CANCÚN. El retraso crónico de las ideas y las relaciones humanas respecto a las condiciones objetivas, hasta el momento en que estas se desploman sobre las cabezas como un cataclismo, es lo que en un periodo de cambio engendra ese movimiento exaltado de ideas y las pasiones que a las mentes policiales les parece ser un mero resultado de los “demagogos” y sus actividades.
Del mismo modo en que el país avanza y desarrolla la epidemia a distinto ritmo según las regiones del mismo, es decir es un movimiento asincrónico, dicha a sincronía también existe en cuanto a las ideas de cambio dentro del gabinete, de tal modo que no todos los encargados del despacho según su área jalan igual o presentan el mismo embate de ideas fértiles o novedosas, si enfrentamos al sector salud que ha tenido que ser puesto a la altura de las circunstancias y lo comparamos con el sector cultural dicha afirmación salta a la vista.
Se dice de la cultura qué no es y que, si es pertinente, que no es necesario invertirle o al menos no como se venía haciendo, pero a la vez se reconoce su papel particularmente cuando todos hemos estado de un algún modo confinados, sin el socorro de las expresiones evidentes de la cultura la pandemia no se estaría pasando igual, y puede verse en perspectiva por necesidades de edad, de sexo, de preparación escolar, nivel cultural etc., pertenencia a una u otra comunidad artística o profesional, estrato social en fin…
Esto no siempre ha sido igual, si nos saltamos el periodo neoliberal, digamos antes de 1979, vamos a encontrar que en otros tiempos se consideró a la sociedad civil como una entidad no solo ávida de recursos económicos sino espirituales, del tipo que como producto espiritual es como reza el lema de la Máxima Casa de Estudios, la UNAM, Por mi raza hablará el espíritu, y el espíritu que ha hablado hoy por hoy es el cultural, remítase a las expresiones generadas en la lectura, en el esparcimiento, en la afirmación de nuestra cultura vernácula, del cine como cultura de esparcimiento.
De atrás para adelante
Sigamos como un ejemplo de análisis el Programa de Teatro del Seguro Social durante el gobierno de Adolfo López Mateos (1958-1964), cuando se estableció una relación connatural entre educación y cultura, en su acepción de cultivo de las bellas artes, López Mateos había participado en la campaña de José Vasconcelos, destacándose como orador, posteriormente en su discurso de protesta resumió así aquellas experiencias: “Elevar constantemente los niveles de vida del pueblo para alcanzar mayor libertad, más cultura y mejor bienestar, como atributos de la dignidad del hombre, que es el objeto esencial de las instituciones sociales”.
Claro esto no lo podía haber desarrollado sin un equipo que lo respaldara, en aquellos años nombró a Benito Coquet titular del IMSS para que implantara una estrategia de desarrollo cultural. En suma, Coquet se sirvió de dos vías. Una, el desarrollo de una infraestructura teatral sin precedente hasta entonces y aún no superada, y dos, por medio de un amplio y minucioso programa cultural. En la primera López Mateos incluyó el desarrollo de obra pública como carreteras, puentes, escuelas (por estadística en aquellos años se inauguraba un aula cada dos horas), servicios públicos como agua y alcantarillado, mercados, centros deportivos y en el ramo de la salud, clínicas, hospitales, sanatorios rurales, centros de higiene a través de la flamante Secretaría de Salubridad y Asistencia. Ése fue el Estado benefactor que el neoliberalismo se encargó posteriormente (y poco a poco) de desmontar.
Atendiendo los distintos aspectos de aquel discurso en la toma de protesta, López Mateos hizo ver que no se trató de obras aisladas pues se emprendió la construcción de 26 teatros cerrados y 42 auditorios al aire libre dentro de un amplio programa de construcción de unidades habitacionales, centros de seguridad social, clínicas, instalaciones deportivas y centros recreativos.
Para la construcción de teatros se obtuvo un subsidio especial y en otras se armó un Programa Nacional Fronterizo que repercutió en ciudades como Tijuana, Mexicali, Ciudad Juárez, Nuevo Laredo, Villahermosa y Chetumal.
Sigan las enseñanzas
Se pretendía, además del mejoramiento urbanístico con equilibrio arquitectónico en sentido funcional, la construcción de museos históricos y artísticos, exposiciones de artesanías y productos industriales; escuelas de arte, centros deportivos, teatros y bibliotecas con el objetivo de exaltar en los habitantes el orgullo de ser mexicanos.
