria el Sistema Incorporado impone a sus profesores.
Con respecto a la Iniciativa Mérida –supuestamente desaparecida por el señor Presidente– “se ha convertido en la piedra angular de nuestra cooperación” según palabras del ex embajador Christopher Landau, en enero del 2020 en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, en donde entregó sofisticados equipos de inspección de pasajeros de “Tecnología Avanzada de Imagen” para combate al crimen organizado y el terrorismo. Una “labor conjunta entre la Secretaría de Comunicaciones, la Agencia Federal de Aviación Civil y el Gobierno de los Estados Unidos, y nuestros socios de Cherokee Nation Mission Solutions…”.
También en agosto del 2019, la Inciativa Mérida promueve la homologación de la capacitación y formación policial de academias e institutos de policía donde la Comisión para la Acreditación de Agencias de Seguridad Pública (CALEA), ha certificado más de 20 instituciones “con una amplia gama de normas sobre recursos públicos, políticas administrativas y procedimientos operativos. La adhesión a estas normas ayuda a las instituciones de seguridad pública a fortalecer su capacidad para prevenir y controlar la comisión de actos delictivos, mejorar la prestación de servicios, consolidar la cooperación interinstitucional y aumentar la confianza de los ciudadanos y el personal”.
Si a esto le aunamos la infinidad de bases militares estadounidenses, conformadas en pequeñas unidades que se encuentran regadas por todo el territorio nacional haciendo labores de inteligencia y contrainsurgencia, como han denunciado distintos especialistas en la materia, lo que estamos viviendo es una película de terror hecha realidad. Así que ante este sórdido panorama, las explicaciones que el presidente de la República solicita al gobierno de los Estados Unidos y el financiamiento de la USAID a “Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad” es un paseo por el jardín de niños un soleada mañana de domingo. ¿Por qué se le están ocultando a la mayoría de los mexicanos las operaciones de la USAID en México? ¿Quiénes están autorizando estas operaciones claramente violatorias de la soberanía nacional? ¿Cuándo se va a hacer una investigación a fondo sobre la presencia y las actividades de la USAID que violan los principios por las que los héroes de la Patria dieron la vida? O es que aquí hay un doble discurso sobre soberanía en el que se esconde una doble moral.
https://www.usaid.gov/es/mexico
https://www.ecured.cu/EcuRed:Enciclopedia_cubana
Polo Castellanos
Muralista y grabador mexicano. Artista visual con un doctorado en artes y diseño, maestría en gráfica y licenciado en artes visuales por la Facultad de Artes y Diseño-Academia de San Carlos. Cuenta con una trayectoria como creador de más de 33 años. Su obra forma parte del patrimonio de países como Francia, Cuba, Argentina, Ecuador, Colombia, República Dominicana, Chile, Bolivia, País Vasco y México. Fundador del Movimiento de Muralistas Mexicanos (MMM) y las Brigadas Plásticas. Con más de setenta de murales y más de un centenar de exposiciones es investigador independiente y columnista en el área cultural. Delegado por México del Movimiento Internacional de Muralistas (MIM), miembro de la Asociación de Autores Gráficos, Plásticos y Fotográficos (ADAGP) en Francia, de la Red de Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad Capítulo México, de la Asamblea por las Culturas-Coalición de Artistas y miembro fundador del Movimiento por la Cultura y el Arte de México (MOCCAM).