Aída López Sosa; de ajustes y
desperfectos del alma

La periodista y escritora yucateca Aída López Sosa, con la portada de su reciente libro Despedida a una musa y otras despedidas (Libros en red. 2020). (Imágenes: retrato, tomado de sumarioyucatan.com y portada yucatancultura.com).

 

Al periodismo cultural que ejerce con precisión, veracidad y belleza Aída López Sosa, debemos sumar ahora la aparición de su primer libro de cuentos Despedida a una musa y otras despedidas, publicado por la ameritada editorial digital Libros en Red, donde incursiona con talento en los cielos de la ficción literaria.

Relatos, que entretejidos con hilos de realidad y fantasía, admiten por igual lo sobrenatural o los arrebatos de la violencia, que la invención varia, como diría Arreola.

Abre la edición el prólogo certero y celebratorio de un escritor de vuelo alto, como lo es Hernán Lara Zavala, que debemos leer y reflexionarlo, a fin de permear con toda hondura en la cuentística de la autora.

Con licencia digo que va por mi cuenta entonces un breve recuento de sus breves y tan afortunados cuentos, como si se tratara de un versátil abanico temático que esparce generosamente sus vientos. Y que constituyen una propuesta muy afortunada, por lo que baste referirme sólo a algunas historias, en tanto testimonios evidentes de su calidad literaria que aunan un trasfondo de compenetración sicológica de los personajes.

Y cito aquí a Erich Fromm, quien a su vez precisa el significado etimológico del término piscología, es decir “ciencia del alma”, aunque nos prevenga de que eso no nos diga mucho, si bien tiene que ver y desentraña a los seres humanos y las motivaciones de sus conductas.

Uno de mis preferidos es “Duda letal”, que encubre con maestría las identidades verdaderas que pueden subsistir ocultas en la relación de pareja. Pero también, la necrofilia sutil que con tino fluye en “Flores blancas para la novia”, dando cabida de paso a las premoniciones que topan con la autovelación a la hora de la muerte propia. Y en esa dimensión, el cálculo perverso que cierra filas con el asesinato en “Justo merecido”, o el anticipo burlesco de quien organiza sus funerales, adicionado con la reaparición del humor negro, en “Cuatro viernes”.

Otras pasiones cruzan con un fino y perceptible perfil sicológico, como en “Despedida de una musa y otras musas”, que da título al libro, donde se desatan las ansías de venganza frente a la gélida mirada de los demás. O la locura de “Margarita”, que en el reducto del extravío siembra su felicidad. Y así la melancolía que derraman “Álbum de lo cotidiano” (a cielo abierto) y “Retazos del corazón a dos latidos”, (dentro de las paredes del hogar), además de que nos inoculan una deleitosa prosa poética.

La línea narrativa continúa certera, bien edificada, con atractivos finales, unos abiertos o sorpresivos, en las inmediaciones de la crudeza de la vida cotidiana, el erotismo pospuesto, los abismos del amor y el desamor, la desolación irreversible, los estertores de la marginación o la sevicia criminal.

Buena cosecha creativa la de Aída López Sosa, que inaugura con brillantez un libro propio y augura el advenimiento de nuevos y logrados relatos, que la sitúan entre las mejores escritoras de nuestros días.

¡A leerla ya!

 

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