COATEPEC. Antes de que se venga la neblina, manda a volar al pajarraco dron. El contrasentido tiene su chiste: mirar en la pantalla lo que tienes detrás de ella. Sorprender a los lugareños y turisnautas con los trazos de la minúscula nave, portadora de ese zumbido que recuerda al motorcito de tu avión de madera de balsa que tantas veces se estrelló en la calle empedrada. Se trata de lograr transmitir y de registrar una suerte de animación como si fueran diapositivas en triple carrusel. Sí, claro, con su ruidito ese del paso de una a otra transparencia en tan lindos proyectores en el salón de la universidad.Agárrate. Sobrevuelo de la plaza principal. Ahí está la portentosa parroquia de San Jerónimo. Checa eso que parece un lomo… de león. Sí, un león recostado. ¿Lo habrán traído de los estudios de Disney? Mira allá en la pared. El cartelito. Vuélale. Ya viene la fiesta de la cosecha, la alabanza a la Señora del Café. El bendito grano. El generoso grano: búscate una cafetería (¡pero si son tantas!). La Onza es de las más célebres. Dale el giro, atisba con cuidado el dispensador de granos ¡Olores son amores! Siete variedades para elegir sin ser barista.
Jala para allá, rápido. Sube y baja la nave que un día será del olvido, da la vuelta por el otro costado del parque, mira ahí donde unas mesas invadieron la calle (debe salirles carito el uso de ese espacio público). El letrero: Finca Andrade Restaurante. Mmm ¿Y ese cuadro chiquitito? Métele el zoom. Qué bonita pintura, me recuerda a ciertos personajes de la plástica surrealista. Dice la firma… Ricardo Pozas. No tiene fecha. Salte, sal ¡levántate y búscale! ¡Se nubla rápidamente! ¡Viene la neblina tipo londinense!
¡Aguas con las palomas! ¡Mira nada más! Condenados escuincles, dale y dale de comer a las palomas que tienen cagada la plaza y sobre todo al pobre cura de la Independencia. No lo tomes desde arriba, mejor un look picando cielo ¡Rápido o esos niños nos resortean el dron! ¡Chíngaleee! ¡Aguas con los árboles coatepequenses! ¡Ah jijos, el quiosco! ¡Párale! ¡Los músicos! ¡Chido acordeón, tan bello! Arremuévete hacia la derecha, conductor xalapeño. Toma abierta de la fachada del ayuntamiento (que en sus adentros resguarda un memorial del “Ilustre Patricio” Benito Juárez). Détente; hacia acá, necio, soreque. Eso… Un obelisco. Te leo: “A María Enriqueta Camarillo y Roa de Pereyra, hija predilecta de Coatepec .Insigne poetisa y novelista genial. 1934”. ¡Claro! La del romanticismo con versos pegajosos, esposa del notable periodista Carlos Pereyra en el porfiriato: Yo, con pasión te amo/ porque fuiste en el cielo/ de mis soñares vagos/ solamente dos alas/ y un perfume de nardo. ¡Arráncame la vida, cuñao!
¡Zúmbaleee piloto! ¿Habrá algún día parques sin puestos ambulantes, sin boleros, sin palomas? Tómale el ángulo al carrito de los elotes y los esquites, con sus variedades de chiles para que el maíz sepa a eso, a chile y no a maíz. El tendero de allá: venta de plátanos fritos, churros, botanas de todos los colores y de dulces de diversos sabores. Ese otro con la nieves, el que es bueno para los juguetes de plástico (con sus pistolas lanza burbujas de jabón), el de las pulseras y aretes de granos de café. Luego ahí, las mesitas en el quiosco para tomar el café de don Justo (que sí paga impuestos). Cuidado con los cables, piloto dronador. ¿Y esa cosa? ¡Ay güey! ¡Háblenle al presi Felipillo Calderón! ¡No manches Frida! ¿Quieres saber que pasó aquí? A ver, márcale *2010… Coatepec, pueblo mágico, en sus calles y por sus casas… No jales que descobijas, cuélgale. Pero si las fiestas del bicentenario fueron hace casi una década. Ya ves, son muchos los despojos que quedan del neoliberalismo prianista que no acaba de enterrar la Cuarta Transformación… ¡Frausto, que termine la limpia por favor! ¡Dónde te escondes Diego Prieto!
Sal de aquí y toma la calle principal, no tienes problema en ir volando en sentido contrario, no hay controladores droneros. Y es que Coatepec con mucho con aroma y sabor de café, tanto como a pan dulce, a galletas, a empanadas ¡Mmmm! ¡Ahí mero merooo petaterooo! ¡Ora sí te llegó la prueba reina, piloto dronador! ¡Chúpale pichón! A ver si como roncas, duermes, dronero del alma. Si te sale este vuelo a las entrañas de El resobado, hasta Evo Morales se pone de regreso a Bolivia contigo al timón de un jet supersónico de la 4T. (Una vez que termines de filmar, chafirete droner, retiemble tu regreso a la madriguera digital al sonoro rugir del león coatepequense. Allá en el vecino Xico, de cara al Cofre de Perote, en una cabaña en campestre motel La chicharra, te espera el amor de tus amores: Tú eres ese árbol majestuoso y fuerte/ ¡Deja que en ti me apoye hasta la muerte!).
En El resobado, una probadita de la gran tradición panera de Coatepec.
Eduardo Cruz Vázquez
Eduardo Cruz Vázquez periodista, gestor cultural, ex diplomático cultural, formador de emprendedores culturales y ante todo arqueólogo del sector cultural. Estudió Comunicación en la UAM Xochimilco, cuenta con una diversidad de obras publicadas entre las que destacan, bajo su coordinación, Diplomacia y cooperación cultural de México. Una aproximación (UANL/Unicach, 2007), Los silencios de la democracia (Planeta, 2008), Sector cultural. Claves de acceso (Editarte/UANL, 2016), ¡Es la reforma cultural, Presidente! Propuestas para el sexenio 2018-2024 (Editarte, 2017), Antología de la gestión cultural. Episodios de vida (UANL, 2019) y Diplomacia cultural, la vida (UANL, 2020). En 2017 elaboró el estudio Retablo de empresas culturales. Un acercamiento a la realidad empresarial del sector cultural de México.