Lupa al gasto público en cultura; las sorpresas

Economistas culturales en su laberinto. (Imagen tomada de centrocien.wordpress.com).

 

Los gobernantes pueden hablar mucho sobre sus inclinaciones en favor de algún área que le interesa atender, incluso tienen la habilidad para convencernos de que existe afinidad con nuestros intereses. Sin embargo, existe una variable claramente observable que nos permite identificar cuáles son las prioridades de su gobierno, esa variable es el gasto ejercido.

Por el tiempo que trabajé en el análisis de los resultados del presupuesto, me acostumbré a identificar las prioridades de los programas gubernamentales con base en el monto del gasto asignado y ejercido a éstos. En muchas ocasiones, pude corroborar que dichos montos no correspondían con el discurso.

En el caso de la cultura, recuerdo que no era uno de los temas favoritos del presidente Felipe Calderón, no obstante, en el último año de su gestión se destinó a estos fines la mayor cantidad de recursos fiscales de los años recientes.

En las líneas que siguen vamos a revisar la evolución histórica del gasto público federal canalizado a la cultura y las artes, su período de crecimiento y su lento declive. Vale la pena recordar que la creación de la Secretaría de Cultura fue en diciembre de 2015 y que antes de ella la responsabilidad de la política cultural del gobierno descansaba en el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, mismo que dependía de la Secretaría de Educación Pública.

El baile de las cifras

El análisis sobre el comportamiento del gasto público ejercido en materia cultural comprenderá el período que va de 2007 a 2020, lo cual se complemetará con la información del presupuesto aprobado para el ejercicio fiscal de 2021. Las cifras fueron obtenidas del 2º Informe de Gobierno de la actual administración, con excepción de 2020 que proviene de la Cuenta Pública de dicho año. Al final la fuente es la misma.

Cabe señalar que estos montos no incluyen las erogaciones de otras dependencias y entidades que no participan directamente en el sector, pero que ejercen recursos en actividades culturales, tales como la Secretaría de Hacienda y Crédito Público a través de sus bibliotecas y el Museo del Arzobispado; el IMSS y el ISSSTE que cuentan con infraestructura de teatros y auditorios, además de promover diversas actividades artísticas dirigidas a sus derechohabientes, y la UNAM, la UAM y el IPN, cuyas instalaciones y actividades en este ámbito son conocidas.

Las cifras de la primera columna son las que se extrajeron del informe y corresponden al gasto ejercido en cada año tal y como se reportaron en la Cuenta Pública. Como ustedes saben, estas cantidades son afectadas por el nivel de inflación, por lo que sus cambios no reflejan, en su totalidad, los efectos del mayor o menor flujo en su poder adquisitivo. Sin embargo, podemos destacar que el nivel de gasto más elevado que se observa corresponde al ejercicio fiscal de 2012, el último de la gestión del presidente Felipe Calderón, con lo cual culminó una etapa ascendente. Este comportamiento no refleja lo que el Ejecutivo proponía en el Proyecto del Presupuesto de Egresos de la Federación ya que las cantidades planteadas originalmente eran inferiores a las que aprobaba la Cámara de Diputados.

 


La gráfica nos muestra que los recursos aprobados para el ejercicio 2021 se equiparan a lo que se ejerció en 2009, justo antes de que se elevara el presupuesto con motivo de la celebración del 200 aniversario de la Independencia y el centenario de la Revolución. Pero no sólo eso influyó en dicha tendencia, ya que a partir de dicha administración el aumento de las asignaciones no provino de la iniciativa del Ejecutivo, con excepción de 2012, sino de las adecuaciones realizadas por la Comisión de Cultura de la Cámara de Diputados, en apego a sus atribuciones, que asignó apoyos por concepto de transferencias en favor de diversos proyectos culturales, los cuales fueron conocidos como “los etiquetados”.

Ahora sin inflación

Las cifras en términos reales (que corresponden a la penúltima columna del cuadro) excluyen los efectos de la inflación y, por tanto, mantienen el poder adquisitivo del dinero constante a lo largo de la serie. En el caso de la gráfica optamos por presentar sus valores en porcentajes respecto al gasto ejercido en 2012, con la finalidad de facilitar su análisis.

 

 

Sobre esta base, podemos observar que durante los cinco años previos a 2012 el gasto asignado al sector cultura (Conaculta y entidades coordinadas) mostró una trayectoria ascendente, que no fue interrumpida a pesar de los problemas que se enfrentaron en 2008 y 2009 derivados de la crisis inmobiliaria de 2009 en los Estados Unidos. La ligera caída de 2011 se asocia a que el ejercicio anterior se ejercieron recursos extraordinarios por los festejos patrios arriba señalados. En promedio, las erogaciones de esos años representaron 69.0% del monto observado en el último año del gobierno calderonista.

