Anotaciones desde La Laguna;
pandemia diaria y vida cultural

Bastión a la vez de emblema de Torreón y de la comarca lagunera. El Teatro Nazas, dirigido desde 2004 por More Barrett, se integró a la Asociación de Teatros Independientes (ANTI), en busca de acciones conjuntas para superar la crisis ocasionada por la emergencia sanitaria del coronavirus. (Fotografía, cortesía de More Barrett).

TORREÓN. Entre el 16 y el 22 de marzo, cerraron los centros culturales, los teatros y los museos, se suspendieron las clases en todos los niveles educativos. En esos momentos lo único que quería era que terminaran la juntas del teatro que bien dirijo, el Teatro Nazas, de la universidad y de las escuelas en las que imparto clase, por la ansiedad que me provocaban las noticias sobre la pandemia y porque no podía hacer que mágicamente mis hijos, que estudian y trabajan en la Ciudad de México, vinieran a encerrarse conmigo.

De un momento a otro todo tomó su lugar, mi hija María y yo estábamos juntas en Torreón y mi hijo trabajando desde casa en la CDMX. Hubo un impasse de aproximadamente dos semanas. En ese lapso intentamos organizar espacios en casa, un lugar para trabajar tipo oficina y un set/estudio (en otra recámara de la casa) para el trabajo de mi hija. Poco a poco nos fueron comunicando cómo tedríamos que tomar e impartir clases; cancelar o posponer los eventos en el Teatro Nazas.

El primer shock fue enfrentarnos a las clases virtuales. Yo imparto el taller de teatro en la Universidad Autónoma de Coahuila Unidad Torreón y mi hija María, estudia en la Escuela Nacional de Arte Teatral. Cómo impartir el taller, cómo evaluarían sus clases. Para mi sorpresa de 12 alumnos que tengo, diez nunca fallaron a clase y los otros dos tuvieron problemas con su conexión a internet pero, ocasionalmente se rentaron una hora en la tiendita de la esquina para tomar la clase.

En el caso de María, las y los maestros impartían clases por zoom y verificaban con videos que ella y sus compañeros enviaban, con los consecuentes problemas de la diferencia entre el lenguaje escénico y el lenguaje de la pantalla. Así terminamos el semestre con un festival virtual de cierre de talleres en la universidad y María enviando sus videos de ejercicios escénicos, peleándonos la señal de internet, pues hubo días que las clases de ella y las mías se empalmaban en horarios; además de lidiar con las tareas diarias de la casa y con las personas que pensaron que por trabajar en línea no hay horarios ni días de descanso.

Una habitación que se convirtió en set a la vez que estudio para transmisiones, cuenta More Barrett. El confinamiento convirtió millones de hogares en oficinas, forzando adaptaciones e innovando el uso del espacio doméstico. (Fotografía, cortesía de More Barrett).

De rutinas e inventivas

En la Escuela de Danza Contemporánea de Torreón, para mí fue mucho más sencillo, pues se decidió que todas las clases como la mía (teóricas) fueran en línea  y las prácticas de danza a través de video.

En el Teatro Nazas se cancelaron siete de los conciertos de la Camerata de Coahuila, que es la orquesta huésped del recinto, a la vez que realizaron algunos conciertos de manera virtual desde sus casas. Por otro lado, los eventos programados para finales de marzo y mediados de abril se reprogramaron primero para junio y posteriormente hasta noviembre; todos los eventos de mayo a julio se cancelaron y no tenemos aún fecha probable de reapertura.

Al respecto creo que las medidas anunciadas por el gobierno parecen contradictorias y generan desconfianza, entre la ciudadanía, por ejemplo: ¿Por qué la gente puede viajar en un avión o autobús sin guardar distancia por más de dos horas y no puede asistir al teatro o al cine?

