Y… ¿por qué no la cuarta? los otros datos. Apuntes del (des)confinamiento

Lo que ha edificado el neoliberalismo en México. (Fotografía de Rogelio Morales, Cuartoscuro. Tomada de contralinea.com.mx).

 

La violencia, que es inmanente al sistema neoliberal, ya no destruye desde fuera del propio individuo. Lo hace desde dentro y provoca depresión o cáncer. La decisión de superar el sistema que nos induce a la depresión no es cosa que solo afecte al individuo. El individuo no es libre para decidir si quiere o no dejar de estar deprimido. El sistema neoliberal obliga al hombre a actuar como si fuera un empresario, un competidor del otro, al que solo le une la relación de competencia.

“El esclavo de hoy es el que ha optado por el sometimiento: la mera vida, frente a la vida buena.

“Solo la coerción o la explotación llevan a la alienación en una relación laboral. En el neoliberalismo desaparece la coerción externa, la explotación ajena. En el neoliberalismo, trabajo significa realización personal u optimización personal. Uno se ve en libertad. Por lo tanto, no llega la alienación, sino el agotamiento. Uno se explota a sí mismo, hasta el colapso. En lugar de la alienación aparece una autoexplotación voluntaria. Por eso, la sociedad del cansancio como sociedad del rendimiento no se puede explicar con Marx. La sociedad que Marx critica, es la sociedad disciplinaria de la explotación ajena. Nosotros, en cambio, vivimos en una sociedad del rendimiento de autoexplotación: verdugo y víctima de sí mismo”, sentenció en entrevista el muy recomendable filósofo surcoreano Byung-Chul Han (o Pyong-Chol Han) quien desde muy joven radica en Alemania.

Con base en los tres escritos de Pandemia y desinterés biocultural: los datos, los porques y la dopamina, tuve la imperiosa necesidad de compartir el presente texto. Y… ¿por qué no la cuarta, entrega? los otros datos, para sólo enfatizar más porque el neoliberalismo, además, de provocar pandemias, también genera desinterés por la multiculturalidad y la biodiversidad, salvo si da dinero y poder; control y manipulación social, así como adueñarse y explotar los recursos energéticos que es igual a genocidios y ecocidios, pues no hay un mínimo ni sensato interés por lo biocultural; por lo que transforme la conciencia y te haga despertar respetándote a ti mismo y a la otredad. La conveniencia es, entre otros; que te mantengas toda tu vida como Byung-Chul Han en sus libros y ensayos ha sostenido y argumentado de forma impecable: en el derrumbe del ser y la existencia.

 

Byung-Chul Han (o Pyong-Chol Han, Seúl, Corea del sur, 1959) filósofo y ensayista que actualmente vive y es catedrático en Alemania. (Escena de Byung-Chul Han en Seúl y Berlín (2015), documental de Isabella Gresser (Berlín, 1970), tomada de abc.es).

Vayamos de lo general a lo particular apoyándonos de los estudios e investigaciones de la Oxfam: “Los 2153 milmillonarios que hay en el mundo poseen más riqueza que 4600 millones de personas (un 60% de la población mundial), según revela Oxfam en un informe publicado hoy, la víspera del Foro Económico Mundial de Davos (Suiza)”. Estas “célebres” familias se han duplicado en la última década: “En América Latina y el Caribe el 20% de la población concentra el 83% de la riqueza. El número de milmillonarios en la región ha pasado de 27 a 104 desde el año 2000. En grave contraste, la pobreza extrema está aumentando. En 2019, 66 millones de personas, es decir, un 10,7% de la población vivía en extrema pobreza, de acuerdo a datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL)”. Pero se continúa insistiendo y pregonando de forma criminal, cínica y de un vacío humano ejemplar, que la asesina economía del goteo y especulación financiera son la única e inobjetable “solución” a todo y para todos sin excepción alguna.