Por su parte, durante la gestión de Enrique Peña Nieto las asignaciones fueron disminuyendo para terminar en una cantidad inferior en 36.4 puntos porcentuales al punto máximo alcanzado. Destaca la caída observada en 2017, como resultado de las presiones que afectaron a la economía nacional desde dos años antes por el desplome de los precios del petróleo y de la plataforma de extracción de petróleo de Pemex. Su equivalencia promedio respecto a 2012 fue de 76.8%.

Durante la actual administración las erogaciones se redujeron aún más. La negativa del Ejecutivo para otorgar apoyos a las organizaciones de la Sociedad Civil implicaron la cancelación de los recursos “etiquetados” que determinaba el Poder Legislativo, por lo que el gasto ejercido en 2019 mostró una caída anual real de 11.3%. Para 2020 los efectos derivados de la pandemia por la COVID 19 y el retiro de los fondos asignados al sector para transferirlos al gobierno de la Ciudad de México con la finalidad de impulsar el Proyecto Chapultepec Naturaleza y Cultura propiciaron otra contracción anual de 11.5% real. Finalmente en 2021, considerando nuevamente que los dineros aprobados para Chapultepec no van a ser erogados por la SC, estamos previendo una disminución de 15.6% descontando la inflación. De esta forma, el gasto promedio de estos tres años se ubica en un nivel equivalente a 49.5% del pico de 2012.

 

 

La gráfica corrobora lo señalado en los párrafos anteriores. De hecho, la trayectoria del gasto a lo largo del período de análisis es negativa, con una tasa promedio anual de 2.0% a precios constantes.

Vale la pena señalar que si el total de los recursos asignados por la Cámara de Diputados al sector cultura se ejercieran por la SC y sus entidades coordinadas, se habría registrado un incremento anual de 12.6%, el cual se contrarresta severamente al excluir la partida destinada a Chapultepec.

Los puntos extra

La información que presento nos muestra una cara de las limitaciones que están afectando al sector cultural, pero en 2020 a estas menores asignaciones se sumó el problema relacionado con la desactivación de los fideicomisos con los que contaba el sector para respaldar diversas actividades en materia de cine, investigación antropológica, operación de museos y diversas actividades.

Como sabemos, en el transcurso del año se emitió un Decreto por el que se ordena la extinción o terminación de los fideicomisos públicos, mandatos públicos y análogos. Como resultado de ello, los recursos derivados de este proceso de extinción fueron enterados, en su momento, a la Tesorería de la Federación (Tesofe) con excepción del Fideicomiso del Sistema de Protección Social en Salud, cuyo patrimonio se transfirió al ente público paraestatal denominado Instituto de Salud Para el Bienestar (Insabi).

De acuerdo con información de la Cuenta Pública de 2020, los recursos que formaban parte del patrimonio de los fideicomisos asociados a la cultura y que se transfirieron a la Tesofe ascendieron a un mil 052.1 millones de pesos, cuya desagregación se presenta a continuación:

Fideicomiso para el Fomento y la Conservación del Patrimonio Cultural, Antropológico, Arquitectónico y Arqueológico de México, 575.2 millones de pesos; Fideicomiso para la Conservación de la Casa del Risco y Pinacoteca Isidro Fabela, 16.4 millones; Mandato Antiguo Colegio de San Idelfonso, 21.3 millones, que corresponden a 76% del patrimonio, y Mandato Nacional para la Cultura y las Artes, 439.2 millones de pesos, equivalente a 28.57% del patrimonio.

El informe anual del Ejecutivo no incluye la información correspondiente a los fideicomisos del cine, Fidecine y Foprocine.

De esta manera, las actividades que hasta el año pasado podían sustentarse con los recursos acumulados en esos instrumentos financieros, ahora dependen de las asignaciones presupuestales, al tiempo que se constituyeron en un peso adicional para el Gobierno Federal, que verá mermada su capacidad para manejar su presupuesto.

El panorama no es alentador, para ser justos debemos de considerar que con la fuerte contracción de la actividad económica el gobierno se vio gravemente afectado en su capacidad para captar recursos sin recurrir a la deuda pública. Pero eso no justifica que a pesar de todos los problemas enfrentados se brinde prioridad a proyectos de maquillaje cultural como el de Chapultepec, cuando las necesidades del sector también se multiplicaron.

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