¿Qué es un gestor cultural?

Con cierto toque de alquimista, el gestor cultural. (Ilustración de Kevin Philippe, Estados Unidos, tomada de tintachida.com).

 

XALAPA. ¿Qué hace un gestor cultural? ¿Es el gestor cultural un mediador entre la obra y el público o es un productor de espectáculos?

Aparentemente, la cultura es el espacio tradicional para el pensamiento, la tolerancia, la tradición, el arte, la participación ciudadana y la creación de imaginarios individuales y colectivos, se cree que para su disfrute no se precisa nada más que disposición e interés. Sin embargo, en las actuales sociedades occidentales, por la aparente complejidad de sus expresiones culturales, ha surgido la necesidad de intermediación entre el artista y sus públicos, entre el producto cultural y los consumidores, de esta condición nace la figura del gestor cultural.

El gestor cultural emerge de una paradoja muy simple: no hay arte sin espectador, por más que se trate de un espectador potencial. Si la obra permanece oculta se encuentra inactiva, hasta encontrar un público. Por lo tanto, entre la obra y el espectador potencial, entre el artista y su público, hay entre muchos, un actor importante: el gestor cultural. Primeramente, porque hay obras que nacen sin públicos (con demanda inexistente) o hay que formarlos. A veces es el público el que permanece oculto y no la obra.

Mirar es importante para conocer, la función del gestor cultural es permitir que la obra pueda ser vista. Develar una apariencia o la realidad que la obra recubre. A veces hay que generar las condiciones para permitir que la obra y el espectador se encuentren. Si no hay esa concurrencia, la obra permanece inmóvil en su sitio, pasiva. Ser espectador es tener la capacidad de conocer y poder de actuar. El gestor cultural genera las condiciones para esto, pues es un mediador, un interlocutor, un puente.

El gestor cultural debe tener una actitud de servicio, su función es generar, junto a las instituciones culturales, vías de conocimiento y disfrute público y sobre todo, plataformas de consciencia crítica. A partir de su labor debe generar el empoderamiento de la sociedad. Por lo tanto, la ética es un elemento fundamental en la gestión cultural y artística. Pues un gestor forja modos de conducta a través de su trabajo, en muchas ocasiones forma gustos y valores en niños y adolescentes y crea interés por las prácticas culturales.

El gestor cultural tiene como finalidad construir relaciones duraderas con los públicos. Tiene que construir lazos satisfactorios para mantener y generar nuevos públicos. Para tener un conocimiento amplio de sus intereses, se requiere que el gestor cultural centre su sistema de trabajo en una comunidad. En la actualidad el gestor cultural tiene que dedicar una gran parte de su tiempo a diversificar, incrementar, gestionar, captar nuevos públicos y también a la labor de obtención de patrocinios, donaciones y fondos.

La interrelación entre los gestores y los públicos es tan necesaria que debe existir una gran capacidad de reciprocidad y de negociación, tanto con una comunidad como con otros gestores y artistas; debe existir un sano intercambio y una fluida y directa comunicación entre intermediarios y públicos. Ya que la diversidad de públicos culturales es un hecho evidente. La diversidad de intereses, gustos y universos personales hace necesaria una relación estrecha con los públicos potenciales de un proyecto cultural para conocerlos mejor, proponerles prácticas culturales de acuerdo con sus intereses y expectativas.

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