Pasemosa la concentración del poder económico y político en México o, mejor dicho, a la desigualdad extrema: “México está dentro del 25% de los países con mayores niveles de desigualdad en el mundo. Hay dos resultados: entre mediados de los noventa y 2010, la desigualdad de ingreso disminuyó. Sin embargo, la desigualdad es mayor a la que había en los ochenta. Estamos, pues, frente a dos eventos contradictorios: ha crecido el ingreso per cápita, pero se han estancado las tasas de pobreza en el país. Lo anterior se produce porque el crecimiento se concentra en las esferas más altas de la distribución”.

Sigamos: “La obtención de datos oficiales de lo que ocurre en las clases más altas es cuasi imposible, de ahí que se recurra, por ejemplo, a las declaraciones fiscales. Así, de manera indirecta y por medio de métodos estadísticos, autores como Campos, Esquivel y Chávez (2014, 2015) han obtenido estimaciones de lo que sucede en ese México, podríamos decir, desconocido: al 1% más rico le corresponde un 21% de los ingresos totales de la nación. El Global Wealth Report 2014 señala, por su parte, que el 10% más rico de México concentra el 64.4% de toda la riqueza del país. Otro reporte de Wealth Insight afirma que la riqueza de los millonarios mexicanos excede y por mucho a las fortunas de otros en el resto del mundo. La cantidad de millonarios en México creció en 32% entre 2007 y 2012. En el resto del mundo y en ese mismo periodo, disminuyó un 0.3%”.

 

Grandes urbes, enormes contrastes para refrendar la inequidad social: Santa Fe, Ciudad de México. (Imagen tomada de polemon.mx).

 

Y por si no resulta claro: “El número de multimillonarios en México, no ha crecido mucho en los últimos años. Al día de hoy son sólo 16. Lo que sí ha aumentado y de qué forma es la importancia y la magnitud de sus riquezas. En 1996 equivalían a 25,600 millones de dólares; hoy esa cifra es de 142,900 millones de dólares. Ésta es una realidad: en 2002, la riqueza de 4 mexicanos representaba el 2% del PIB; entre 2003 y 2014 ese porcentaje subió al 9%. Se trata de un tercio del ingreso acumulado por casi 20 millones de mexicanos. Para darnos una idea de la magnitud de la brecha en México veamos este ejemplo: para el año 2014, los cuatro principales multimillonarios mexicanos podrían haber contratado hasta 3 millones de trabajadores mexicanos pagándoles el equivalente a un salario mínimo, sin perder un solo peso de su riqueza”.

Entre múltiples derrumbes, caos y sí, una evidente distopía anterior, actualmente y seguro después de la pandemia; el frenesí enriquecedor y de poder político-social-cultural y medio ambiental-recursos energéticos de dichas familias y secuaces a sueldo, comisionistas y/o cabilderos han establecido un régimen de desigualdad e inequidad extrema donde: la tasa de pobreza de la población indígena es cuatro veces mayor a la general; la perenne lucha ideológica y sistémica entre educación pública versus privada; la diversa violencia a causa de la marginación, discriminación, amnesia y aporofobia que son sinónimos, precisamente, de VIOLENCIA, así en mayúsculas. Por ende, uno de los múltiples resultados es el desinterés biocultural y todo aquello que implique reaccionar o evolucionar, civilizarse.

Por si no resulta escandaloso y muy vergonzante como especie humana, entre diversos temas que abordan Oxfam y otras organizaciones, sugiero que se eche un vistazo a Los 12 mexicanos más pobres. El lado b de la lista de millonarios: “México es el país de las desigualdades, en el que los mexicanos más acaudalados (el 1% de la población) concentran el 43% del total de la riqueza, mientras que 55.3 millones de personas tienen que elegir entre alimentarse a sí mismas o alimentar a su familia”.

No omito mencionar, la muy peligrosa o engañosa línea sutil de esta “lógica” de enriquecimiento y poder desmedido que también es parte de este longevo caos:¿Filantropía? negocio y sólo negocio, que compartí en una pasada entrega. Me permito ponerlo en la mesa, como siempre. Sigo insistiendo…

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