Arquitecturas, de Manuel Velázquez. Medios acrílicos, barro, óxidos, grafito sobre madera (122 x 160 cm, 2021).

 

XALAPA. En un abrir y cerrar de ojos nos encontramos de nuevo en la época del año en la que participamos en el ritual colectivo de dar y recibir regalos. La mejor opción es regalar arte, es un regalo permanente que deja una huella indeleble. Es una experiencia perdurable y expansiva, afectiva y compartida. Es el mejor regalo porque alimenta el alma.

Pero ¿por qué regalar arte? El arte permite tocar el misterio del mundo; su lucidez, el placer, la alegría. Permite buscar respuestas parciales para los problemas de la vida diaria, que para ser válida, tiene que ser digna, además de compartida, generando un mundo que valga la pena de ser vivido por todos. Para Leszek Kolakowski “el arte es una manera de perdonar la crueldad y el caos del mundo”, se convierte en una posibilidad de aliento con respecto a la realidad: descubre todas las fibras secretas de la vida.

Puede ser un regalo personal, laboral, un regalo para otro, un regalo para uno mismo o un regalo compartido. El arte es un obsequio único e irrepetible. Un objeto especial, siempre vigente. Es un regalo increíble. El arte es convergente con el desarrollo integral de la sociedad. El desarrollo a través del arte vuelve la vida más alegre y a la mirada más sensible a la realidad cotidiana. Contribuye a la creación de un rico imaginario, apoyándose en las raíces y en la creatividad; rescatando poéticas que dan un sentido a la vida en comunidad.

El arte permite impulsar las relaciones entre personas y grupos, renovando vivencias, lazos de solidaridad, creando imaginarios y poéticas indispensables para el conocimiento del otro y de uno mismo.

Por esto es importante regalar arte, estimula la construcción de un mundo mejor y genera valores de no-violencia y solidaridad. La cultura, la tolerancia, la paz y la conciencia ecológica son las banderas más importantes de una sociedad. Permitamos que el arte sea formador de “comunidades sensibles”, a favor de la celebración de la colectividad. El arte desempeña un gran papel en nuestra sociedad.

El arte es lugar para el pensamiento, para la reflexión, permite el encuentro con uno mismo, con los demás y con el medio ambiente, expresión de la cultura y representación de las aspiraciones de toda la comunidad. Conmueve el espíritu, estimula el intelecto y la sensibilidad, inspira la imaginación, genera reflexión y alienta el pensamiento crítico; es compañía, fuente de emociones y de conocimiento. Una obra de arte puede conservarse en un hogar por años, incluso por generaciones. Y lejos de depreciarse o de envejecer, su valor emocional, intelectual y económico aumenta con el tiempo.

Partiendo de la certeza de que el arte es condición esencial para el desarrollo del ser humano y de la sociedad, regalar una obra de arte es una manera real, práctica e inmediata de apoyar la creación, generarle valor, insertarla en la vida cotidiana y hacer posibles los muchos efectos transformadores que se desencadenan como resultado de estar en contacto con ella. Regalar arte es una de las iniciativas individuales más efectivas y genuinas de promoción artística puesto que activa un círculo virtuoso y creativo donde todos los involucrados se benefician.

En estos tiempos el mejor regalo es el que alimenta el alma; es el que abre espacio para la introspección; es algo con significado y trascendencia; es una experiencia compartida; es conocimiento; en tiempos donde todo parece efímero y desechable, el mejor regalo es lo permanente. Regala arte.

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