El pasado lunes 3 soltamos en este rosario ¿Cómo reabrir la economía del sector cultural? Señalamos dos componentes iniciales para el conjunto de respuestas que se imponen.
Primero: al aceptar que no habrá una intervención decidida del gobierno nacional, ni de los estados y municipios, para reactivar las actividades económicas de la cultura, la estrategia es hacerlos de lado. Simplemente dejarlos solos en virtud de que nos han dejado solos. Lo que bien o mal salga de las autoridades, se verá en su momento, ya sea para tomarse o rechazarlo. Serán minuncias ante el dramatismo de las consecuencias de la pandemia.
Segundo: esto implica reorientar la acción hacia donde se encuentra la vitalidad histórica del sector, el espacio del que dependen casi la totalidad de los empleos, el lugar por excelencia de los procesos creativos, ahí donde se genera el mayor flujo de dinero: el mercado cultural.
Por ello, lo que en estos días resulta crucial, es mostrar la capacidad de miras para diseñar los principios básicos de una serie de protocolos sanitarios que respondan a la diversidad, características e intereses del sector cultural. Se puede adelantar que su contenido se apegará a lo que ya en muchos países se delinea. De igual manera, que en tanto la actividad cultural forma parte del aparato productivo, muchos de los principios y normas que dictará la autoridad, serán coincidentes en lo general.
Sobre las particularidades es justamente donde debemos comenzar a trabajar aceleradamente, con el objetivo de ganar delantera a las elucubraciones oficiales. Se trata de invertir una insana costumbre: en lugar de sentarse a esperar lo que el Consejo de Salubridad General determine una vez fijado el calendario de “regreso a la normalidad”; que de ahí “aterrice” a las atribuciones de cada dependencia federal, así como a los gobiernos estatales y municipales, para a su vez acatarlo todo mundo a regañadientes (protección civil), se busca que los protagonistas del sector cultural estructuren una variedad de protocolos sanitarios que respondan a su diversidad.
Del 2001 al 2002, pasando por el 2009, al 2020…
Como bien sabemos, la vida comercial y de consumo cultural fuera de casa, implica cercanía social. Cada lugar es poseedor de infraestructura física diferenciada, según su alcance. Sus rostros se han vuelto casi invisibles en el encierro del coronavirus: cines, teatros, galerías, centros de espectáculos, salas de concierto, museos, librerías, mercados de artesanías, tianguis, ferias, festivales, parques temáticos, lugares de coworking… La lista es larga ¡y abrumadoramente dispar!
En esa perspectiva, hay experiencias y protocolos acumulados. Es el caso de los atentados de Al Qaeda en Estados Unidos en 2001, la aparición en 2002 del Síndrome Respiratorio Agudo Grave (SARS), la gripe A (H1N1) en 2009, la ola de terrorismo en Europa en estos lustros del siglo XXI y lo que hasta ahora se acumula en la lucha contra el Covid-19. Todo ello tienden su manto como nunca antes en la actividad económica del sector cultural.
He leído en estas horas lo que dijo el presidente francés, Emmanuel Macron, al conferenciar con personalidades del sector cultural, a efecto de afianzar un plan de ayudas. Urgió a “reinventarse para poder convivir y sobrevivir con una epidemia que está lejos de dejar de ser un problema y que requerirá nuevas formas de interactuar (…) Va a haber que inventar nuevas formas con el público. Tendrá que ser un matrimonio entre el sentido común y la innovación”, según nota de El País.
Pocos días antes, el Primer Ministro Edouard Philippe, al informar sobre los planes de reapertura de la economía de Francia, soltó una sentencia que también nos acomoda: “Es una línea delgada que debe seguirse. Demasiado descuido y la epidemia reinicia. Demasiada precaución y todo el país se hunde”. (En Reforma/The Wall Street Journal, 6 de mayo de 2020: Clave para reabrir: distanciamiento social ‘basado en riesgo’).
Así en México, así en el sector cultural, ahí nosotros: se trata de reabrir la “normalidad”, sostener la vida cultural del país al tiempo de salvar vidas al menor costo para la economía.
El Grecu y Paso libre te invitan a participar del
Anteproyecto de protocolos sanitarios del sector cultural
Cuestionario de información preliminar
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Eduardo Cruz Vázquez
Eduardo Cruz Vázquez periodista, gestor cultural, ex diplomático cultural, formador de emprendedores culturales y ante todo arqueólogo del sector cultural. Estudió Comunicación en la UAM Xochimilco, cuenta con una diversidad de obras publicadas entre las que destacan, bajo su coordinación, Diplomacia y cooperación cultural de México. Una aproximación (UANL/Unicach, 2007), Los silencios de la democracia (Planeta, 2008), Sector cultural. Claves de acceso (Editarte/UANL, 2016), ¡Es la reforma cultural, Presidente! Propuestas para el sexenio 2018-2024 (Editarte, 2017), Antología de la gestión cultural. Episodios de vida (UANL, 2019) y Diplomacia cultural, la vida (UANL, 2020). En 2017 elaboró el estudio Retablo de empresas culturales. Un acercamiento a la realidad empresarial del sector cultural de México.