Tierra de malabares – Juan Raúl Barreiro Isabel/ México, 2020.

Para Alain, de 26 años, la vida es mejor en la calle, haciendo malabarismos en algún crucero de la Ciudad de México y su periferia o, incluso, en otras ciudades, porque profesa una verdadera vocación para el circo callejero.

Arlequín Mushu, como se autonombra artísticamente, prefirió dedicarse a esto que seguir estudiando la carrera de Ingeniería Civil en la FES Aragón, porque le permite viajar, conocer gente y ayudar a otros. Pronto irá a Guadalajara, a promover un torneo que él mismo organiza, que se llama Tierra de malabares.

Su hermano mayor le enseñó los primeros trucos cuando estaba en la secundaria, pero sólo lo veía como un juego más. Ya con su vocación definida, renunció a la escuela y desde entonces asiste a cursos y talleres del Cirko De Mente, una empresa que además de ofrecer espectáculos se dedica a la enseñanza de las artes circenses contemporáneas.

A pesar de que tiene días malos, nunca le falta para su comida del día y su transporte. Incluso, a veces, puede llevar algo para su casa, donde vive con su mamá y hermanos, por los rumbos de Santa María Chiconautla, al noroeste de Ecatepec. Junto con su banda, o sea, sus compañeros de oficio, organiza concursos y eventos para apoyar a otras personas en situación de calle o que son especiales, como los niños con síndrome de Down, porque “el arte ayuda mucho a la gente”.

02 de septiembre, San Cristóbal Ecatepec, Estado de México.

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