Visita a Coatepec, donde las fiestas del grano son un orgullo de Veracruz. (Fotos y video: Eduardo Cruz Vázquez)

Un dron en Coatepec

COATEPEC. Antes de que se venga la neblina, manda a volar al pajarraco dron. El contrasentido tiene su chiste: mirar en la pantalla lo que tienes detrás de ella. Sorprender a los lugareños y turisnautas con los trazos de la minúscula nave, portadora de ese zumbido que recuerda al motorcito de tu avión de madera de balsa que tantas veces se estrelló en la calle empedrada. Se trata de lograr transmitir y de registrar una suerte de animación como si fueran diapositivas en triple carrusel. Sí, claro, con su ruidito ese del paso de una a otra transparencia en tan lindos proyectores en el salón de la universidad.

Agárrate. Sobrevuelo de la plaza principal. Ahí está la portentosa parroquia de San Jerónimo. Checa eso que parece un lomo… de león. Sí, un león recostado. ¿Lo habrán traído de los estudios de Disney? Mira allá en la pared. El cartelito. Vuélale. Ya viene la fiesta de la cosecha, la alabanza a la Señora del Café. El bendito grano. El generoso grano: búscate una cafetería (¡pero si son tantas!). La Onza es de las más célebres. Dale el giro, atisba con cuidado el dispensador de granos ¡Olores son amores! Siete variedades para elegir sin ser barista.

No deja de llamar la atención, por no decir que resulta un habitante insólito en los jardines parroquiales la presencia del león. Más allá de las razones de su templada postura, del mito que le envuelve -que San Jerónimo se hacía acompañar de un felino- la mascota es profundamente querida.

Jala para allá, rápido. Sube y baja la nave que un día será del olvido, da la vuelta por el otro costado del parque, mira ahí donde unas mesas invadieron la calle (debe salirles carito el uso de ese espacio público). El letrero: Finca Andrade Restaurante. Mmm ¿Y ese cuadro chiquitito? Métele el zoom. Qué bonita pintura, me recuerda a ciertos personajes de la plástica surrealista. Dice la firma… Ricardo Pozas. No tiene fecha. Salte, sal ¡levántate y búscale! ¡Se nubla rápidamente! ¡Viene la neblina tipo londinense!

Si bien la disputa por la clientela es intensa, los productores y distribuidores de café son en su mayoría pequeños comerciantes. Una delicia sus locales y la generosa atención de sus dueños y empleados.

En el afamado restaurante Finca Andrade, hay numerosas obras plásticas. Sin embargo, al momento de la visita el gerente nos dijo ignorar quiénes eran los autores y sus trayectorias. Aquí este bello cuadro de Ricardo Pozas.

¡Aguas con las palomas! ¡Mira nada más! Condenados escuincles, dale y dale de comer a las palomas que tienen cagada la plaza y sobre todo al pobre cura de la Independencia. No lo tomes desde arriba, mejor un look picando cielo ¡Rápido o esos niños nos resortean el dron! ¡Chíngaleee! ¡Aguas con los árboles coatepequenses! ¡Ah jijos, el quiosco! ¡Párale! ¡Los músicos! ¡Chido acordeón, tan bello! Arremuévete hacia la derecha, conductor xalapeño. Toma abierta de la fachada del ayuntamiento (que en sus adentros resguarda un memorial del “Ilustre Patricio” Benito Juárez). Détente; hacia acá, necio, soreque. Eso… Un obelisco. Te leo: “A María Enriqueta Camarillo y Roa de Pereyra, hija predilecta de Coatepec .Insigne poetisa y novelista genial. 1934”. ¡Claro! La del romanticismo con versos pegajosos, esposa del notable periodista Carlos Pereyra en el porfiriato: Yo, con pasión te amo/ porque fuiste en el cielo/ de mis soñares vagos/ solamente dos alas/ y un perfume de nardo. ¡Arráncame la vida, cuñao!

El cura Miguel Hidalgo y Costilla, una vez más víctima de las palomas y sus excrementos que tanto daño causan al patrimonio inmueble. Una imagen común en diferentes parques, monumentos y estatuas del país.

Un toque norteño en la tierra del son.

La escritora María Enriqueta Camarillo fue toda una personalidad del romanticismo en la literatura mexicana. Dejó una obra abundante y conmovedora.

¡Zúmbaleee piloto! ¿Habrá algún día parques sin puestos ambulantes, sin boleros, sin palomas? Tómale el ángulo al carrito de los elotes y los esquites, con sus variedades de chiles para que el maíz sepa a eso, a chile y no a maíz. El tendero de allá: venta de plátanos fritos, churros, botanas de todos los colores y de dulces de diversos sabores. Ese otro con la nieves, el que es bueno para los juguetes de plástico (con sus pistolas lanza burbujas de jabón), el de las pulseras y aretes de granos de café. Luego ahí, las mesitas en el quiosco para tomar el café de don Justo (que sí paga impuestos). Cuidado con los cables, piloto dronador. ¿Y esa cosa? ¡Ay güey! ¡Háblenle al presi Felipillo Calderón! ¡No manches Frida! ¿Quieres saber que pasó aquí? A ver, márcale *2010… Coatepec, pueblo mágico, en sus calles y por sus casas… No jales que descobijas, cuélgale. Pero si las fiestas del bicentenario fueron hace casi una década. Ya ves, son muchos los despojos que quedan del neoliberalismo prianista que no acaba de enterrar la Cuarta Transformación… ¡Frausto, que termine la limpia por favor! ¡Dónde te escondes Diego Prieto!

Sin chile no hay elote ni esquite que valga la pena. Los vendedores de estas delicias en la plaza central de Coatepec las bañan tan generosamente que parecen figuras de barro rojo.

No solo en Coatepec sino en diversos puntos históricos de la Independencia y de la Revolución permanecen, en notable deterioro, estos señalamientos ideados para enterar al público sobre los episodios de las gestas. La pregunta es ¿qué sentido tiene conservarles en estas condiciones y apelando a un gobierno que dejó de serlo?

Sal de aquí y toma la calle principal, no tienes problema en ir volando en sentido contrario, no hay controladores droneros. Y es que Coatepec con mucho con aroma y sabor de café, tanto como a pan dulce, a galletas, a empanadas ¡Mmmm! ¡Ahí mero merooo petaterooo! ¡Ora sí te llegó la prueba reina, piloto dronador! ¡Chúpale pichón! A ver si como roncas, duermes, dronero del alma. Si te sale este vuelo a las entrañas de El resobado, hasta Evo Morales se pone de regreso a Bolivia contigo al timón de un jet supersónico de la 4T. (Una vez que termines de filmar, chafirete droner, retiemble tu regreso a la madriguera digital al sonoro rugir del león coatepequense. Allá en el vecino Xico, de cara al Cofre de Perote, en una cabaña en campestre motel La chicharra, te espera el amor de tus amores: Tú eres ese árbol majestuoso y fuerte/ ¡Deja que en ti me apoye hasta la muerte!).

También los panes son amores, no solo el café (y la inseguridad que les acompaña). Orgullo de los coatepequenses, El resobado elabora una gran variedad (y cantidad) de pan dulce y salado en los hornos de leña.

 

​En El resobado, una probadita de la gran tradición panera de Coatepec.

asesoresencultura@yahoo.com.mx

18 de noviembre de 2019.

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