Tendrán (¿tendrían?) que decirlo, a todo lo alto. Las obras del Palacio de Bellas Artes se deben al general Porfirio Díaz, el “malvado” dictador, que las inició en 1904. La gala de apertura tuvo lugar durante el Maximato impuesto por el general Plutarco Elías Calles, siendo presidente de la república el general Abelardo L. Rodríguez, en 1934. La fundación del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL) ocurrió en 1946, con el “cachorro” de la Revolución, el primer presidente civil, Miguel Alemán. Bueno, la mayor ola expansiva del INBAL fue con los licenciados Luis Echeverría y José López Portillo, mandatarios entre 1970 y 1982. Con Salinas de Gortari en Los Pinos, Rafael Tovar al frente del instituto impulsó el último intento de reforma y se restituyó la explanada principal. La fiesta de los 85 años tiene el sello de la incipiente Cuarta Transformación. Cosas de la oportunidad histórica…
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