Una semana más en la que revisamos los resultados de la Cuenta Satélite de la Cultura 2022, lo que nos ha permitido conocer la evolución de los diversos agregados que la componen, como la producción, el empleo y el comercio exterior, entre otros.
La gráfica que les presentamos en esta ocasión se refiere al excedente bruto de operación/ingreso mixto como porcentaje del PIB. Lo primero que nos brinca es ese concepto de excedente de operación. En el pasado esa variable, o su aproximación, se conocía como excedente de explotación, lo cual se prestaba a una interpretación sesgada a la izquierda por parte de algunos analistas.
De acuerdo con el Sistema de Cuentas Nacionales el excedente bruto de operación (EBO) se obtiene de la diferencia del valor agregado (PIB) y las remuneraciones de los trabajadores (REM). Este resultado incluye, además de la utilidad del empresario, los costos por desgaste del activo fijo (depreciación) y otras reservas.
Por lo que se refiere al ingreso mixto (IM), éste se aplica a los trabajadores por cuenta propia y parte de reconocer que la renta de estos agentes productivos combina tanto los rendimientos del trabajo como las utilidades, pero no se considera factible o conveniente dividirlo en estos dos componentes.
La participación relativa del EBO/IM sobre el PIB del sector cultural fue de 71.4% en 2022. Esto nos indica que por cada 10 unidades de un bien o servicio producidas en el sector, los rendimientos promedio de inversión y pagos por depreciación equivalen a siete de dichas unidades, durante el año 2022.
Por arriba de este promedio se ubican seis áreas generales: Contenidos digitales e internet con 78.5%; Patrimonio cultural y natural, 78.3%; Artesanías, 78.2%; Medios audiovisuales, 75.8%; Artes visuales y plásticas 73.0%, y Libros, impresiones y prensa con 71.7%.
Por debajo del promedio se sitúan: Diseño y servicios creativos con 67.0%; Artes escénicas y espectáculos, 64.0%; Música y conciertos, 58.1%, y Formación y difusión cultural con 22.0%.
Como dato curioso, entre los sectores con rendimientos más altos se encuentra uno que utiliza tecnología avanzada como medio de producción y otro que recurre a métodos de transformación tradicionales, que si bien se han adaptado a las exigencias de la normatividad técnica, sanitaria y ambiental actual, se basan en procesos que se han venido practicando desde hace mucho tiempo.