Si miramos el caso de la Ciudad de México, el capital inmobiliario que aún hoy existe son los Teatros Xola, Tepeyac, Legaria, Independencia, Morelos, Hidalgo, y Cuauhtémoc construidos ente 1957 y 1963. Luego se sumaron cuatro más que funcionaban como auditorios: Teatro Reforma, Unidad Santa Fe, Félix Azuela e Isabela Corona. Y Benito Coquet no escatimó en el uso de los mejores materiales para proporcionar un servicio digno y a la altura de aquellas circunstancias.
Y esto nos lleva a la segunda parte del programa, el desarrollo del teatro infantil, el acercamiento al arte escénico donde Ignacio Retes integró una plantilla de 30 actores profesionales para ir inaugurando los teatros con obras de tema clásico. Todo este entramado no se hubiese logrado sin los notables del equipo que jalaron parejo con Ignacio Retes, como Juan García Ponce, Julio Prieto, José Solé, Rafael Lebrija, José Gorostiza, Salvador Novo, Julio Bracho y el maestro Seki Sano entre tantos otros.
Actualmente es necesario el papel que desempeñan los periodistas y los intelectuales, adecuado a las actuales circunstancias, así como también necesitamos maestros y alumnos formados en las expectativas de hoy, pero todo esto también requiere de programas y estrategias planteadas por el propio Estado viables y prometedoras, pero no inciertas o poco trascendentes como el echar toda la carne al asador con tantos millones invertidos en un solo proyecto como es el de Chapultepec.
No se trata de descalificar a un artista destacado como Gabriel Orozco en tanto involucrado en el proyecto Chapultepec que se vuelve el vórtice de un movimiento urbano cuya confluencia es el enclave o bioma ecológico, pues de ahí partirán otros proyectos de Claudia Scheinbaum, en tanto Jefe de Gobierno de la ciudad. Refiero al corredor Reforma cuyos alcances terminarán en la misma Villa de Guadalupe, el corredor de la avenida Chapultepec y entre ambos el gran triángulo para relanzar un nuevo proyecto en la Zona Rosa.
Todo esto implica desarrollos habitacionales, de oficinas y mucho más. Correcta es la pauta para que la ciudad se renueve, pero lo que aquí espetamos y queremos enfatizar cuando hacemos el parangón con el desarrollo que bajo el mismo rubro logró el gobierno de Adolfo López Mateos, es el que se refiere a sus alcances y efectos en la sociedad. Para que todo guarde la proporción baste decir que son diez mil millones de pesos lo que se piensa invertir en Chapultepec, como si ese fuera nuestro universo cultural. Hay que voltear la cabeza hacia el país, a lo largo y ancho, con sus ingentes carencias culturales y de espacios cívicos como este que aquí se pretende. Todo está bien, lo que molesta es que nuestra secretaria de Cultura haya dado la espalda a la cultura toda y a su infraestructura, que se halla venido escatimado en fondos, que se hallan cercenado proyectos y otros de plano eliminado para en su lugar montar con Chapultepec una especie de espectáculo.
Carlos Generoso
Artista egresado de los Talleres Libres de la Academia de San Carlos (1985-87), en composición plástica y cerámica con Javier Anzures y Fanny Martínez Rabell. En 2018 participó en una colectiva de auto retrato presentada en la Casa de la Cultura de Cancún y actualmente en la representación del baile flamenco con modelo. Se ha especializado en arte público. Ha hecho murales en Holbox: Portal Negro (2013) y La Fuente de Sangre, una instalación iluminada con esculturas de fibra de vidrio, arco de acero y plantas verdes (2014). En Cancún, en el Callejón Fascinación, creó Pareja sobre el Infierno (2012) y en la Alberca Olímpica realizó Limulus (2015). En Tepoztlán, Morelos, llevó a cabo 400 Conejos (2016) y en Monterrey Gambusino (2017) estos dos últimos murales de gran formato que cubren enteramente las paredes de una casa. Actualmente su obra está expuesta en la Galería de la Ciudad de Cancún y trabaja en escultura para vaciado en bronces, figuras arquetípicas humanas transformadas a la mitología de la cultura maya y contemporánea.