(Ilustración: Sinaí Arce).
El centro no es epicentro
Acudimos esperanzadas a la 4T, no solo para mirar y participar en la transformación política y administrativa impulsada por las instituciones gubernamentales, sino al cambio de paradigmas en nuestro propio discurso (el de las personas involucradas en el sector cultural), en nuestras percepciones sobre lo que significa una política pública nacional en materia cultural.
He aquí el debate nacional del sector cultural: las desatinadas e indignadas declaraciones de la senadora por Morena Jesusa Rodríguez, las desatinadas afirmaciones del director del FCE Paco Ignacio Taibo II, la bronca en el Fonca sobre privilegios y merecidas becas, el desatino del misterioso préstamo del Palacio de Bellas Artes al líder religioso devenido en pedófilo, el extrañamiento de la Secretaría de Cultura a la diseñadora Carolina Herrera por la apropiación cultural de diseños mexicanos, las acciones desatinadas y atinadas de la Secretaría de Cultura de la CDMX. Titulares, análisis, reflexiones, discusiones van y vienen mientras que poco o casi nada se discute sobre el enorme rezago en el que viven comunidades y municipios respecto al acceso a servicios culturales.
Nos produce indignación el recorte presupuestal al sector, pero no abrimos un debate acerca de la pertinencia de las asignaciones y su impacto real en las comunidades y municipios: poblaciones indígenas, culturas populares, educación artística, infraestructura cultural, empleos para agentes culturales; es decir, el impacto del presupuesto asignado con anterioridad y actualmente para lograr un verdadero reconocimiento de las culturas locales y su incidencia en el desarrollo cultural comunitario.
Nos enoja la posibilidad del recorte o desaparición de las becas administradas por el Fonca, pero no reflexionamos sobre la enorme desventaja de los artistas radicados fuera de la zona metropolitana y las grandes ciudades para competir con los artistas educados en instituciones universitarias o especializadas, con acompañamientos que les han permitido construir relaciones, carrera, técnica y oficio. La forma es la beca, el fondo es el poco o nulo acceso a oportunidades de vinculación, educación y formación artística. La forma es el apoyo a la creación, el fondo es el poco o nulo impulso a las culturas locales para su estímulo y reconocimiento.
Pero ahí tienen a un nuevo y renovado PACMyC (Programa de Apoyo a las Culturas Municipales y Comunitarias), expresarán algunos optimistas: la forma es aumentar a 100 mil pesos el estímulo otorgado, el fondo es que estos recursos dependen de la buena voluntad de los estados, ya que es una bolsa presupuestal de aportaciones mixtas, y no es posible asignar salarios, pagos o apoyos para la gestión, administración u operación de los proyectos seleccionados. La forma es una nueva convocatoria con el reconocimiento de otras expresiones de la cultura popular, el fondo es una asignación presupuestal considerablemente menor que la destinada al Fonca y a su aplicación estatal PECDA (Programa de Estímulo a la Creación y Desarrollo Artístico).
Es indiscutible la importancia de los temas actuales, pero su debate no impacta o abona para generar espacios de reflexión y discusión acerca de la realidad cultural nacional: fondos supeditados a la voluntad veleidosa y parcial de los gobiernos estatales y municipales; resistencia histórica a la gobernanza y la participación ciudadana en la definición de políticas públicas, programas y acciones; centralización de recursos, infraestructura y servicios culturales para las grandes metrópolis, capitales estatales y cabeceras municipales; invisibilización y precarización del trabajo de artistas, colectivos y gestores locales; asignación de cargos públicos a través de favores y alianzas políticas en los que el perfil y la experiencia son asuntos sin importancia.
Aquí nuestro dilema: añadir leña al fuego de un debate centralizado que solo impacta en ciertos sectores del espectro cultural del país, o bien impulsar la reflexión profunda sobre el epicentro: sobre las múltiples realidades y contextos en los que viven mujeres y hombres en un país con una enorme diversidad cultural como el nuestro.
16 de agosto de 2019.