La trama de una Ley de Cultura para Nuevo León

A las puertas del Congreso de Nuevo León, diversos integrantes de la comunidad cultural con Fernando Galaviz (al centro, de negro). (Imágenes proporcionadas por el autor).

 

MONTERREY. El pasado miércoles 27 entregamos en la Oficialía de Partes del Congreso de Nuevo León, acompañados de nuestro abogado y de artistas y promotores culturales, la iniciativa ciudadana denominada Ley de Desarrollo y Fomento de las Artes, el Patrimonio y los Derechos Culturales para el Estado de Nuevo León. De esta forma iniciamos con paso firme el camino prolongado y agreste que impone la tarea legislativa.

Si revisamos la historia, la necesidad de contar con una Ley de Cultura para Nuevo León ha estado en el radar, tanto por la institución rectora de la cultura, como de las comunidades artísticas, desde hace muchos años.

El 15 de febrero de 2001 al presentar su renuncia la entonces presidenta de CONARTE, Alejandra Rangel, dejó como pendiente la elaboración de la Ley Estatal de Cultura en la que se especificara, incluso, el presupuesto: “Esto ya lo tengo en anteproyecto y se lo dejaré al Consejo como tarea para que ellos le den continuidad. Ellos (los consejeros y vocales) habrán de dialogar y discutir los puntos”, dijo en ese entonces. Es obvio que los entonces diputados no atendieron el asunto.

El 10 de febrero de 2004 en el periódico El Norte salió la nota “Pugnará CONARTE por Ley de Cultura”, donde Leticia Vargas, entonces vocal de cine señaló “Es prioridad la creación de la Ley Estatal de Cultura que, entre otros puntos, fije el 1 por ciento del presupuesto como mínimo obligatorio para cultura en Nuevo León”, esto, al término de la primera sesión del Foro sobre Arte y Cultura. Incluso se habló de que en dicho se integraran ámbitos como el de patrimonio histórico.

Meses después, el 5 de julio de 2004, en el periódico El Porvenir, en primera plana de su sección cultural, el titular principal decía: “Piden creadores Ley de Cultura en Nuevo León” en referencia a una reunión de los vocales de las disciplinas artísticas en la sala experimental del Teatro de la Ciudad donde, “pidieron la creación de una Ley Estatal de Cultura, de lo contrario, advirtieron, persistirá la verticalidad en la toma de decisiones”.

Diecisiete años después Nuevo León sigue sin una Ley de Cultura, y la verticalidad en CONARTE alcanzó niveles desbordantes, lacerando en 2019 a las siete disciplinas artísticas al despojarles del presupuesto participativo que tenían desde hace quince años, incluso eliminando en 2015 un fondo destinado a la seguridad social de los artistas.

Sin embargo, tengo registro de tres iniciativas legislativas, relativamente recientes, para la cultura nuevoleonesa.

El 31 de marzo de 2016 se depositó en la Oficialía Mayor del H. Congreso la iniciativa de Ley General de Derechos Culturales para el Estado de Nuevo León, siendo la promovente la ciudadana Brenda Leticia de la Torre Santoyo. No prosperó.

El 27 de abril de 2016 el entonces diputado del PAN, Ángel Alberto Barroso Correa, presenta una iniciativa de reforma a diversos artículos de la Ley que crea el Consejo para la Cultura y las Artes de Nuevo León (CONARTE).

La intentona del diputado desató reacciones de preocupación dentro del Consejo de CONARTE de la recién iniciada administración del Bronco. En el acta de CONARTE del mes de abril de 2016, la entonces secretaria Técnica y hoy secretaria de Cultura, Melissa Segura, solicitó la comparecencia del mencionado legislador en el pleno del Consejo a efecto de explicar el alcance de las reformas propuestas. No se obtuvo respuesta.

 

Largo trecho lleva el interés por contar con una Ley de Cultura en Nuevo León.

