En esta treceava entrega sobre la situación actual de los museos en México frente a la pandemia de la COVID-19 (la doceava reflexión fue publicada en Paso libre en torno de los tres recintos de la Fundación Cultural Antonio Haghenbeck y de la Lama) nos dirigimos hacia un espacio universitario que no solo difunde la obra de los artistas jaliscienses (o radicados en la entidad) modernos y contemporáneos sino que resguarda el Paraninfo Enrique Díaz de León con dos murales de José Clemente Orozco, fundamentales para la historia del arte mexicano. Se trata del MUSA, Museo de las Artes de la Universidad de Guadalajara (UdG).
El inmueble del MUSA, cuya construcción iniciada en 1914 fue concebida inicialmente para ser sede de una escuela primaria, sirvió como espacio para la rectoría general de la UdG cuya planta baja se destinó como museo a partir de octubre de 1994. 19 años más tarde, dicha universidad modificó el uso del edificio para dedicarlo en su totalidad a actividades culturales y espacio museístico (desde febrero de 2013) con 1,435 m2 en donde se distribuyen 14 salas de exposiciones temporales, una de usos múltiples, dos más usadas para talleres, un patio y el citado paraninfo donde Orozco plasmó los murales El hombre creador y rebelde (en la cúpula) y El pueblo y sus falsos líderes (en los muros del estrado).
Además de este legado en gran formato, el MUSA resguarda 155 piezas que conforman su colección de pintura, escultura, estampa, instalación y collage que durante 2019 fue vista por las 268,274 personas que visitaron sus instalaciones, con un porcentaje centrado en población estudiantil (29 por ciento con un rango de edad de 15 a 20 años) y universitaria (entre 21 y 35 años). Por cierto, una de las más concurridas exposiciones antes de la pandemia fue En casa con mis monstruos, de Guillermo del Toro que congregó a 200,000 personas entre julio y octubre de 2019. Sin embargo, ante la contingencia generada por el coronavirus y el cierre de sus puertas físicas al público, es posible recorrer de manera virtual sus instalaciones y conocer en este video algo de su historia y los contenidos de sus futuras exposiciones: Fragmentos, de José de Jesús Olivares, y el Recóndito mundo de Leonora Carrington.
El acervo del MUSA tuvo desde sus inicios como “eje rector” los dos murales orozquianos realizados en su sede (1935-1937); luego se comenzó a integrar la colección en 1994 con la obra de artistas jaliscienses (o residentes en el estado) consolidados: Martha Pacheco, Alejandro Colunga, Lucía Maya y Javier Campos Cabello, por citar algunos que fueron acompañados por más creadores con el paso de los años, como Jorge Alzaga, Maximino Javier y varios otros más con tendencias conceptuales y “emergentes”. Este patrimonio universitario se acrecentó con la obra de autores no necesariamente de la región, de la talla de Arnold Belkin, Pedro Friedeberg, Manuel Felguérez y Vicente Rojo.
Premio Travellers’ Choice 2020 que otorga la plataforma TripAdvisor por “su popularidad y excelentes opiniones asignadas por los viajeros”, el MUSA cuenta con el apoyo de la University of Guadalajara Foundation/USA que ha logrado donaciones y apoyos en tareas editoriales. El recinto ha sido respaldado además con las aportaciones personales de las colecciones de la escritora y traductora argentina Aurora Bernárdez (1920-2014) y el narrador yucateco Juan García Ponce (1932-2003).
Investigadora y gestora cultural, Maribel Arteaga Garibay dirige el MUSA desde junio de 2013. Cursó la maestría en Gestión y Desarrollo Cultural por la UdG, es quien responde de manera escueta al cuestionario de Paso libre.
—¿Cómo ha impactado la pandemia actual la vida del MUSA?
—Con el cierre temporal del MUSA, Museo de las Artes de la Universidad de Guadalajara, uno de los cambios más significativos ha sido el acercamiento con los visitantes. Al respecto se han implementado diversas estrategias para mantener el contacto con el público y así pueda tener acceso a las exposiciones que se encuentran montadas en este recinto universitario, principalmente a través de diversos contenidos virtuales lo que, a futuro, se busca empatar con las visitas presenciales.
