Don Chano, como tantos artistas, vive de su trabajo cotidiano. Desde 2005 pinta, ya sea por encargo o producto de su inspiración, en un predio cuyo edificio se derrumbó en el sismo ocurrido en 2003 en el centro de la capital de Colima. “Ese mural —dice— me consagró”, refiriéndose al del Quijote que se ve al fondo. (Fotos: MFR).

Al ir circulando por una avenida de la Ciudad de México (CDMX), atrajo mi atención una lona en una escuela particular de danza en la que se leía: Sé un bailarín profesional, dedícate a la danza. Esto trajo a mi mente las decenas de artistas y talleristas que denunciaron desde noviembre de 2019 no haber recibido el pago de las actividades que realizaron para las secretarías de Cultura federal y de la CDMX, de lo cual di cuenta en otro artículo de El vuelo del ticús.

Antecedentes

Esta situación precaria del gremio no es de ahora ni se limita a nuestro país; para contextualizar, es pertinente recordar que en la Conferencia General de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco, 1980) llevada a cabo en Belgrado en 1980, entre las muchas consideraciones y recomendaciones que se hicieron resalto las siguientes:

La asamblea reconoció que “las artes, en su acepción más amplia y completa, son y deberían ser parte integrante de la vida”; asimismo, “el arte tiene un papel importante que desempeñar en la educación”, siendo necesario que los gobiernos garanticen, además de la libertad de expresión, las condiciones para “la manifestación de este talento creador”. De igual manera, reconocieron el derecho de todo artista a gozar de seguridad y un salario digno.

En sus recomendaciones destaca el impulsar “el empleo de los artistas en su disciplina, destinando una parte de los gastos públicos a trabajos artísticos” con la finalidad de incrementar la oferta de empleos remunerados. Así como “fomentar el desarrollo de las infraestructuras necesarias (museos, salas de concierto, teatros, o cualquier otro recinto), que puedan favorecer la difusión de las artes y las relaciones de los artistas con el público”.

Cuatro décadas después de esa asamblea, la condición de los artistas no ha mejorado, por ello, la misma organización ha realizado un estudio basado en una encuesta mundial que lleva por título Cultura y condiciones laborales de los artistas, el cual propone que sean implementadas las recomendaciones de la asamblea de 1980. El documento señala que “los artistas trabajan principalmente sobre una base contractual, independiente e intermitente y sus ingresos siguen disminuyendo, fluctuando y siendo inciertos”. Esto genera una significativa reducción de sus contribuciones fiscales, “lo que da lugar a un menor acceso a la seguridad social, las pensiones y otras prestaciones sociales”. También advierte que el mayor subsidio no proviene de los gobiernos o patrocinadores privados, “sino de los propios artistas en forma de trabajo no remunerado o mal pagado”.

Lamentablemente, las recomendaciones de la Unesco no han sido llevadas a cabo en nuestro país por los gobiernos, principalmente el federal; contrario a ello, cada vez son peores las condiciones de trabajo para los creadores. En 2019, a los despidos que hubo en el sector y los grandes recortes presupuestales, se sumó la falta de pagos ya mencionada.

Una de las acciones que tomaron los artistas afectados por la falta de pagos fue el bloqueo de madrugada de la entrada principal del Palacio Nacional para evitar que los periodistas ingresaran a la mañanera. (Foto: Tomás Martínez. Cortesía de #NoVivimosDelAplauso).

#NoVivimosDelAplauso

El 4 de diciembre pasado, por medio de Twitter, Mariana Solís (@sollomarso) publicó con el hashtag #NoVivimosDelAplauso un oficio dirigido a las autoridades culturales de la CDMX en el que estima que son 300 artistas escénicos los afectados por adeudos tras trabajar en cuatro festivales de la ciudad: Tierra Beat; México, Ciudad que Baila; Festival Internacional de Artes Escénicas, y Megadesfile de Día de Muertos. Los dos primeros se llevaron a cabo en abril de 2019.

Los afectados se organizaron por las redes sociales para llevar a cabo varias acciones: recabar una lista de eventos no pagados, ya que al parecer las dependencias no tenían un registro; bloquear el ingreso al Palacio Nacional antes de la mañanera y al edificio de la Secretaría de Cultura (SC) ubicado en Reforma.

Solo así lograron ser atendidos por los titulares de Cultura; las liquidaciones se han dado a cuentagotas, echándose la bolita entre las secretarías y los terceros contratados para cubrir los pagos: Viajes Premier y Zu Media. Obviamente, los deudores sabían de sus incumplimientos y que en cualquier momento explotaría la bomba; de no ser así, su organización está peor de lo que pensamos.