 

Poco después, en el acta de CONARTE del mes de junio se anuncia una comitiva para acompañar al presidente del organismo, Ricardo Marcos, para dialogar con el presidente de la Comisión de Educación, Cultura y Deporte del Congreso, respecto a la iniciativa de reforma de CONARTE, lo cual fue interpretado como un claro nerviosismo dentro de la institución cultural.

En 2017, bajo número de expediente 11189/LXXIV, se presenta una iniciativa de Ley de Fomento a la Cultura del Estado de Nuevo León, siendo el promovente el entonces diputado del PRI Héctor García García, suscribiéndola varios diputados, entre ellos Leticia Marlene Benvenutti Villarreal y Samuel Alejandro García Sepúlveda del partido Movimiento Ciudadano, el instituto político del actual gobernador. A pesar de las alianzas partidistas, tampoco prosperó.

Con base a este historial, me permito describir cómo fue el proceso para la elaboración de la iniciativa de Ley que acabamos de ingresar al Poder Legislativo del estado.

El viernes 12 de febrero de 2016 el Congreso convocó a una mesa de trabajo denominada “Promoción de la cultura en Nuevo León”, en la sala Bicentenario de la Independencia y Centenario de la Revolución, coordinada por el entonces diputado Ángel Barroso, propuesta que nació de la inquietud que le habían expresado diversos actores de la cultura en la entidad, en relación al manejo del aparato cultural.

De los apuntes que realicé en dicho evento, al volverlos a repasar hoy, me doy cuenta de un dato desconcertante. En esa cita Fernando Elizondo Barragán, a quien el Bronco nombró Coordinador Ejecutivo de la Administración Pública, comentó que se requería que “Nuevo León lleve la cultura a la calle”.

Recordemos que el pasado 30 de septiembre, el Congreso aprobó la nueva Ley Orgánica a propuesta del mandatario Samuel García, donde en su nueva estructura de tres gabinetes, incluyó la creación de la Secretaría de Cultura, la cual en la práctica viene operando en paralelo a CONARTE, y su argumento central para su creación fue precisamente para “llevar la cultura a la calle”. No existen las casualidades, de todos es conocido que Fernando Elizondo Barragán es el “mentor” de Samuel.

Precisamente en aquellas mesas de trabajo, mis apuntes dieron forma a un proyecto integral de reforma de CONARTE Sin embargo, en 2017, el diputado Ángel Barroso fue expulsado de la bancada de su partido, y el proyecto que estaba desarrollando quedó en el limbo.

Decidí entonces seguir adelante con esta labor; revisé diversos marcos legales de estados de nuestro país e incluso de otras naciones; consulté documentación y libros, compartí puntos de vistas con artistas y promotores culturales, y así evolucionó este proyecto en una Ley de Cultura para Nuevo León, el trabajo duró casi seis años.

Cabe mencionar que también trabajé varios años en un despacho legal donde me familiaricé con actas y oficios legales, contratos colectivos, etc., además participé también en las mesas de trabajo de la Ley de Participación Ciudadana promovidas por el Congreso. Asimismo, acudí a diversos talleres y cursos de formación sobre gestión y derechos culturales.

 

Citas, foros, discusiones. El debate por una Ley de Cultura sigue su largo camino.

 

Aunado a ello, el 17 de septiembre de 2020 elaboré el proyecto integral de iniciativa ciudadana de cine para Nuevo León que, si bien no se concretó en el legislativo, sí detuvo un inminente albazo de una iniciativa de cine promovida por un grupo de empresas (clúster), por el presidente del PAN en Nuevo León y por el aún presidente de CONARTE Ricardo Marcos, quien no informó al pleno del Congreso ni al gremio de cine, en ese mes, sobre esta iniciativa. Se evitó, al menos de manera momentánea, el secuestro del sector.

Todo esto vino fortalecer mis capacidades en técnica legislativa para redactar y elaborar estos proyectos.

El 16 de junio de 2021, redacté e hice público un manifiesto denominadoRescatar la cultura y las artes en Nuevo León, y cuyo contenido me sirvió de base para redactar la exposición de motivos de la Ley de Cultura.

