Pirandello y la política cultural. Artistas en busca de autor

(Imagen: Pinterest: “The Laugh”, de Mark Bryan / imagekind.com).

Pirandello y la política cultural. Artistas en busca de autor

Seis personajes en busca de autor es una de las más famosas obras de Luigi Pirandello. Aludo a ella para construir una analogía entre lo que plantea esta pieza teatral y la situación que viven algunos integrantes del sector cultural en nuestro país.

En la historia, un grupo de actores ensaya el montaje de una obra con la presencia de un director y con la tramoya desarrollándose. De pronto, son interrumpidos por otras personas, una familia que proviene de “la realidad” y que demanda un autor para que escriba lo que están viviendo. Dejo por el momento la reflexión acerca del maravilloso juego y la relación ficción-realidad, y del teatro dentro del teatro, para hablar de las analogías que imagino. El grupo de actores son los artistas y el director es la responsable de la Secretaría de Cultura; juntos llevan a cabo las actividades del programa Cultura Comunitaria, del Centro Cultural Los Pinos y del proyecto del Complejo Cultural Bosque de Chapultepec, y en algunos casos extraordinarios, las intervenciones artísticas en las conmemoraciones y ceremonias de la Presidencia de la República. “Los personajes en busca de autor” son el conjunto de artistas y profesionales de la cultura que no están incluidos en los proyectos y programas culturales señalados; que no quieren estarlo o que tienen otros propósitos. Ellos buscan un autor para que cuente su realidad.

Siguiendo con la analogía, el drama que quieren relatar es la forma en que han vivido su profesión. A saber, desde la definición de su vocación y su ardua formación artística que les exige una entrega total. Luego la práctica profesional que han tenido por años, contribuyendo a la difusión de la cultura y la educación. En espacios culturales, agrupaciones artísticas, colaborando con instituciones públicas o con esfuerzos independientes. Para esto, también el Estado (el director de escena) ha invertido recursos en apoyos de producción, en becas, en estímulos a la creación.

La realidad de los personajes en busca de autor (de esta obra titulada: “Política cultural y difusión de la cultura”) es una situación de precariedad que no les garantiza seguridad social (servicios de salud, vivienda, fondos de retiro). Estos personajes de la comunidad artística deben renta, se enferman y no cuentan con recursos para ir al médico o llegan a pasar hambre. Tienen una vida atormentada, al igual que Pirandello. Sin embargo, los culpan de ser “privilegiados”, sin considerar la situación precaria en que viven, porque la mayor parte de los apoyos que se dan son para la producción y distribución de bienes y servicios culturales.

Se enfrentan a su creador, que los niega. El sistema de apoyos a la cultura fue construido a la par entre artistas y funcionarios de las instituciones culturales.

El director (Secretaría de Cultura) y otros actores culturales, por prejuicios, denuestan su profesión, al no entender que se trata de un sistema de apoyos con necesidades de evaluación y ajustes. Un sistema cuya capacidad de atender un universo cada vez más amplio, es cada vez más limitado.

Al igual que en la obra de Pirandello, en el sector cultural veo una disociación de eventos (o realidades) que en verdad no es tal. Un grupo de artistas y profesionales de la cultura que participan en un programa cultural u otro, de un gremio artístico u otro, que no se comprenden y que incluso se agreden en una confrontación alentada inclusive por el director de escena.

También es cierto que algunos de los artistas mencionan un discurso del arte por el arte disociado del compromiso social, que es la puesta en escena prioritaria del actual gobierno (la obra por escribir y montar). Esto provoca que exista un grupo de “personajes”, al igual que en la obra de Pirandello, con cierta orfandad y dramatismo, insatisfechos de la respuesta hacia la cultura del actual gobierno. Esta sensación se refuerza por una paradoja existencial, una vida que parece contradictoria: la de una vocación de entrega al arte por entero que hoy parece no tener el menor sentido; que pierde valor frente a otras exigencias y visiones. Pero lo más lamentable es que inclusive se les quiera culpabilizar de responsabilidades que no tienen.

También es cierto que los personajes (artistas por una profesión digna) buscan no solo un director, un ejecutante de acciones, sino que exigen (como los de Pirandello) una autoría creativa que dé mayor sentido a su existencia. En el caso del sector cultural, pensaría que es la redacción y puesta en escena de una política cultural con sentido, que integre a todos los componentes del sector y de la sociedad. Que aliente el desarrollo y que en verdad apoye el bienestar. Pero se ve que en nuestra actual situación la directora de Cultura no tiene la intención de crear una obra de tal magnitud. No hay Programa de Cultura a pesar de todas las sesiones de “escucha”, las consultas, mesas de diálogo, aportaciones de grupos y un largo etcétera. Hay una mención parcial a la cultura en el Plan Nacional de Desarrollo.

Eso nos hace pensar que existe una imposibilidad de comunicación entre los actores culturales. No lo creo. Solo estamos ante una obra inacabada. No nos demos por vencidos. Queda entonces a los personajes seguir buscando a su “autor”. La forma de incidir en el gran montaje en el que queremos participar: el Proyecto de Nación, con un plan de cultura transformadora.

Abandono la analogía y deseo ver puesta en escena Seis personajes en busca de autor, con toda su originalidad y complejidad, de Luigi Pirandello. Así como un mejor diálogo de la Secretaría de Cultura con los diferentes actores (artistas, promotores y profesionales) para contribuir a lograr el bienestar del país.

hecgaray1@gmail.com

23 de enero de 2020.

 

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