La Mariposa Monarca, entre el coronavirus y el cambio climático

Pocas experiencias son tan intensas en nuestro contacto con la naturaleza, como la que se vive con el aleteo de la Mariposa Monarca. (Fotos de Juan Pablo Ortíz Tallavas. Cortesía: Red Monarca/Ambiente Cielo Rojo)

Ha sobrevivido a especies desaparecidas como los dinosaurios; desde hace dos millones de años habita el planeta y todos los inviernos desde tiempos remotos emprende el vuelo desde Canadá y Estados Unidos, recorre unos 5 mil kilómetros guiada por el sol, su memoria genética y el aroma de sus antepasados, para llegar al santuario. No hay muro que la detenga, ni visa requerida para llegar puntualmente a los bosques templados de Michoacán y el Estado de México para hibernar, reproducirse y ofrecer un espectáculo sublime de noviembre a marzo cada año. Es la Mariposa Monarca. Su mayor enemigo hoy en día se llama cambio climático. Su mejor aliado: la alianza entre comunidades rurales con una red de expertos que luego de una nueva investigación da a conocer la biodiversidad que hace posible este fenómeno único en el mundo.

A principios de marzo, mientras el coronavirus aceleraba su camino por Europa y se extendía a nuestro continente acaparando los medios de comunicación, la Organización de Naciones Unidas (ONU) dio a conocer el nuevo informe sobre el Estado del Clima Mundial. Realizado por la Organización Meteorológica Mundial (OMM), el estudio informa que 2019 terminó con una temperatura media mundial 1.1 grados centígrados por encima de los niveles preindustriales estimados y advierte que si bien, a corto plazo, la pandemia del virus afecta la salud de, hasta hoy, incontable número de personas, a la larga la crisis climática es mucho más profunda: “El calor del océano está en un nivel récord, con temperaturas que aumentan al equivalente de cinco bombas Hiroshima por segundo. Contamos el costo de vidas y medios de vida humanos a medida que las sequías, los incendios forestales, las inundaciones y las tormentas extremas cobran su precio mortal. No tenemos tiempo que perder si queremos evitar una catástrofe climática”.

Hay que leer el informe para entender la dimensión del reto al que el planeta se enfrenta: gases de efecto invernadero en aumento; océanos cada vez más cálidos, ácidos y sin oxígeno; capas de hielo que continúan disminuyendo…El impacto para los seres humanos y la biodiversidad, en la salud y la alimentación, y los desplazamientos debidos a desastres naturales son cada vez más intensos. Los eventos climáticos extremos: inundaciones y sequías, ondas de calor, incendios forestales, ciclones tropicales…Y las recomendaciones de la ONU en torno a la mitigación y adaptación al cambio climático: “El éxito dependerá de que los países, el sector privado y la sociedad civil demuestren que están tomando medidas significativas”.

Reserva de la Biósfera Mariposa Monarca, sierra chincua.

Un ejemplo luminoso en México es el trabajo que realiza la Red Monarca (RM). Desde 2009, esta alianza de organizaciones de la sociedad civil, investigadores y académicos de larga y reconocida trayectoria, se formó para contribuir e impulsar la conservación del área de hibernación de la mariposa Monarca y el desarrollo sostenible de las comunidades que la habitan.

Mientras la ONU presentaba su informe, la RM estrenaba en Canadá, Estados Unidos y México el corto documental “Más allá de la Monarca” cuyo propósito es, precisamente, llamar la atención sobre la importancia de conservar áreas naturales protegidas como una respuesta de mitigación a los efectos del cambio climático y, al mismo tiempo, dar a conocer nuevos registros de especies que habitan los bosques de hibernación. Porque conservar la biodiversidad es hacer frente al cambio climático. Pero también, como lo entiende RM, es alimentar la identidad biocultural y, con medidas que contemplan la integridad ecosistémica del área, ofrecer una mejor vida a las comunidades que la habitan.

El problema

Si la Monarca ha sobrevivido a la tala clandestina de bosques de oyamel y a la deforestación, a tormentas como la que en 2002 mató a millones de viajeras o a la pérdida de campos de algodoncillo (de los que se alimentan las larvas de la mariposa) en Estados Unidos debido al uso de herbicidas que contienen glifosato, hoy se enfrentan a los embates del cambio climático.

La Reserva de la Biósfera Mariposa Monarca protege 56 mil 259 hectáreas que incluyen los principales santuarios. En ese contexto se ha observado en los últimos 30 años un incremento en la temperatura más alta del día, entre las 12 y las 14 horas, de hasta 2.5 grados. Dicha tendencia de ondas de calor en todo el eje Neovolcánico es, según expertos, alarmante para todo el ecosistema, es decir, no sólo para la mariposa sino para toda la biodiversidad con la que interactúa: 132 especies de aves, 56 mamíferos y 423 plantas vasculares.

Tlaconete pinto (Isthumura bellii), especie amenazada en México.

Como informa Leticia Gómez Mendoza, directora de la Red Nacional de Fenología e integrante de RM, estos cambios en la temperatura afectan el ciclo reproductivo, las fases de crecimiento, desarrollo y reproducción de los habitantes del bosque, desde animales y árboles frutales, hasta cultivos comunitarios. Ya se observan, advierte la doctora, afectaciones en el crecimiento de plantas, disminución de productividad y en muchos casos la reconversión productiva no planeada.

Un propósito fundamental de Red Monarca en ese sentido es el trabajo con las comunidades, “hacerles sentir que no están solos y que estamos con ellos investigando y colaborando en el contexto de la adaptación al cambio climático”, comenta Gómez.