Nuestro personal, que continúa laborando desde su hogar, se alista para aplicar los protocolos que la denominada “nueva normalidad” requiere para el desenvolvimiento de nuestras prácticas y acciones. Esto permitirá que los asistentes tengan toda la confianza de volver a este espacio una vez que pueda reabrir sus puertas.
—¿Cuáles son a su juicio las estrategias (financieras, conceptuales u otras) que se requieren para apoyar la labor de los museos en México en tiempos de pandemia?
—Las estrategias dependen de la naturaleza de cada recinto y de sus respectivas vocaciones. En el caso particular del MUSA, es importante hacer partícipe a nuestro público para que, desde la distancia, mantenga la interacción con el museo.
—¿Qué requeriría una Ley de Museos?
—Se requeriría la creación de un organismo descentralizado que regularice y fomente las prácticas de profesionalización en los museos del país para que todas estas instituciones funcionen bajo lineamientos equitativos y tengan los mismos derechos y responsabilidades con las comunidades en las que se encuentran. Y un enfoque igualitario al momento de asignar recursos; que la inclusión y el fomento de la diversidad sean pilares fundamentales de la legislación.
—¿Es o no es necesaria una Ley de Mecenazgo? ¿Qué lineamientos plantearía para una en México?
—Es necesaria en tanto la ley se adapte a las características socioculturales de cada región y contemple proyectos específicos que beneficien a amplios sectores de la comunidad, así como a las partes involucradas dentro de esta dinámica.
—¿Cómo alentar la participación social —de individuos y de empresas— en el entramado del sector cultural?
—Con la generación de comunidad a través de alianzas estratégicas, que ayuden a promover el hecho de que el museo no es un ente alejado, sino un espacio que se construye en conjunto y al que todos pueden tener acceso.
—¿Qué estrategias financieras y en materia fiscal sería ideal implementar en beneficio de los museos y de sus públicos?
—Actualmente existen algunos programas en materia fiscal y financiera, que benefician tanto a los artistas como a los museos. Uno de ellos es el de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público que se relaciona con el pago de impuestos en especie, en este caso obras artísticas, que están disponibles para su préstamo, exhibición y difusión en los recintos culturales.
—¿Han establecido con la Secretaría de Cultura federal algún tipo de comunicación, enlace, intercambio de opiniones o crítica?
—El MUSA ha realizado diversos proyectos en colaboración con esta dependencia y los recintos que agrupa. Algunas de estas iniciativas han tenido un alcance internacional, como es el Circuito Arte y Migración, que ha puesto al recinto universitario en contacto con las comunidades de mexicoamericanos en Estados Unidos.
—Diferentes voces han planteado la exigencia de suprimir, posponer o redireccionar los recursos de proyectos como el Complejo Cultural Chapultepec hacia proyectos / comunidades / museos en crisis ante la pandemia. ¿Cuál es su opinión al respecto?
—Todos los proyectos, luego de un debido proceso de selección, deben contar con un apoyo que les permita generar un beneficio colectivo.
—¿Cómo puede participar la iniciativa privada en la reactivación del sector de los museos en México?
—Algunas empresas podrían destinar parte de sus recursos para difundir y promocionar diversos contenidos relacionados con las actividades museísticas y educativas.
—¿Cómo lo está haciendo la IP frente a un espacio universitario como el MUSA?
—El MUSA se favorece con activos en especie gracias a la aportación de diversos aliados estratégicos que pertenecen al Programa de Benefactores.
Angélica Abelleyra
Periodista cultural especializada en artes visuales y literatura tanto en medios impresos como digitales y en televisión. Es licenciada en Comunicación por la UAM Xochimilco y es autora entre otros libros de Se busca un alma. Retrato biográfico de Francisco Toledo (Plaza & Janés, 2001) y Mujeres Insumisas (UANL, 2007). Hizo la coordinación editorial y la curaduría de la retrospectiva en el Centro Cultural Tlatelolco/UNAM, Rogelio Naranjo, Vivir en la raya (Ed. Turner, UNAM, 2013). Es coautora de los libros Héctor Xavier, el trazo de la línea y los silencios (junto a Dabi Xavier, UV, IVEC, 2016) y De arte y memoria. Bela Gold, una propuesta visual desde los archivos desclasificados de Auschwitz (UAM). Integra el consejo consultivo del Museo de Mujeres Artistas, MUMA.