Instrumenta Oaxaca, debe rescatarse;
Apuntes del (des)confinamiento

Imagen promocional de Instrumenta Oaxaca 2016. Diálogos entre la oralidad y la música escrita. (Imagen tomada de Facebook/InstrumentaOaxaca).

 

Instrumenta Oaxaca fue un proyecto-programa académico y artístico de cursos de perfeccionamiento musical, con maestros de prestigio internacional, en la ciudad de Oaxaca, que inició en el año 2003 y tuvo su última emisión en el 2016. Fue una ventana para la oralidad en la enseñanza y la interpretación de la música tradicional oaxaqueña con la presentación de un modelo innovador, el cual abordó un problema real y latente: la salvaguarda de uno de los patrimonios inmateriales de la entidad: su música. Iniciativa creada, fundada y dirigida por el desaparecido maestro Ignacio Toscano, Nacho, un muy lamentable pasado 7 de enero de 2020, por causas de salud ajenas a la persistente epidemia.

En la última entrega 2016 de Instrumenta Oaxaca, se inició con una serie de cursos intensivos denominados “Automodelo”, técnica de enseñanza que busca impulsar a niños y jóvenes para dar continuidad a sus tradiciones musicales, que se llevó acabo con el apoyo del también fallecido maestro Francisco Toledo (5 de septiembre de 2019) y teniendo como sede el Centro de las Artes de San Agustín CASA, que el mismo Toledo fundó, ubicado en San Agustín Etla. Muy recomendable de visitar, conocer e involucrarse.

A lo largo de las 13 ediciones de Instrumenta Oaxaca, los músicos egresados no sólo están en las mejores orquestas de México, Nueva York o París, están en sus comunidades y pueblos haciendo un trabajo fundamental para la música y sociedad de Oaxaca, para México: “Se trata de músicos activos que hacen gozonas, mayordomías y cofradías, que inciden en la cohesión social y las músicas de Oaxaca”, así lo manifestó el etnomusicólogo Rubén Luengas, uno de los investigadores de la Etnografía de las Culturas Musicales en Oaxaca (ECMO) en la que se basó la última edición.

La iniciativa de y dirigida por Nacho fue un programa de educación musical de vanguardia siempre impulsado por la Fundación Alfredo Harp Helú, el anterior Conaculta, la Secretaría de Cultura federal, el Gobierno del Estado de Oaxaca a través de la Secretaría de las Culturas y las Artes y el Gobierno Municipal de Oaxaca de Juárez, para que fuera una realidad.

 

Nacho, el maestro Ignacio Toscano Jarquín. (Imagen tomada de www.gob.mx/cultura/prensa).

 

No omito mencionar que, así como Nacho Toscano fue el pilar de Instrumenta Oaxaca de principio a fin, de igual forma nada hubiera sido posible sin la voluntad, conciencia y apoyo permanente de la Fundación Alfredo Harp Helú y todo su equipo de trabajo. Ambos fueron la mancuerna ideal para que Instrumenta Oaxaca fuera un maravilloso, eficaz y entrañable proyecto social-educativo-artístico-cultural de forma local o regional como de país y de talla internacional. Sinceramente gracias.

Tuve la oportunidad de colaborar un breve, sustancioso y educativo tiempo en Instrumenta que, además de sus ediciones en Oaxaca, también desarrollaba otros proyectos musicales-educativos vinculados con la Ciudad de México, la UNAM y una suma de esfuerzos diversos que convocaba Nacho junto con su equipo de trabajo. Quizás, suene muy nostálgico, sentimiento o sensibilidad propia del (des)confinamiento, pero ha sido una de las más profesionales, de suma voluntad y entrega como son los proyectos y desempeños culturales, vitalidad e iniciativas, de conjugar arte-educación-sociedad/ciudadanía-empresas-gobiernos para un fin común de bien común, de desarrollar un programa educativo musical como proyecto transversal entre los tres órdenes de gobierno, ámbitos académicos y otros sectores sociales y privados con un claro objetivo, resultados tangibles y muy trascendental. Si, la visión de Nacho, su equipo y todos los que han sumado voluntades.

Hago votos para que Instrumenta Oaxaca tenga la correcta e indispensable oportunidad de continuar y multiplicar efectos. Una acción concreta cultural y de educación, Humanizante, así en mayúsculas: Digna de Renacer.

 

Una noche del último Instrumenta Oaxaca. (Imagen tomada de Facebook/InstrumentaOaxaca).

 

Desconozco a profundidad por qué dejo de seguir Instrumenta Oaxaca y espero no poner el dedo en alguna llaga o pisar algún callo, pero pese al rigor del periodismo de investigación, este apunte del (des)confinamiento no pretende abundar en el tema y mucho menos juzgar. La pretensión, es más emocional y con mucha sensatez, porque tuve la oportunidad de vivirlo, compartirlo o difundirlo y ser testigo de los resultados. Múltiples ejemplos semejantes de proyectos educativos musicales existen en el ámbito internacional, varios a través de orquestas sinfónicas donde Latinoamérica y el Caribe cuentan con ejemplos de gran innovación y beneficio social, como lo es Cuba y Venezuela. México todavía cuenta con algunas iniciativas que se niegan a perecer en este embate de pandemia donde la educación y las industrias bioculturales están siendo abandonadas por quiénes las financian y por las personas o ciudadanos que no las consumen ni se apropian de nuestras artes, culturas, historias, lenguajes, usos, tradiciones, costumbres y la biodiversidad. Nuestras bioculturas.

Instrumenta Oaxaca, debe y tiene que continuar porque las industrias bioculturales tienen y deben de ser proyectos transversales en las políticas públicas, la iniciativa privada y la sociedad en sí. Además, que Instrumenta Oaxaca, consideraba fundamental el involucramiento y gestión del sector educativo como de las familias, los padres o tutores, porque en las comunidades oaxaqueñas fueron indispensables para que esto funcionara y se construyera de la mano. Instrumenta Oaxaca donde la otredad es igual a donde quepamos todos. Me permito ponerlo en la mesa. Sigo insistiendo.

 

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