La solo mención del Sistema de Clasificación Industrial de América del Norte (SCIAN) encierra dos grandes procesos para su comprensión: uno histórico, pues es adoptado con la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio en 1994, y otro vertebral, pues en los 20 sectores que lo integran, cabe toda actividad económica de la cultura. Así son los desafíos del aprendizaje para quienes habitamos el sector cultural.
Por ello nace la Cuenta Satélite de la Cultura. Se concibe una herramienta que tiene el soporte del Sistema de Cuentas Nacionales y se le dota de una metodología que le da validez y certeza tanto en el país, como en el ámbito internacional.
La Cuenta toma un conjunto de actividades representativas de la cultura, presentes en más de la mitad de los sectores del SCIAN, lo cual no es un asunto menor. No habla solamente de la natural transversalidad de la cultura en el aparato productivo. Señala el perfil creativo, de bienes y servicios y su dimensión económica en el desarrollo de la nación.
Algo que puede o no gustar, pues son datos contundentes que no pocas veces se confrontan con las percepciones que tenemos de la llamada “vida cultural”.
Por eso esta segunda gráfica que brinda el INEGI a través de la Cuenta indica que por mucho, el Sector 51 Información en medios masivos es el nutriente central de la economía cultural (ahí se encuentra la llamada “cultura digital”, por poner un caso). En segundo término observamos “Otros bienes y servicios” que pertenecen al llamado no mercado y que desde su inicios en 2014, la Cuenta mide.
Vean ustedes los miles de millones de pesos corrientes que generan los otros sectores. Por ejemplo, en el Sector 31-33 hay mucho de la actividad artesanal; en el 43-46, el comercio en todas sus expresiones.
Al ver la cifra del Sector 71 Servicios de esparcimiento culturales, deportivos y otros servicios recreativos, hay tres particularidades.
La primera, la combinación de conceptos: esparcimiento, cultura y recreación (siempre señalo que debieron incluir también entretenimiento).
La segunda, que si ustedes ingresan a la liga del SCIAN que aquí les damos y despliegan las crucecitas, verán que todos los sectores tienen subsectores, ramas, subramas y tipos de actividad y que las del 71 son simbólicamente cercanas a nuestras percepciones.
Y tercera particularidad: son un conjunto de actividades que aportan muy modestos recursos económicos comparados con las demás.
Para terminar, diremos que estas participaciones las mide la Cuenta desde 2008. Por supuesto han variado los porcentajes. No han sido así siempre. Pero en general son los grandes componentes que tenemos, con esas tendencias
Conocer el comportamiento de la economía del sector cultural ayuda a tomar mejores decisiones de vida, de negocios, de política pública, de posturas ante tal o cual evento. Usa la Cuenta, no te cuesta y se ha invertido millones para la hagas tuya.
Eduardo Cruz Vázquez
Eduardo Cruz Vázquez periodista, gestor cultural, ex diplomático cultural, formador de emprendedores culturales y ante todo arqueólogo del sector cultural. Estudió Comunicación en la UAM Xochimilco, cuenta con una diversidad de obras publicadas entre las que destacan, bajo su coordinación, Diplomacia y cooperación cultural de México. Una aproximación (UANL/Unicach, 2007), Los silencios de la democracia (Planeta, 2008), Sector cultural. Claves de acceso (Editarte/UANL, 2016), ¡Es la reforma cultural, Presidente! Propuestas para el sexenio 2018-2024 (Editarte, 2017), Antología de la gestión cultural. Episodios de vida (UANL, 2019) y Diplomacia cultural, la vida (UANL, 2020). En 2017 elaboró el estudio Retablo de empresas culturales. Un acercamiento a la realidad empresarial del sector cultural de México.