La riqueza biocultural

Si bien el fenómeno de las mariposas viajeras es un espectáculo que atrae a decenas de miles de visitantes al año y durante décadas los investigadores concentraron su atención en comprender la migración e hibernación de las Monarca y a monitorear los bosques, actualmente se dedican a conocer la integridad ecosistémica de la reserva. Es decir, lo que hay debajo de la cobertura forestal. Y lo que han descubierto, gracias a cámaras trampa y el monitoreo realizado por técnicos de las comunidades locales con acompañamiento de la RM, es asombroso: observaron 86 especies de las cuales 31 por ciento no habían sido identificadas en la región Monarca y de las 60 especies de aves enlistadas 14 resultaron de nuevo registro. Además, especies de salamandras, ajolotes y pinos endémicos de la zona, es decir, que no existen en otro lugar del mundo.

Ajolote (Ambystoma rivulare).

Según Eligio García Serrano, coordinador del Fondo Monarca, el eje Neovolcánico constituye un corredor biológico conectado y una de las zonas más ricas del planeta en cuestión de biodiversidad. Y gracias al trabajo de monitoreo cuyo resultado puede verse en el documental, se registró la presencia de carnívoros importantes. Así como los mapaches, las ardillas, el zorro gris o el gato montés, las cámaras trampa captaron la presencia del coyote. Otro especialista, Antonio Gutiérrez, destaca el dato: “La identidad biocultural se fortalece o se pierde de generación en generación. Y el coyote era un símbolo de identidad para estos pueblos; rescatarlo es importantísimo, ayuda a recuperar la autoestima y a valorar lo que tenemos en las montañas. El coyote tiene aspectos místicos en la cultura. La información, aunada al conocimiento empírico y al conocimiento tradicional, hace posible, con quehaceres como éste, la recuperación de la memoria histórica de los habitantes locales. Hablamos de una identidad biocultural”.

Alicante (Plestiodon copei).

Lo dice en el documental la coordinadora de monitoreo forestal del Fondo Mexicano para la Conservación de la Naturaleza, Denice Lugo Olguín: “Las comunidades te decían que nunca habían visto al coyote en vivo hasta que lo captaron las cámaras. Es decir, se encontraron con la evidencia física de que la biodiversidad sigue viva y no solo existe en sus cuentos”.

Más allá de la Monarca muestra el nuevo inventario de la biodiversidad en el hábitat de hibernación de la mariposa viajera. Los ecosistemas, nos dicen, son como un rompecabezas, si le quitas una pieza pierde la totalidad, la función original para la cual se formó, así que cada una de estas especies juega un papel importante en la conservación de la mariposa Monarca y en la construcción de un futuro sostenible.

Dragoncito de niebla o escorpión (abronia deppii).

Las comunidades

Son al público general y sobre todo a las comunidades locales a quienes el documental se dirige. Se trata, dice Isabel Ramírez, miembro del Consejo Directivo de la Monarch Butterfly Fund e investigadora de la UNAM, de que se sientan orgullosos de la defensa de su biodiversidad y de todo su patrimonio natural y cultural. Pero también es básico que se beneficien en la vida cotidiana. “Una vía es conservar produciendo y producir conservando y eso se logra a través de la capacitación, de la conciencia, del trabajo conjunto, de incluir en las prácticas de producción prácticas de conservación y, a partir de éstas, generar un ingreso para las comunidades rurales de la zona”.

Para el público en general, este primer corto, de una serie realizada por Ambiente Cielo Rojo, pretende crear conciencia ambiental en el público.

Colecta de hongos comestibles dentro del ejido San Antonio de la Laguna, comunidad mazahua.

“Buscamos que la población conozca la maravillosa biodiversidad que alberga la región, a las comunidades que la habitan y organizaciones que están uniendo esfuerzos por conservar estos delicados ecosistemas que son clave para hacer frente al cambio climático”, dice Guadalupe el Río, vocera de Red Monarca y presidenta de Alternare A.C.

La organización que preside Del Río, nombrada “Campeones de la Conservación 2018” por el US Fish and Wildlife Service y la OEA, fue seleccionada como una de las tres mejores iniciativas para el Desarrollo Rural Sostenible en Latinoamérica por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Y es que desde hace 20 años trabaja con las comunidades para la conservación del fenómeno migratorio de la mariposa Monarca y gracias a su labor de capacitación 78 mil personas cuentan con seguridad alimentaria y vivienda digna, mejores condiciones de vida y la posibilidad de generar ingresos a través de técnicas agroecológicas, el buen uso y manejo de sus recursos naturales y el ecoturismo.

Variedad de hongos recolectados.

Cuando le preguntan a Guadalupe del Río qué sucederá con las organizaciones de la sociedad civil que ya no cuentan con subsidio oficial responde con firmeza: “Nuestro objetivo es que nuestros proyectos sean sostenibles”. Así que, agrega el biólogo Alfonso de la Vega, de Colectividad Razonatura AC, “una estrategia es aliarnos como Red Monarca y agenciarnos fondos nacionales e internacionales de una manera diferente. La unión hace la fuerza”.

Cabe recordar a Lincoln Brower (1931-2018), uno de los estudiosos más importantes de la fabulosa especie migrante. Cuando le preguntaban ¿para qué sirve la mariposa Monarca? enfurecía y contestaba: “He visto la Mona Lisa en París. ¿Para qué sirve (…)? En realidad, es solo una pintura en un pedazo de papel. Pero la admiramos como parte de nuestra cultura y de nuestra tradición. Creo que debemos darnos cuenta de que los tesoros biológicos como la monarca, son tan valiosos como la Mona Lisa”.

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