La muerte del cisne, otra vez

La bailarina Elisa Carrillo es la impulsora del Festival Danzatlán que contempla la Gala Elisa y Amigos. (Foto: Yan Revazov, cortesía de Danzatlán. com).

La muerte del cisne, otra vez

En la Gala de Elisa y Amigos, dentro del Festival Danzatlán, un público muy diverso disfrutó la interpretación de Kristina Shapran, primera bailarina del Ballet del Teatro Mariinsky, a una obra del repertorio universal: La muerte del cisne, coreografía de Michel Fokine. Toda una experiencia propiciada por la iniciativa de Elisa Carrillo, compartida de manera gratuita en el Centro Cultural Mexiquense Bicentenario, el seis de julio pasado.

Kristina proviene de uno de los más destacados teatros del  mundo ubicado en San Petersburgo: el Mariinsky, cuna también de Anna Pavlova, la artista que –cuentan- creó esta obra junto con el coreógrafo Fokine, a partir de la música de Camille Saint-Saens. Una coreografía de los últimos momentos de un cisne herido, es la obra por excelencia del ballet clásico que han interpretado las grandes bailarinas de diferentes generaciones como Alicia Mayarova, Margot Fonteyn y Maya Plisetskaya.

El desplazamiento de los largos pies de una bailarina que nos sugiere la ligereza de un ave, los brazos libres y la  vibración corporal de un ser que lucha contra la muerte, para finalmente dejarse ir en el trayecto a otro estadio de la existencia, es la esencia de esta obra.  No se trata de la imitación de un ave sino la expresión de un delicado lirismo que se convierte en símbolo de la vida y la muerte. Forma parte del imaginario colectivo de la danza pero también de la cultura universal.

A la mañana siguiente, en el Palacio de Bellas Artes, durante el programa del Ballet Folklórico de México de Amalia Hernández, se presentó  La danza del venado que durante años ha formado parte del repertorio de esta compañía. Representa la cacería y la muerte de este animal por cazadores (pascolas); una escenificación a partir de la cosmovisión indígena realizada por Amalia Hernández. Nutrida del vínculo del hombre con la naturaleza con un carácter ritual- religioso en su origen, y que se conserva en esta puesta en escena, aplaudida  por años.

Esta obra tiene en común, con La muerte del cisne, no solo que se trata de la defunción de un animal sino también el nivel magistral de ejecución del bailarín que danza el venado. Por años,  fue muy reconocida la interpretación magistral de  Jorge Tyler como primer bailarín de ballet, con la recepción de premios internacionales.

Sobre todo, ambas piezas forman parte de patrimonio cultural de la humanidad. Son las formas simbólicas en que el hombre expresa la transfiguración de la vida en muerte y su relación con la naturaleza. La manera en que comprende el nexo con la vida animal, que a la vez es la existencia humana conformando ritos artísticos y ancestrales.

Por supuesto son retos de expresión artística por la manera en que se transforma una realidad en movimientos y trazos sugestivos. También son desafíos ante las limitaciones físicas y anímicas del ser humano por demostrar que se puede alcanzar mucho más. Valores estéticos, sociales y emocionales conjugan este par de obras. Una en el terreno popular y ancestral, la danza del Venado; y otra en el repertorio del ballet. No obstante, no es menos importante una que otra. No se trata de jerarquizar ni de etiquetar ni es una forma del elitismo (La muerte del cisne) propia solo para ciertos espectadores y poblaciones.

Ambas deberían ser conocidas por amplios públicos; desde luego los niños y  jóvenes. Tener acceso a este par de ejemplos de la cultura y el arte, puede contribuir a hacer mejores personas; ayudar en su formación integral y en su descubrimiento del mundo, las culturas, las posibilidades  expresivas de la humanidad y en la comprensión de los procesos de la vida y la muerte.

Por momentos me llega una pregunta: ¿Ver La danza del venado y La muerte del cisne puede evitar que continúen las muertes violentas a consecuencia del crimen? Lo más probable es que no, a pesar de tener como tema la muerte. Pero tampoco contribuirán a la normalización de la violencia, consecuencia de nuestro desapego a la sensibilidad y a la comprensión del otro. Además, algunos niños que vean estas obras podrían forjar una vocación para bailar, aunque no sería el fin primordial, sino crear sensibilidad hacia las artes y a la vida misma: podrán ser mejores padres, mejores personas, mejores profesionistas.

Hay que reconocer que las artes se enfrentan a dificultades para llevar a cabo alguno de estos propósitos. Elisa Carrillo, si bien recibió apoyos del gobierno del Estado de México para realizar la Gala Elisa y Amigos -lo cual permitió funciones gratuitas- solo obtuvo aportes en especie del gobierno federal, lo que limitó la realización del Festival Danzatlán.

La danza del venado ha sido, por años, parte central del repertorio del Ballet Folklórico de México de Amalia Hernández.
(Foto: cortesía de Danzatlán.com).

La Danza del Venado se presenta semanalmente en el Palacio de Bellas Artes, a cargo del Ballet Folklórico de México,  bajo la dirección artística de Vivian Basanta, la hija de Amalia Hernández. Ofrece funciones también fuera de este recinto; no obstante, el acceso para ver a la compañía todavía no es asequible para muchos públicos por los costos en taquilla y la cuantiosa inversión en cada producción.

Algo similar que sucede con Danzatlán. Si bien el ingreso es gratuito para el público, la producción de las galas y las funciones de la Compañía Nacional de Danza, el Ballet de Monterrey y el Joven Ballet de Berlín (que presentarán este 2019), requieren de una alta inversión económica. En ambos casos, redituable por lo que logran al   establecer vínculos de la danza con sus espectadores. Es por ello que necesitamos de estas obras; del Festival Danzatlán, del Ballet Folklórico y de más proyectos de esta naturaleza que lleven a públicos, cada vez más amplios, las expresiones culturales y artísticas del patrimonio universal que hagan valer los derechos culturales de los mexicanos.

Sobre todo, necesitamos una comprensión institucional de los valores que estas obras y proyectos artísticos aportan a la sociedad.

26 de julio de 2019

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