Traigan sus cuentas y el policía

 

 

En la mesa de la actualización al año 2022 de la Cuenta Satélite de la Cultura casi siempre son los mismos comensales. Se ponen a pedir lo que ofrece la carta del afamado restaurante al que asisten, el Paso libre. En el disfrute de los resultados de la cita, al terminar la comilona la mayoría se da más que satisfecha, seguros de volver cada semana al celebrado lugar, como lo hacen desde el 24 de noviembre de 2023.

Los menos ponen reparos a las extrañas sensaciones gustosas de uno de los platillos compartidos en la ocasión. En efecto, es el representado por esta gráfica, la 11 del serial de 23, cuyo nombre es producto de un grupo de Masters Chefs que tiene el INEGI.

Al seguir cuidadosamente la receta y la metodología, entregan un potente plato que permite a los cinco sentidos disfrutar un recorrido de sabores agridulces y saberes variopintos acumulados a lo largo de 15 años. Se dice fácil, pero lograrlo es sumamente meritorio y los efectos dependen de las capacidades digestivas.

En mi caso y como tragón en esto de la estadística cultural, experimento una vez más indigestión. Lo vuelvo a repetir (sin pena): la producción total del sector cultural en millones de pesos corrientes y las unidades porcentuales que van como culebra cruzazuleada, precisan 15 años de crecimientos pírricos y de caídas a cuenta de los chafas cocineros neoliberales, cuatroteistas y pandémicos.

Una interpretación que receta el uso combinado de varias sales de uvas, pantoprazoles, clonazepanes y de un policía que sea de confianza al leer la cuenta, se da en uno solo de los ingredientes. Resten la diferencia en los miles de millones de 2008 a los de 2022, quedando 596 782; luego dividan esa cantidad en 15 años: les salen 39 785. Eso es un monto aproximado de abono anual a la producción total del sector cultural.

Por supuesto que hay más estimaciones, elucubraciones, eructos, mareos, náuseas y hasta momentáneas sensaciones de placer en este platillo que es la gráfica 11. Cierto, otros no tienen el estómago tan exigente como el mío. Ni modo. Así que traigan sus cuentas y el policía, no hay para pagar oportunidades perdidas del sector cultural.

 

 

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