“Ya no estoy aquí de Netflix retrata lo peor y más bajo de México. La escoria social”, escribió Enrique Valle en Twitter, sobre la película mexicana que retrata a los “cholombianos” y que durante su estreno se convirtió en lo más visto y odiado por algunos en la plataforma.
“Si para hacer bodrios parecidos se invierten recursos, estoy de acuerdo que se debe de cortar el subsidio y redirigirlo al sector salud. Me sorprendí eso que muestra de Monterrey”, agregó Valle, una de las tantas críticas (sin sentido) que recibió la película.
El director Fernando Frías esquivó las salas de cine comercial y se fue directamente a Netflix donde las reacciones que ha provocado son de todo tipo: gente que la odia como Valle o la ama.
Ya no estoy aquí (2019) se presentó en distintos eventos y en el Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM) donde ganó dos premios y con esto muchos comentarios a favor.
Tras varios problemas de presupuesto, tiempos y la pandemia, la película se estrenó en la plataforma y es un éxito.
¡Viva la Kumbia!
Kumbia contra el narco, kumbia contra el dolor, la pobreza y la violencia, eso y mucho más es la película que pone en pantalla a una tribu poco conocida: Los Cholombianos, que se extinguió ante la llegada del narco a su barrio.
Resistencia cultural, baile y música, la “Kolombia” de Monterrey, con tribus que durante años formaron un movimiento marginal que se apropió de la cumbia colombiana gracias al acordeón, “la voz del lamento”.
El movimiento estalló en los bailes de zonas peligrosas y de pocos recursos en Monterrey, una de las primeras ciudades industriales en México donde las “cumbias rebajadas” rifaban.
Camisas extra grandes, bermudas, cabellos con cortes estrafalarios y pintados, escapularios, convers y diferentes elementos les dieron una imagen propia a los Cholombianos, una raza especial, que encontró en la música un escape: kumbias más lentas de lo normal que estallaban en las bocinas.
“No es una historia de migración ni de narcotráfico… es más bien un retrato de una identidad y un arraigo fuerte a un movimiento contracultural que es inherentemente contestatario”, señaló el director Fernando Frías en una entrevista publicada por Zeta Tijuana.
La película tiene en Ulises (un extraordinario Juan Daniel García Treviño) a su héroe y la odisea que tiene que recorrer; de las azoteas de los barrios de Monterrey a Queens en Nueva York. Un mundo extraño que lo escupe de inmediato dejándolo sin más futuro que bailar a ritmo de Lisandro Meza, mientras vive su gran aventura en la azotea de una tienda china extrañando su Kolombia, su reino.
Ya no estoy aquí es una película demoledora en un país asfixiado por la violencia de la guerra contra el narco de Felipe Calderón y la llegada de Los Zetas a los barrios regios con la intención de acabar con estos “nuevos punks” o reclutarlos a punta de cuerno de chivo; estaban en medio de una sangrienta batalla que no era suya y los Terkos trataron de evitarla con música y baile.
Uno de los puntos a favor del director Fernando Frías, es que muchos van a descubrir un movimiento cultural tan importante como el punk, los cholos o el rock mexicano, donde el director arma un rompecabezas utilizando un collage de imágenes tan hermosas como aterradoras que se quedarán en la mente del espectador por varios días.
En el 2013, un ataque del cártel de Los Zetas al grupo Kombo Kolombia “termina” de alguna manera con la Kumbia de Monterrey, sí como con la cultura de un barrio que sigue luchando por sobrevivir.
Sin duda, Ya no estoy aquí, es un poderoso tesoro artístico que viene a mostrar el poder de la cultura en medio de la barbarie, en un mundo donde actualmente se habla de clasismo y racismo (un tema que los mexicanos conocemos bien) un monstruo que hoy destruye Estados Unidos tras el asesinato de George Floyd por la policía y la locura de un presidente maniaco y racista, como lo es Donald Trump.
vicentelagos1969@gmail.com
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Vicente Gutiérrez
Periodista y conductor en “La taquilla” con René Franco, programa de Radio Fórmula.