Bitácora de un cautiverio: Sol de primavera

Foto: Lines Mogollón González

Llegó hace cuatro años y todo era muy distinto. Estuve a punto de regalarla cinco veces, cinco. El saldo era alto: trincheras por todos lados en el pequeño jardín, plantas arrancadas de cuajo, macetas reventadas en mil pedazos, cables a punto de hacer corto circuito, zapatos destrozados, patas de sillas roídas, basura desperdigada. Inolvidable el día que al entrar a casa encontré una nube de plumas que se esparcía por toda la estancia mientras ella seguía agitando el cojín. ¡Así es esto! ¡Sé paciente! ¡Tiene mucha energía! Empezaron las caminatas a paso veloz, la guardería, los paseos vespertinos y los juegos con los amigos. Se quedó, felizmente, en casa. Llegó marzo con el confinamiento. Todo cambió. El paseo es de madrugada, no hay amigos ni guardería pero, ¿qué importa? ¡Tenemos el sol de primavera! ¡Nos tenemos! (Lines Mogollón González).

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