El 4 de marzo de 2021 propuse a los diputados locales la necesidad de que nuestro estado cuente con una Ley de Cultura, aquí se puede consultar el documento sellado por la oficialía de partes del Congreso del Estado (Propuesta No. 9).

Estando a punto de terminar de redactar la iniciativa ciudadana de cultura, el 14 de julio de 2021 Ricardo Marcos en su twitter publicó lo siguiente: “Una de las asignaturas pendientes que tiene Nuevo León y que me parece fundamental lo considere la nueva administración es la creación de una ley estatal de cultura. Un paraguas del cual se desprendan derechos, obligaciones y otras iniciativas que fortalezcan al sector”.

Dicha declaración la hace en el contexto del periodo poselectoral, por lo que posiblemente trató con esto buscar puntos para ser ratificado en su puesto.

Ese mismo día Luis Martín, el reconocido dramaturgo y amigo de Ricardo Marcos publica en su muro de Facebook (por cierto, lo cual posteriormente borró) lo atinado que le parecía el tuit de Ricardo Marcos: “De esa ley (la de cultura para N.L.) podemos desprender dos en las que creo firmemente y en las que ya estamos trabajando con académicos y artistas: Una iniciativa de Ley de Espacios Culturales Independientes que nos ayude a profesionalizar y dignificar a los artistas en su tierra sin tener que emigrar; y la otra iniciativa que estamos trabajando sería una Ley de Vinculación con los municipios para descentralizar REALMENTE y crear públicos en todo el estado”.

Al respecto, el galerista Edgar Leal le respondió “Se me hace como si Salinas de Gortari propusiera que hubiera que crear una iniciativa de ley para no privatizar TELMEX después de haber privatizado hasta la risa. Vaya, no veo honestidad en lo absoluto”.

Y al día siguiente, el 15 de julio de 2021, en otra súper santa casualidad, el periodista cultural Eloy Garza (otro amigo de Ricardo Marcos) le hace segunda a Luis Martín, apoyando la creación de una Ley de Cultura  y ese día Luis Martín escribe en su muro: “Seguimos trabajando en el borrador para proponer la Ley de Cultura en el Estado”.

 

Nada cercano al sector cultural regio, el gobernador Samuel García tendrá que aprender en el camino. (Imagen tomada de profelandia.com).

 

Días después, ante estas señales de que evidentemente están maquinando un proyecto legislativo de Ley de Cultura acorde a los vicios e intereses de CONARTE, decidí no esperar más, y depositar una primera versión de la iniciativa ciudadana de cultura para Nuevo León el 21 de julio de 2021. Posteriormente, en octubre, ingreso una nueva versión, pero para la atención de los integrantes de la nueva legislatura.

El 8 de septiembre de 2021 en un video de la UANL Luis Martin declara: “Se espera que el nuevo gobierno, convoque en los primeros días de su mandato, a académicos e intelectuales de las universidades del Estado, a artistas de comprobada calidad profesional, ética y moral y a honestos promotores y gestores culturales para elaborar la Ley de arte y cultura del Estado de Nuevo León”.

Luego, el 14 de septiembre de 2021, el periódico El Norte, publica Piden artistas a Samuel ley de cultura donde dan a conocer un manifiesto (en realidad es una solicitud), que es firmado por diez personas, entre ellos, Luis Martín y Eloy Garza ¿mera coincidencia?.

Recordemos en este contexto que estos dos personajes apoyaron a Ricardo Marcos en el 2016 cuando este era aspirante a la presidencia de CONARTE.

El proyecto de Ley de Cultura me ha tomado seis años consolidarlo; no se hace al vapor, en la coyuntura de un fin de administración, mediante escritos, declaraciones, campañas publicitarias o de imagen para dar forma a la opinión pública para confeccionar una legislación a la medida de CONARTE.

Por lo demás, el tiempo corre: tenemos una primeriza Secretaría de Cultura presidida por quien fuera la Secretaria Técnica de CONARTE y en paralelo, sigue en su cargo de titular de dicho organismo Ricardo Marcos. Ya seremos testigos de la manera en que esta duplicidad se resuelva.

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