Al tiro 13 de febrero de 2020

Después de la fiesta ¿la cruda? Al entusiasmo por una semana pletórica de promoción y de compra-venta de obras de arte en sus muy diversos niveles, corrientes y países de origen, le ha seguido un silencio sepulcral. Si bien mucha de la información que generan las ferias que tuvieron lugar la semana pasada en la Ciudad de México -Salón ACME, Feria de Arte Material, Zona Maco, No mame, Feria Maroma, BADA México- no se puede o no quieren que sea pública (como es el caso de las derramas económicas), los organizadores podrían al menos reunirse tanto para celebrar un frente común como para dar una mirada en conjunto de algunas variables. Nos referimos a ciertos indicadores básicos, como el número de asistentes (con especificaciones de género, edad, profesión, ciudad y nación de origen), ocupación hotelera, consumo en restaurantes y la inversión que implica a los visitantes extranjeros su estancia, entre otros aspectos. Se podría mencionar, sin miedo al Servicio de Administración Tributaria (SAT), el número de piezas comercializadas e incluso proporcionar una estimación de la recaudación en la cadena de valor. Estos y otros datos resultan claves para mirar por las condiciones de permanencia y de desarrollo de una industria creativa nodal en la economía cultural de nuestro país y del mundo. A ver si en 2021 se animan.

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