Hasta este punto todo parece una historia bien personal. Sin embargo, a lo largo de estas semanas de encierro, ya cinco meses, he compartido con varios compañeros y compañeras de distintas áreas de la cultura tanto en el país como fuera de él. Entre estas actividades que puedo relatar, se encuentra que el Teatro Nazas se unió a la Asociación Nacional de Teatros Independientes (ANTI) y participamos en un festival virtual de teatro y danza contemporánea, con la finalidad de generar un ingresos para los espacios independientes y para los actores que participaron en las funciones.

La numeralia de este esfuerzo es: 37 teatros de todo el país participando, 20 funciones en vivo con 1,039 espectadores, 19 funciones grabadas con 491 asistentes, tres mesas redondas con 259 espectadores y 8,032 reproducciones. Asímismo, seis conversatorios con 212 asitentes y 6,035 reproducciones, seis charlas con 264 asistentes y 5,175 reproducciones, cuatro talleres con 57 alumnos.

Actualmente en la ANTI trabajamos en las propuestas para la reapertura de los teatros en el país y buscamos apoyos del Gobierno Federal para los espacios escénicos independientes además de generar un diálogo entre pares.

“¿Por qué la gente puede viajar en un avión o autobús sin guardar distancia por más de dos horas y no puede asistir al teatro o al cine?”, se pregunta Barrett. (Fotografía: EPA vía independent.co)

¿Luz al final del túnel?

En estos últimos días, ya tenemos certezas con respecto a la vida académica. Sabemos que regresaremos en línea, la Universidad Autónoma de Coahuila contrató una plataforma robusta para que podamos impartir clases con menos sobresaltos y proporcionar mejor servicio a nuestros alumnos.

La Escuela de Danza Contemporánea seguirá impartiendo clases teóricas en línea y las prácticas presenciales, al tener grupos pequeños. Por María estoy enterada de que en la ENAT también iniciarán en línea.

En los estados de la república las y los artistas, gestores y administradores de cultura tenemos más de un empleo, es decir, desarrollamos nuestro trabajo creativo independiente y laboramos en alguna institución educativa, estatal o municipal.

Mis compañeros y compañeras de las diferentes disciplinas artísticas, no han transitado este tiempo con la misma suerte. Las y los músicos no tienen trabajo, pues además de que están cerrados los teatros y los bares, están prohibidas las fiestas. Algunos grupos de música popular tocan en los cruceros y piden cooperación a los automovilistas; otros ofrecen serenatas virtuales o en los fraccionamientos cerrados, así como algún grupo toca en las áreas verdes y las personas se reúnen a distancia, desde sus cocheras o balcones a escuchar. Otros más han empezado a impartir clases en línea, pero a quienes les sorprendió, como a mí, el avance de la tecnología, hemos tenido que actualizarnos.

Las y los escritores parece que lo han llevado muy bien a través de clubes y clases de lectura y literatura online y por supuesto escribiendo guiones para las obras de teatro que también se transmiten en línea y que empezaron siendo gratuitas, pero poco a poco se han monetizado Es de llamar la atención que las y los compañeros de teatro local comentan que han aprovechado el tiempo para aprender y crecer en su actividad como creadores, otros obtuvieron los apoyos de la Secretaria de Cultura federal Espacios en Resiliencia. Actualmente hay otras dos convocatorias estatales para apoyar a los creadores y gestores culturales que cierran a finales de agosto. La Secretaría de Cultura del estado ha presentado una agenda virtual de talleres, charlas y conciertos todo este tiempo.

En cuanto a las y los artistas que trabajan para los centros culturales y escuelas municipales, me comentan, y lo sé también por experiencia propia, que hemos dejado de recibir sueldo desde marzo; otros desde enero. Así que algunos están sin trabajo y sin sueldo.

En conclusión lo que puedo decir es que hay dos realidades: la realidad virtual que nos abrió nuevas perspectivas de intercambio y aprendizaje sobre la actividad creativa y de gestión a nivel global, pero nos apartó de nuestra comunidad como sociedad y como artistas. La otra realidad es la cotidiana, la que muchos están viviendo desde la precariedad, sin trabajo y sin ingresos, con poco o nada de ayuda de las instituciones culturales.

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