Se sumaron a estas protestas creadores que trabajaron en otros programas de gobierno a nivel federal como los Jolgorios de Cultura Comunitaria y la Muestra Nacional de Teatro. Como resultado, los artistas en vez de dedicarse a crear, están agotando sus energías en defender sus espacios, sus sueldos y sus derechos.

Las sesiones de trabajo del colectivo #NoVivimosDelAplauso están muy bien organizadas y sus integrantes se han apoyado con abogados y especialistas en distintas áreas, a fin de sustentar sus peticiones a las entidades competentes.

#NoVivimosDelAplauso se convirtió en un movimiento social que ha propiciado varios foros de análisis sobre la problemática que viven los artistas, tanto entre los creadores, como con las autoridades correspondientes. Lo óptimo será que esta iniciativa se replique en todo el país, a fin de trabajar junto con los gobiernos con el objetivo de encontrar una solución a sus exigencias de mejores condiciones de trabajo.

En términos generales, ante la Secretaría de Cultura de la CDMX el colectivo ha logrado para 2020 contar con un contrato con fecha de pago, previo a sus presentaciones o talleres, y que sus liquidaciones se hagan directamente al artista y no por medio de terceros.

Sobre los pagos de la SC, el 16 de enero de 2020, Ivonne Ojeda señaló en un artículo publicado en SinEmbargo que había “más de 4,000 artistas, gestores culturales y talleristas afectados y que proceden de al menos 20 estados del país”, y que aún quedaban mil pagos por hacer. El 26 de enero, Vicente Gutiérrez aseguró en El Economista que, según la dependencia federal, a pesar de la promesa de su titular Alejandra Frausto de cubrir los adeudos el día 20 de ese mes, “se han hecho 2,000 de 4,000 pagos, por lo que 2,000 artistas que trabajaron para la institución en sus programas estelares del 2019 siguen sin cobrar”.  Al cierre de este texto, aún quedan facturas de 2019 pendientes de pagar en todo el país. ¡Increíble!

#NoVivimosDelAplauso no están solos, su causa es nuestra causa. Logremos que sí se pueda vivir del arte.

Sin diagnóstico

Mientras los gobiernos de todos los niveles no detecten los síntomas y por ende la enfermedad, cualquier intento de transformación será, si bien nos va, únicamente un paliativo. Lo más preocupante es la falta de planeación de la SC, que sigue anunciando la restructuración de la restructuración, o mejor dicho, el apuntalamiento de lo que se está derrumbando. ¿Cuánto tiempo más le darán a la secretaria en el cargo, pese a que ya demostró que no tiene idea de cómo manejar la dependencia? Llevan 15 meses prácticamente perdidos.

El punto medular es que, increíblemente a estas alturas del siglo XXI, las autoridades no acaban de entender lo importante que es el arte y la cultura para nuestra sociedad. Mientras por décadas se han dado las mismas batallas al interior, al exterior estamos perdiendo la peor de las guerras: se siguen dejando grandes espacios en las comunidades a la delincuencia y el narcotráfico que incrementan la inseguridad y la violencia. La transformación del tan cantado “tejido social a través de la cultura” sigue estando nada más en el discurso.

Carlos Lara, en su libro El salario emocional de la cultura, señala que a tres décadas de que se redefinió el papel de la cultura ante la economía y el desarrollo, los agentes culturales “no hemos sido capaces de hacer valer estos indicadores de gestión”. Las gestiones se realizan desde “el precariato, desde nuestra posición como asalariados emocionales”. Es tiempo de emprender acciones distintas para obtener mejores resultados. Nuestro país se está cayendo a pedazos, es tiempo de reaccionar.

Entre los muchos temas que el colectivo tiene que pelear está la modificación de las leyes sobre espacios culturales, empezando por que no sean catalogados como bares. Aquí el sello que conservan de la clausura del Foro Cultural Clavería 22, en la CDMX.

Austeridad mal entendida

No gastar no significa optimizar. Todos los recortes que el gobierno federal ha realizado a sus dependencias, así como los despidos en las mismas, han generado un estancamiento en la economía del país y con ello cero crecimiento. Urge el replanteamiento de las políticas públicas y el uso de los recursos en la SC. Un dato: el subsidio piso que se otorgaba cada año a los estados, el cual les permitía desarrollar sus programas de gobierno e infraestructura, llegó a ser de 34 millones de pesos anuales, reduciéndose a 7 millones en 2017, e incrementándose levemente en 2018 a 10 millones. “Dejar el subsidio piso fuera del PEF 2019 puede ser un balazo no en un pie sino en la nuca al cacareado proyecto de transformación cultural que proponen AMLO y nuestra bienvenida secretaria de Cultura federal, Alejandra Frausto”, sentenciaba Jaime Chabaud. ¿Lo ha sido?

Hasta el próximo vuelo del ticús.

mfruvalcaba@gmail.com

24 de febrero de 2020.

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